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ROMA, ITALIA.- Tras llegar, en su mayoría, en lanchas que atraviesan el canal de Sicilia, los menores ilegales en Italia representan un fenómeno relativamente nuevo y además, muchos de ellos caen en las redes del tráfico de drogas o la prostitución.
Dentro de este fenómeno incipiente, se estima que en los últimos cinco años han llegado unos 50 mil menores ilegales a Italia.
Expertos en el tema de la migración señalaron que en Italia, uno de los aspectos más interesantes del fenómeno es su veloz transformación.
Tras las primeras oleadas de inmigrantes de inicios de los años noventa, el problema se ha vuelto tan consistente, que ahora también incluye a los llamados ?menores extranjeros no acompañados?, consideraron.
Se trata de adolescentes, en algunos casos casi niños, que dejaron sus países en el norte de África o en el Este de Europa para escapar de la miseria y sin la compañía de sus padres.
Con los viajes, generalmente financiados por los ahorros de años de sus familias, muchos de ellos atraviesan el desierto, sufren abusos y se embarcan a Italia, desde Libia, en frágiles lanchas.
En ocasiones, se les interna en los centros de recepción especiales para ilegales (sobre todo en la isla de Lampedusa) de los que muchas veces escapan o son dejados en libertad sin mayor seguimiento de su situación.
Según una reciente investigación de la comisión bicameral parlamentaria para la Infancia en Italia, en el último lustro, fueron identificados en el país 50 mil menores no acompañados.
Los datos en realidad son parciales, porque se basan en informaciones que llegan al Comité para menores extranjeros y en la mayor parte se refieren a niños identificados a los cuales se les ha dado un permiso de estancia.
Los municipios reportan números notablemente mayores, mientras son las regiones de Lombardia, cuya capital es Milán, y Lazio, con Roma como capital, donde se concentra la mayor parte de estos menores (23 por ciento del total en la primera y 16 por ciento en la segunda).
El 80 por ciento de los menores identificados en 2005 era del sexo masculino; el 39 por ciento había llegado de Rumania, el 22 por ciento de Marruecos y el 15 por ciento de Albania.
De acuerdo con la comisión bicamaral, en el 81 por ciento de los casos se trata de adolescentes mayores de 15 años.
?Carne de cañón?
El problema, según los expertos, es que muchos de ellos se convierten en ?carne de cañón? de las mafias, que los explotan en el tráfico de drogas y también en la prostitución.
?Escapan en tren a las principales ciudades italianas, donde parecen tragados por un hoyo negro, como muchos de sus coetáneos que terminan en manos de compatriotas que viven desde hace tiempo en Roma, Turín, Milán, Brescia?, publicó recientemente el diario La Repubblica.
Dijo que a la isla de Lampedusa, en el canal de Sicilia, arribaron dos mil de estos menores, en los últimos tres años, 800 de los cuales sólo en lo que va de 2006.
?Pequeños fantasmas que giran por Italia y Europa sin una identidad, casi siempre víctimas de organizaciones criminales?, añadió.
De acuerdo con el Servicio de Pronta Intervención del municipio de Roma, el arribo de menores ilegales a la capital italiana está en constante aumento.
Portavoces de ese equipo indicaron que en su mayoría se trata de rumanos, albaneses, eslavos, marroquíes e iraquíes, aunque también hay argelinos, moldavos, polacos, etíopes, ucranianos, colombianos, peruanos y ecuatorianos.
Por su parte, la organización internacional Save the Children lanzó recientemente la alarma por las consecuencias de la Ley de migración Bossi-Fini, aprobada por el precedente Gobierno, que endurece las medidas contra la inmigración ilegal.
La Ley establece que el permiso de estancia puede ser convertido en permiso de trabajo o de estudio al cumplir los 18 años de edad solamente si los menores entraron en Italia antes de los 15 años y si han seguido un proyecto de integración de al menos dos años.
?Esta Ley no tutela a miles de menores que llegan a Italia después de los 15 años?, denunció Save the Children.
Pidió que, en cumplimiento de la Convención sobre los Derechos de la Infancia, los menores de edad solicitantes de asilo no sean internados en los centro de permanencia temporal.