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REPORTAJE| Las ladrilleras, fuente de trabajo y contaminación

DIANA JANETH GONZÁLEZ ROLDÁN

TESTIMONIOS | ?SI NO SE NOS VA HACIENDO LADRILLOS, SE NOS VA EN OTRA COSA?.

EL SIGLO DE TORREÓN

Luego de muchos años de promesas,la reubicación de los obradores no se ha concretado.

MATAMOROS, COAH.- Entre humaredas y esperanza edifican su porvenir. A momentos éste parece derrumbarse pero aún así su vida transcurre haciendo adobones... ?y si no se nos va haciendo ladrillos, de todos modos se va en otra cosa?, dice Víctor Ramírez López, quien por más de 43 años ha trabajado en su ladrillera de Matamoros.

Con talones agrietados y manos que parecen de barro, Víctor trabaja exactamente de la misma manera que cuando tenía 20 años, hoy que tiene 63, observa con claridad que aunque sigue haciendo las mismas cosas, el desarrollo de esta actividad ha cambiado: lo que antes era bonanza hoy representa un foco de contaminación en las zonas aledañas.

La reubicación de las ladrilleras es algo de lo que se ha hablado durante años por parte de las autoridades en Matamoros, sin embargo, dichos cambios nunca se han hecho a pesar de la contaminación generada en esta zona y que es sabida por los dueños de las ladrilleras.

?El ladrillero siempre ha estado ahí, es la mancha urbana la que ha crecido?, dice la directora del departamento municipal de Ecología, María del Refugio Valdez Benítez, versión afín con la de los integrantes de la Unión de Ladrilleros, quienes tienen sus cocedores en el ejido Santo Tomás, ubicado al pie de la carretera del Periférico de Matamoros.

La mayor parte de las personas que se dedican a la elaboración de ladrillos se concentran ahí. Don Víctor hace 500 ladrillos diarios pero hay en total 120 propietarios de este tipo de hornos (algunos no están registrados) y varios son dueños de dos o tres ladrilleras, en total son 200 cocedores y todos producen arriba de 100 mil piezas diarias.

Ahora son más trabajadores que antes, dice Ramírez López, quien asegura que anteriormente era una de las pocas fuentes de empleo que había en la zona porque a mitad del mes de noviembre y hasta marzo era lo único que había en cuanto a empleo porque la siembra empezaba en febrero.

?No había para comer y teníamos que emigrar a otros estados para trabajar, en ese entonces cuando mucho había 50 ladrilleras?, señala haciendo remembranza de 40 años atrás. Este hombre de menuda figura, asegura que nunca se ha enfermado a causa del trabajo que desempeña. ?Lo que pasa es que uno está impuesto pero yo digo que a lo mejor sí les hace daño a las nuevas generaciones?.

Con respecto a los problemas de salud en los humanos, el departamento de Ecología dio a conocer que el humo, las partículas en el aire y en la tierra que arrojan las ladrilleras causa irritación de las vías respiratorias, su acumulación en los pulmones es un factor determinante en enfermedades como la EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica) y silicosis que agravan el asma y las enfermedades cardiovasculares.

Otros daños en el organismo ocasionados por el monóxido de carbono son el dolor de cabeza y la somnolencia. Por otra parte el dióxido de azufre causa irritación en los ojos (una de las principales quejas de los habitantes de Santo Tomás) y el plomo también incide en enfermedades como la anemia y suele afectar los riñones. Otro padecimiento a largo plazo y que tiene que ver sobre todo con los hidrocarburos, es el cáncer. Las partículas de todos estos elementos están presentes en las ladrilleras.

Además, dicho departamento municipal asegura que una de las repercusiones de la manera en la que actualmente se realiza la combustión del ladrillo es que las partículas pesadas que son arrojadas caen cerca de las ladrilleras y en el suelo la erosión y las lluvias hacen que se trasminen al subsuelo y de ahí a los mantos freáticos, además de que las tierras se vuelven salinas para el cultivo. Todo esto -aseguran- también repercute en los mantos acuíferos.

