Londres, (EFE).- Christie's retiró de una subasta una carta única del verdugo del rey Luis XVI de Francia (1754-1793), en la que el ejecutor reproduce las últimas palabras del monarca antes de ser guillotinado.
"El manuscrito ha sido retirado de la subasta. Recibimos información adicional relacionada con su procedencia. Así que consideramos apropiado retirar el manuscrito para poder hacer más investigaciones", confirmó a EFE un portavoz de Christie's.
La casa de subastas había valorado la misiva, escrita por Charles Henri Sanson, verdugo jefe de París durante la Revolución Francesa (1789-1799), a un precio máximo de 175 mil 100 euros (224 mil dólares).
El documento, según la galería londinense, recaló en la capital británica tras pasar por varias generaciones de una familia europea.
Fechada en París el 20 de febrero de 1793, la carta es una crónica tan puntual como conmovedora de los últimos comentarios y el estado de ánimo del monarca francés antes de su decapitación.
Charles Henri Sanson (1740-1806) envió la misiva al diario "Thermométre du jour" para desmentir informaciones y conjeturas sobre la conducta del rey antes de su muerte.
Sanson contradice los rumores que aseguraban que el Rey fue llevado a la guillotina con una pistola en la sien, que profirió el grito "¡Estoy perdido!" y que su cuerpo quedó terriblemente mutilado porque la cuchilla golpeó la cabeza y no el cuello.
Luis XVI no pudo frenar el terremoto político y social que desató la Revolución Francesa y fue juzgado por el delito de alta traición en la Asamblea Nacional, que había instaurado la República.
Condenado finalmente a la guillotina, el Rey, desposeído de sus títulos y procesado como el "ciudadano Luis Capet" (apellido de su familia), encaró su suerte el fatídico 21 de enero de 1793.
Ese día por la mañana, cuenta Sanson prometiendo "la verdad exacta de lo ocurrido", Luis XVI fue conducido en un carruaje verde tirado por un caballo a la parisina Plaza de la Revolución (la actual Plaza de la Concordia), donde se había instalado el cadalso.
Al subir al patíbulo, el "ciudadano Luis Capet" mostró un talante "un poco difícil" al negarse a ser maniatado, si bien cooperó "cuando la persona que lo acompañaba le dijo que ése era el sacrificio final", según el relato del verdugo.
A continuación, el monarca preguntó "si los tambores redoblarían" durante su ejecución, y después hizo un ademán tratando de dirigirse al pueblo de Francia pero se lo impidieron, aunque aún fue capaz de exclamar: "¡Pueblo, muero inocente!".
"Entonces -escribe Sanson- se giró hacia nosotros y nos dijo: 'Señores, soy inocente de todo lo que se me acusa. Deseo que mi sangre pueda cimentar la felicidad de los franceses".
"Aquí (...) están sus últimas y verdaderas palabras", concluye el verdugo jefe de París.
Uno o dos minutos después de las 10.20 horas del 21 de enero de 1793, la guillotina cayó sobre el cuello del "ciudadano Luis Capet", cuya muerte marcó la transición de la Monarquía a la República en Francia.