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REPORTAJE| Su infancia todavía los acompaña

YOLANDA RÍOS RODRÍGUEZ, René Arellano Gómez y Adriana Guadalupe Miranda

Recuerdan los alcaldes de Torreón, Gómez Palacio y Lerdo los momentos tristes y alegres de su niñez.

EL SIGLO DE TORREÓN

Si volviera a nacer, José Ángel haría más travesuras.

Torreón, Coah.- ?Andar en la travesura?? era lo que más le gustaba de niño. No había dieces en sus boletas de calificaciones y tampoco una ?estrellita? en su frente, pero eso no era lo más importante. Cuando José Ángel Pérez Hernández caminaba por la playa en busca de cangrejos y se divertía con las olas en su natal Tamaulipas, nunca pensó que al llegar a los 48 años de edad sería el alcalde de Torreón.

A José Ángel Pérez Hernández le resulta difícil hablar de sí mismo, pero cuando recuerda su niñez, la expresión del rostro le cambia por completo: su entrecejo se relaja y la arruga en forma de ?v? desaparece de su frente, mientras sonríe de una manera traviesa.

El alcalde de Torreón acaba de salir de un programa de radio y desayuna rápidamente un mollete con salsa picosa y un par de huevos en un restaurante cualquiera de la ciudad. Luego, mientras toma café, evoca el pasado y la ferretería de su tía ?Cocoy?, una hermana de su madre a quien quiso mucho.

Los años pasan, pero José Ángel Pérez tiene infinidad de recuerdos gratos de su niñez. Dice que no guarda imágenes de si alguna vez lloró, mas tiene muy presente que sus padres le dieron todo lo necesario para su educación, vacaciones, ropa, entre muchas otras cosas, ?yo nunca quise cargarles la mano y cuando me llevaban a comprar zapatos, cuidaba que no fueran de los caros. Igual sucedía con los pantalones y camisas??.

Los primeros años de su vida fueron una etapa muy ?padre?, según comenta José Ángel, pues siempre sentía unas ganas enormes de ayudar a los demás. En ese entonces era algo cohibido, sin embargo, su actitud cambió poco a poco.

José Ángel llegó a tener grandes amigos con quienes se reunía para hacer travesuras. Trataba de que nadie se diera cuenta, pero algunas veces no lo consiguió y eso le costó severos regaños de sus padres, sobre todo de don Alejandro, aunque la realidad fue que no les hacía mucho caso.

?Viajábamos mucho a Tamaulipas a ver a mis abuelos. Esas ocasiones las aprovechaba para pasear por la playa. Las travesuras eran la constante como picarles a los panales de abejas que se dan mucho allá en Matamoros, Tamaulipas, por el clima húmedo?.

El reto, dice, era provocar a las abejas y salir corriendo para que no los alcanzaran, ?pero varias veces perdimos la carrera?.

Otra de las travesuras del alcalde durante su infancia fue cuando en sus andanzas en la playa buscaba ?aguamalas?? que son como globos de agua que hay en el mar y que queman la piel. Ríe cuando recuerda que su madre Josefina, lo vestía a él y a su hermano del mismo color, como sucedió cuando se ganaron el apodo de ?Los Canarios? porque en una de las veces que estuvieron en Tamaulipas llegaron con un short y una playera amarilla.

José Angel dice que no fue un niño con miedos. Nunca le temió a la oscuridad ni a las alturas. Se subía a los techos y junto con sus amigos de aventuras, llegaba a los árboles más altos que conocía, su preferido era el que estaba en un edificio de departamentos de sus abuelos.

El ocio es una palabra que nunca conoció el alcalde cuando era niño. Le gustaba levantarse temprano: ?Sigo siendo hiperactivo, siempre busco qué hacer. A mi abuelo le ayudaba en las bodegas que tenía allá en Matamoros, y paseaba con el dinero que me pagaba?.