A pesar de todo lo anterior, el trabajo en las ladrilleras es uno de los principales que se realizan en Matamoros y las autoridades concuerdan en que es la manera en la que se hacen y su ubicación lo que contamina la zona.

NADA ES IGUAL

Cuando a don Víctor se le cuestiona sobre en qué ha cambiado esta actividad a lo largo de los años, se pone las manos en la cintura, se sube un poco su pantalón color beich y luego se acomoda su gorra verde a la que adaptó un pedazo de mezclilla en la parte trasera (que la hace ver como la gorra de El Chavo del Ocho) para cubrirse del sol.

Después de unos segundos contesta: ?Ahora está más raquítico que antes, porque hay menos ganancias, la principal competencia somos nosotros mismos... es la sobreproducción, en Acuña vale cuatro pesos un ladrillo, aquí yo la doy a 70 centavos y no me alcanza para pagar a un trabajador, nada más para vivir muy modestamente, como quien dice pobremente, antes tuve una etapa buena, como todos pero ya pasó?.

Y sí, las cosas han cambiado, la mayoría de los ladrilleros vende a 600 pesos el millar. Víctor lo vende a 700 pesos, según dice, porque el precio de 600 es demasiado bajo y sólo lo venden en esa cantidad quienes tienen camiones para traer el combustible (sirre y la tierra).

Para Jesús Covarrubias Acosta, de 67 años de edad, quien también trabaja en las ladrilleras, la reubicación les perjudica no sólo a ellos sino a toda la cadena de producción, pues señala que de ser reubicados lejos es probable que no tengan el mismo número de compradores. Actualmente paga 300 pesos mensuales a las autoridades ejidales de Santo Tomás por la tierra que usa.

?No sólo nos perjudican a los dueños sino también al que hace, al que mete, al que coce y al que saca, además de al que va a construir?, dice el hombre cuyo sombrero apenas tapa sus profundos ojos verdes.

Otro obrero de las ladrilleras, Adrián Gallegos Meza, no confía mucho en las autoridades tras la Administración del ex alcalde Felipe Medina, antes tenía su ladrillera en la fracción Laguneta de Nochistongo.

Asegura que cerca de 50 personas resultaron afectadas con acciones que hizo el ex alcalde como derrumbar unos cocedores en dicho lugar porque deseaba que desalojaran el área para vender la zona, ofreciendo reubicarlos en San Felipe donde finalmente la falta de agua, vigilancia policiaca, remonte y caminos vecinales, hicieron que este lugar no funcionara y eventualmente fuera abandonado por los ladrilleros. Muchos propietarios se volvieron peones, entre ellos Adrián.

?Nos dijo que nos iba a hacer obradores (cocedores) y al último nomás hizo cuatro que usábamos como 20 propietarios, ahora quedan tres dueños en San Felipe?, explica Adrián, quien utiliza como medio de transporte la bicicleta, motivo por el que tampoco está conforme con la reubicación. Asegura que son diez kilómetros de recorrido para llegar hasta el terreno donde tentativamente serán reinstalados y otros diez de regreso. ?Si me voy en camión de todos modos caminaría dos kilómetros y medio?.

AGUA Y RECURSOS

El lugar que el Municipio tiene contemplado para la reubicación, cerca de Congregación Hidalgo cuenta con tierra blanca, arenosa y negra -como se necesita para la fabricación del ladrillo- pero una de las mayores preocupaciones de los trabajadores es el agua.

Actualmente usan agua de la que se trasmina del riego (aguas negras) y se colecta en pozos, por lo que no usan agua potable. Aunque el Ayuntamiento asegura que tienen resuelta la sufragación de este recurso en el lugar donde se planea su reubicación, ninguna autoridad hasta el momento ha explicado la manera en la que se hará.

