Inaugura Derbez la Reunión del Proceso de Helsinki sobre Migración Internacional en la sede de la SRE.
Notimex
México, DF.- El secretario de Relaciones Exteriores (SRE), Luis Ernesto Derbez Bautista, sostuvo que México rechaza la visión de aquellos que ven a los migrantes como objetos o peor aún como criminales, por lo que una regulación en la materia implica el reconocimiento de sus derechos.
Al inaugurar la Reunión del Proceso de Helsinki sobre Migración Internacional en la sede de la SRE, el funcionario consideró que regular los flujos migratorios en forma ordenada implica el reconocimiento de los migrantes con derechos concretos.
Ante el incremento actual del número de indocumentados y la intensa competencia internacional inducida por los procesos de interacción y globalización, el canciller mexicano indicó en su discurso que ?la tendencia de hacer de los migrantes un objeto es cada vez mayor?.
Ello, añadió, ?resulta paradójico si tomamos en encuentra que ha sido precisamente durante el siglo XX que la comunidad internacional hizo mayores esfuerzos y avanzó más en el reconocimiento del individuo como ser humano, como un sujeto y no como un objeto de mercadería?.
A su vez, Miguel Ángel Álvarez, representante de la Nunciatura Apostólica en México, señaló que si México llora a sus muertos al norte, Centro y Sudamérica lloran a los suyos en la frontera sur del territorio nacional.
Sostuvo que los migrantes del sur de México son víctimas de sobornos y asaltos de bandas organizadas como la Mara Salvatrucha, que ?pese a su añeja presencia en territorio mexicano sólo recientemente ha llamado la atención de la conciencia social?.
Quienes transitan por México para llegar a Estados Unidos consideran que cruzar el territorio nacional ?es como un paso a través del infierno?, expresión que consideró común entre los indocumentados centroamericanos y del Cono Sur.
En el acto, que concluye hoy miércoles, participan representantes de más de 80 naciones de la Asamblea de la ONU con la ausencia de Estados Unidos.
Conmutan pena de muerte a dos mexicanos
El Gobierno de Estados Unidos conmutó la pena de muerte a dos mexicanos acusados de homicidio en el estado de Florida, debido a las gestiones realizadas por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
La dependencia informó en un comunicado, que los connacionales originarios de Guanajuato Ernesto Mireles Moreno y Juan Antonio López Rodríguez, de 26 y 33 años de edad, respectivamente, podrían haber sido sentenciados a la pena capital por el delito de homicidio.
Precisó que el equipo de abogados del Programa de Asistencia Jurídica para Casos de Pena Capital de la Cancillería logró que el fiscal a cargo del caso de Mireles Moreno conmutara la petición de pena de muerte por cadena perpetua, luego de ser acusado de la muerte de la propietaria de un comercio, quien recibió un disparo al resistirse al robo de su negocio en 2002.
Respecto a López Rodríguez, indicó, se aceptó la propuesta del fiscal por 40 años de prisión, a cambio de que este reconociera su culpabilidad en el homicidio en segundo grado contra una menor ocurrido en 2003.
Mueren deshidratados tres indocumentados
Al menos tres indocumentados mexicanos, entre ellos una menor de edad, murieron deshidratados este fin de semana en Arizona, cerca de la frontera con Sonora, informaron ayer fuentes oficiales.
Entre los inmigrantes muertos está Olivia Elizabeth Luna Noguera, de 11 años, quien murió el domingo pasado en la reservación indígena Tohono Oodham, después que ingresó ilegalmente a Estados Unidos por Arizona acompañada de su hermana de 17 años y otros 15 indocumentados.
De acuerdo con la Policía de Tohono, tras caminar largo rato bajo las altas temperaturas del desierto, típicas de la región en esta época del año, la niña originaria del sureño puerto de Acapulco, Guerrero, comenzó a sentirse mal y no pudo continuar el recorrido con el resto del grupo.
La Patrulla Fronteriza informó, por su parte, que otros dos indocumentados mexicanos murieron, al parecer víctimas de deshidratación, en dos hechos por separado.
Una de las víctimas falleció cerca de la frontera con México en la ciudad de Three Points, y otro en las inmediaciones de la base militar Barry Goldwater. Los cadáveres fueron encontrados por guardias fronterizos.
