POLÉMICA | LA CINTA PROVOCA ROCES ENTRE JAPÓN Y CHINA.
El Siglo de Torreón
El misticismo de las geishas llega hoy a las salas de cine laguneras.
TORREÓN, COAH.- Aclamada y criticada, tres premios Oscar en su haber, más de 85 millones de dólares en su realización... Memorias de una Geisha, la conmovedora epopeya romántica escrita en 1997 por Arthur Golden, por fin llegó a los cines de La Comarca.
A partir de hoy los laguneros podrán ver la historia basada en el best seller del mismo nombre del que se han vendido más de cuatro millones de ejemplares en lengua inglesa; pero a diferencia del libro, gracias a esta cinta dirigida por Rob Marshall (el mismo del exitoso filme Chicago) la gente se adentrará en un mundo lleno de misterio y exotismo que aún sigue hechizando a los amantes de la cultura nipona: el de las geishas.
La trama tiene lugar en los años previos a la Segunda Guerra Mundial, cuando una niña japonesa es separada de su humilde familia para trabajar como sirvienta en una casa de geishas. A pesar de que se cruza en su camino una rival traicionera, que casi consigue quebrar su entereza, la niña se convierte en la legendaria geisha Sayuri (personificada por la afamada actriz china Zhang Ziyi). Hermosa y dotada de un gran talento, Sayuri cautiva a los hombres más poderosos, pero sobre ella se cierne la sombra de un amor secreto, un hombre al que ella no puede aspirar.
La cinta Memorias de una Geisha fue candidata a seis estatuillas doradas en la más reciente entrega de los premios Oscar en las categorías de Mejor Banda Sonora Original, Mezcla de Sonido, Montaje de Sonido, Dirección de Arte, Diseño de Vestuario y Diseño de Fotografía, ganando en estas tres últimas. Dentro del elenco también se encuentra el aclamado actor japonés Ken Watanabe, así como otros actores orientales de gran tradición.
Narrada como una fábula sobre un mundo avocado a su desaparición, la premida película se desarrolla en un hanamachi -o barrio de geishas- ficticio, mismo que fue construido en un enorme rancho de Los Ángeles, pero que fue tan bien realizado, que cualquiera pudiera pensar que es Japón. Precisamente la dirección de arte ha sido lo más aclamado del reconocido filme, sin embargo muchos críticos reconocidos han coincidido en que le falta fuerza a la trama y dista mucho de la historia original.
Sin embargo, los realizadores sabían que llevar el delicado ambiente de Memorias de una Geisha a la gran pantalla era un enorme reto, así como una de las pocas oportunidades de trasladar al espectador a un mundo avocado a desaparecer. Quizá no a toda la gente le guste, pero vale la pena darse la oportunidad.
Mariposas en la noche
Desde antaño, las geishas han sido objeto de fascinación en Japón y en todo el mundo. Durante siglos, salían de sus casas al anochecer, como mariposas de sus capullos, para atender los compromisos que les aguardaban en las casas de té. En Japón, las veladas dedicadas a fomentar las relaciones sociales siempre han desempeñado un papel importante en los negocios y la presencia de una geisha favorece la imagen del anfitrión que puede permitirse una compañía tan exclusiva.
La geisha no es ni una esposa ni una prostituta, sino una artista que se gana la vida entreteniendo a hombres poderosos. La palabra gei (que se pronuncia ?gay?) en japonés significa ?arte?. Una geisha recibe una completa formación en baile, canto y música y es, a su vez, una brillante conversadora. Ríe las bromas de su cliente y nunca revela los secretos de éste. Las geishas despiertan sensaciones con un simple movimiento de abanico.
Largos años de esfuerzo y disciplina la han transformado en una criatura refinada, pero bajo las envolventes capas del kimono y una máscara inexpresiva de maquillaje se encuentra una mujer de carne y hueso, con sus propias vivencias, desengaños e ilusiones. Aquellos secretos que guarda con mayor celo son los de su propio corazón.