Como su personaje favorito fue ?El Llanero Solitario??, lo imitaba en sus aventuras, en sus actos de justicia y le impresionaba su valentía. A una hora de iniciada la entrevista José Angel ya no para de hablar, hasta se emociona. Platica y platica hasta carcajearse al recordar cuando pescaba jaibas, jugaba fútbol soccer, incluso menciona que en un tiempo, le dio por imitar cómicos y hacerle caras y gestos a familiares, el abuelo era quien se divertía bastante con las ocurrencias de su nieto.

José Ángel Pérez no recuerda haber celebrado alguna vez el Día del Niño. Dice que esta fecha antes no se publicitaba tanto como ahora, pero no niega que le encantaba las fiestas de sus cumpleaños porque podía pegarle a la piñata hasta romperla y comer pastel con sus amigos. Su nieve favorita es la Hygeia .

Parafrasea luego al escritor Jorge Luis Borges al expresar: ?si volviera a nacer me gustaría tener los mismos padres y los abrazaría, sí, y las mismas vacaciones. Caminaría por las mismas playas con mi pantalón largo, pero haría muchas, muchas más travesuras?.

Divertía a Rendón el box, el circo y cazar a las palomas

Gómez Palacio, Dgo.- Tras dejar por unos minutos su rol de abogado y alcalde de Gómez Palacio, Octaviano Rendón Arce se sumerge y hurga en la memoria para revivir brevemente su niñez a través de las funciones de box en el corral de su casa, la contemplación de la instalación de la carpa de un circo y la cacería de palomas en los techos de sus vecinos.

Ejercicio que originó ser envuelto por la añoranza de la convivencia del lugar donde vivió su infancia, en el barrio de las banquetas altas, exactamente en la vivienda marcada con el número 432 de la colonia Allende, donde creció en compañía de sus cuatro hermanas y tres hermanos más, quienes le dejaron sus juguetes, ante las carencias económicas de aquellos tiempos.

De una u otra forma, la Presidencia Municipal parecía estar en su camino, pues durante su infancia fue vecino del alcalde de Gómez Palacio, Ramón González Martínez, y su niñez la pasó en los terrenos donde hoy se localiza el edificio que alberga la Administración que dirige, ya que allí se localizaba un campo al que conocían como ?El Llanito?.

Según recuerda Rendón Arce, a los seis años, le entró a los golpes a través de las funciones de box que organizaba con los del barrio en el corral de su casa, donde instalaron cuatro postes y con cuerdas que adquirieron en el mercado crearon un cuadrilátero para practicaban este deporte y la lucha libre, además de invitar a los vecinos y cobrarles cinco centavos para entrar.

Detalla que él alguna ocasión se puso los guantes y se enfrentó Ramón González González, hijo mayor de ex alcalde Ramón González, de quien señaló era mucho mejor porque practicaba constantemente con su padre, amistad que conserva al día de hoy.

Sin conocer aún que se dedicaría a la abogacía y mucho menos pensar que fungiría como alcalde, Octaviano Rendón rondaba por los terrenos donde hoy se localiza el edificio de la Presidencia en compañía de vecinos del barrio, ya que allí se localizaba un campo deportivo donde se instalaba frecuentemente un circo y una carpa.

?Venían los circos y parte del atractivo era participar en ver cómo en medio día levantaban las grandes carpas, veíamos las fieras, a veces nos dejaban participar en alguna acción como traerles agua en botes y eso nos daba motivo a tener acceso en forma gratuita a las funciones correspondientes?, recordó Rendón Arce mientras su rostro esboza una sonrisa, pues aún y con esto solían entrar por debajo de las tiendas como toda una hazaña.

Por poco más de diez minutos, los recuerdos de aventuras y travesuras infantiles se apoderaron del alcalde, en particular la referente a la cacería de palomas en las azoteas de los vecinos, lugar a donde solía subir con sus amigos del barrio durante todas las tardes, situación que asegura causaba el enojo de los habitantes de dichas casas.

Sin embargo la competencia entre sus compañeros de juegos infantiles consistía en determinar quien atrapaba más aves, las cuales dejaban en libertad al final pues pensaban que no tendrían diversión al día siguiente, concluyó Octaviano Rendón antes de retomar la seriedad de su envestidura y continuar con las actividades de alcalde en un edificio que hoy ocupa el lugar donde antes transcurrió su infancia.