?Allá es tierra seca y vamos a consumir un litro de agua que quién sabe de dónde lo irán a agarrar porque si en las colonias no hay; no están viendo eso, prometen que será agua entubada y tubos... pos sí hay muchos tubos, pero agua no?, señala Víctor. El recurso es muy necesario en sus labores, consumen un litro de este líquido por ladrillo. En Matamoros se producen arriba de 100 mil piezas diarias.

Tampoco se ha definido si el abasto de agua será mediante la utilización de pozos cuyo líquido no sirve para el consumo humano debido al alto contenido de arsénico y otros minerales o mediante la instalación de tubería por parte del Sistema Municipal de Agua Potable y Alcantarillado (Simapa).

Con todo y eso las autoridades municipales aseguran que lo principal es que los obreros se pongan de acuerdo para firmar el convenio e iniciar el programa de reubicación, mismo que aún no tiene fecha de inicio pero que se asegura será un proyecto que costará más de tres millones de pesos. Proyecto del que los ladrilleros no están muy convencidos aún. De lo que sí lo están es que no dejarán de hacerlos.

?Mis hijas me dicen ?ande apá, quién sabe qué me da verlo hacer ladrillos?, y yo les digo que de hacer ladrillos ellas saben lo que saben?, dice Víctor, quien se hizo cargo de pagar la educación de sus siete hijos y es precisamente por el más pequeño que no puede dejar esta actividad con o sin daños a la salud o al medio ambiente. Cómo él, muchos trabajadores piensan entre las quemas en lo que les depara el futuro.

Alternativas

El alcalde Raúl Onofre Contreras mencionó que es poca el agua que se utiliza en las ladrilleras (según los obreros un litro por pieza) pero que buscarían la forma de darles el agua y todas las condiciones para que no haya pretextos, además de todo lo necesario para que sigan con su actividad y que tengan más demanda de la que tienen en Santo Tomás.

Aseguró que no afectaría al Municipio porque tiene agua destinada para uso industrial y que los pozos cegados los podrían reactivar para ofrecérselos a las industrias o a las maquiladoras además de los obradores.

?Tenemos que hacerlo (el convenio) por escrito, a qué se compromete el Municipio, el Estado y los obradores y que aquél que no cumpla pues oficialmente, penalmente, judicialmente o civilmente, será castigado, no queremos correr riesgos porque es una inversión millonaria, estamos hablando de mínimo tres millones de pesos?, acotó.

La propuesta

El terreno que consta de 35 hectáreas queda cerca de Congregación Hidalgo, a un costado del ejido Benavides y tiene un costo de más de un millón de pesos.

*Los dosificadores o quemadores ecológicos cuestan 31 mil 500 pesos, cantidad que será sufragada por el Estado, el Municipio y los obreros, quienes pagarán el 33 por ciento de ese total, es decir poco más de diez mil pesos.

*Los obradores tienen un costo de 37 mil 763 pesos cada uno.

*El proyecto fue presentado el 17 de mayo a un diputado de la UDC, asociación política a la que pertenece la Unión de Ladrilleros.

*El siete de junio se presentará el oficio del convenio con las especificaciones que se pretende que sean analizadas por los ladrilleros, documento que estará sujeto a cambios.

FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón

Datos curiosos.

La coordinación de Servicios Municipales a cargo de Vicente Montejano Casillas ?hoy subdirector de Ecología- presentó un proyecto en el año 2000 -muy parecido al actual- donde exponía la contaminación de las ladrilleras y la posible solución pero no tuvo resonancia para las autoridades de ese tiempo.

*A don Víctor le compraron los ladrillos para la construcción del IMSS de Matamoros, del IMSS de San Pedro y del IMSS de San Buenaventura y hubo unos años en los que ganaba tres veces el sueldo de un profesor.

*Cada ladrillo tarda 20 horas en promedio para estar listo tras meterlo en el cocedor, usan sirre (estiércol) como combustible porque a cierta temperatura se convierte en gas.

FUENTE: Investigación de El Siglo de Torreón

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