Londres, (EFE).- Cuatro cartas inéditas escritas por la reina Isabel II de Inglaterra en su niñez y una colección de fotos de su infancia salieron a la luz en un álbum con motivo del ochenta cumpleaños de la monarca británica.
Las misivas contienen apuntes íntimos de la vida de la soberana, muy poco dada a expresar sus opiniones o sentimientos en público, y proceden del Archivo Real.
La primera de ellas, redactada por la princesa Isabel cuando tenía cinco años, está dirigida a su abuela paterna, la reina María (1867-1953), esposa del rey Jorge V (1865-1936).
La carta está escrita a lápiz, con letras mayúsculas claras pero vacilantes y tiene restos de borrones que la actual soberana dejó al corregir los errores.
"Querida abuelita. Muchas gracias por la casa de muñecas. Me encanta, todavía no he quitado el envoltorio al comedor y al vestíbulo. Te quiere, Lilibet XXX", escribía entonces Isabel.
En otro de los manuscritos, con una grafía mejorada, a los siete años contaba a su abuela, en febrero de 1934, que había perdido un diente y había participado en una fiesta de disfraces.
La carta de dos páginas, la primera de ellas con el dibujo de un zorro en la parte superior, comienza con un agradecimiento: "Querida abuelita. Muchas gracias por el jersey tan bonito".
Y da detalles sobre la fiesta de disfraces, en la que "había un payaso, un bufón, un muñeco de nieve y mucha gente que conocía".
El contenido de esa misiva difiere de la escrita en noviembre de 1938, cuando mandó desde el palacio de Buckingham un nota cariñosa a su abuela, en la que hacía referencia a su abuelo, el rey Jorge V, fallecido dos años antes.
A Jorge V le sucedería su hijo Eduardo VIII (1894-1972) pero éste abdicó a los pocos meses de acceder al trono al negarse a renunciar a su boda con Wallis Simpson, una mujer norteamericana divorciada.
El siguiente en ocupar el trono fue Jorge VI (1895-1952), el padre de Isabel y hermano de Eduardo VIII. Por estas carambolas del destino, Isabel, primogénita del rey Jorge, se convirtió en heredera de la Corona con solo 26 años, tras el fallecimiento repentino de su progenitor.
Poco antes de su octavo cumpleaños, en abril de 1934, la futura Reina volvía a escribir otra carta a su abuela María para desearle que se recuperara pronto de una enfermedad.
"Siento -escribía la joven princesa- que tengas dolor de garganta. Espero que no se convierta en una gripe. Podría ser una lata con este tiempo tan frío".