La azotea de su casa era el lugar preferido de Rosario

Cd. Lerdo, Dgo.- Detrás de un lujoso comedor, Rosario Castro Lozano, alcaldesa de Ciudad Jardín, recuerda que su infancia estuvo llena de carencias económicas pero también de alegrías, las cuales siempre estuvieron presentes a pesar de la repentina partida de su padre a los seis años de edad.

Pasear en su triciclo rojo, el cual su madre con mucho sacrificio le compró en una tienda de segunda, era una de las cosas que más disfrutaba de pequeña, además de trepar árboles y cantarle a todos sus amiguitos.

Para la pequeña Rosario, la azotea de su casa era el lugar preferido para jugar, ?pues desde ahí ves el mundo desde una perspectiva diferente?, comenta, mientras se lleva sus manos a su pelo para acomodarlo hacia atrás.

Las cicatrices que guardan sus piernas pero no su corazón, le hacen recordar los momentos que vivió a lado de su madre, a quien describe como una estrella fuerte de carácter, de quien nunca recibió una nalgada, puesto que jamás logró alcanzarla, ?siempre me escondía en la azotea o debajo de unas tablas y permanecía ahí hasta que se le pasara el enojo?, dice mientras en su rostro se dibuja una pequeña sonrisa y de su pecho sale un suspiro.

Sobre su paso por la escuela, comenta, que nunca aprendió nada, a pesar de su amor por la Historia y el dibujo. ?Siempre tuve una aversión a la aritmética... a pesar de ello nunca reprobé?, recuerda.

Fue en esta etapa de su vida, cuando descubrió su deseo por la oratoria y donde además perdió el miedo a hablar frente al público, ?mientras un grupo de niñas tejían... a mí me preparaban para declamar y para concursar... gracias a ello pude aprender parte de la oratoria y comunicarme con el público?.

La guerrillera, traviesa y poco femenina Rosario, jamás imaginó, ni de pequeña, ni de adolescente y mucho menos ya siendo una profesional, que ocuparía el cargo que ahora desempeña, el cual lo hace por segunda vez.

Su rostro cambia repentinamente al recordar que, luego de la muerte de su compañero y padre de su única hija, nació la inquietud de participar en la vida política.

Sin dejar que la tristeza opacara ese momento, Rosario tararea una canción, ?el patio de mi casa... esa me gusta, también naranja dulce...?, melodías que la hacen vivir nuevamente los mejores recuerdos de su infancia, las cuales asegura que se han olvidado con el paso de los años y con la tecnología.

Divirtiéndose al máximo, disfrutando de una buena película acompañada por unas palomitas o bien gozando un dulce o un chocolate, es como mantiene viva a la niña que lleva dentro, la cual asegura que siempre está presente aún y en las decisiones más difíciles. ?Que nos demos tiempo de poder recordar pero también recrear lo más bello de la niñez...?, es lo que sugiere la presidenta municipal para no dejar morir al pequeño que todos llevamos dentro.

?MALDADES?

?Viajábamos mucho a Tamaulipas a ver a mis abuelos. Esas ocasiones las aprovechaba para pasear por la playa. Las travesuras eran la constante como picarles a los panales de abejas que se dan mucho allá...?.

JOSÉ ÁNGEL PÉREZ,

ALCALDE DE TORREÓN

ATRACCIÓN

?Venían los circos y parte del atractivo era participar en ver cómo en medio día levantaban las grandes carpas, veíamos las fieras, a veces nos dejaban participar en alguna acción como traerles agua en botes y eso nos daba motivo a tener acceso en forma gratuita a las funciones correspondientes?.

OCTAVIANO RENDÓN ARCE,

ALCALDE DE GÓMEZ PALACIO

REFUGIO

?(Desde la azotea de la casa) ves el mundo desde una perspectiva diferente (...) siempre me escondía en la azotea o debajo de unas tablas y permanecía ahí hasta que se le pasara el enojo (a mí mamá)?.

ROSARIO CASTRO LOZANO,

PRESIDENTA MUNICIPAL DE LERDO

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