Usted trabaja todo el año. En ocasiones su jefe le pide que labore los fines de semana o que cubra el turno de la noche. Debe someterse a un sinfín de preceptos legales y se ve forzado a admitir injustas deducciones por concepto de Seguro Social, Infonavit, etcétera, etcétera, etcétera.
A pesar de todo su esfuerzo, sólo puede gozar de unos cuantos días de vacaciones al año. En su cumpleaños ha habido ocasiones que ni siquiera puede celebrarlo y ya tiene meses que ni siquiera puede ir al cine o a cenar con sus amigos. Pero está contento con su trabajo. El diario esfuerzo no sólo le permite dar sustento a su familia, sino también crecer profesionalmente y contribuir al desarrollo del país.
Quizá lo ignore, pero mientras usted trabaja gran parte del año, existen otras personas que pueden darse el lujo de gozar de unas largas y placenteras vacaciones.
Por esta ocasión no me refiero a los diputados, aunque ellos vivan en una vacación perpetua. No me refiero tampoco a los servidores públicos que pueden darse el lujo de abandonar sus obligaciones para asegurarse futuras posiciones políticas. Al decir que existen personas que pueden gozar unas largas y placenteras vacaciones, me refiero a los maestros.
El rezago educativo en México es alarmante. Cuando Fox era candidato a la Presidencia de la República, decía que una de las prioridades de su Administración sería la de lograr que más niños recibieran educación. Quizá esta meta se ha cumplido, pero falta revisar qué tipo de educación se está brindando en las escuelas del país.
Según estudios realizados en el mundo entero, México es uno de los países con mayor rezago educativo. El caso de Coahuila no es menos alarmante, pues durante años nuestro Estado se ha colocado en los últimos lugares en aprovechamiento en primarias y secundarias. Mucho presumen las autoridades de haber alcanzado índices bajísimos de analfabetismo, pero ¿acaso sólo es un analfabeta aquel que no sabe leer o escribir?
Existen muchos motivos que explican el rezago en la educación. En primer lugar, nuestros funcionarios no aceptan la existencia de un retroceso educativo, siendo que ellos mismos son los que aplican las pruebas que demuestran la falta de aprovechamiento. Otro motivo por el cual existe un rezago educativo en México es la errónea estrategia para elevar los niveles de aprovechamiento. Nuestros gobernantes desde hace mucho tiempo han creído equivocadamente que la construcción de escuelas y la compra de pupitres garantizan una mejora educativa.
El motivo principal por el cual México no ha conocido una mejora en su sistema educativo, es por la manera en que los maestros de escuelas públicas desempeñan sus labores. En lugar de tener tantas vacaciones, deberían apegarse a las mismas condiciones laborales del resto de los mexicanos y aprovechar los días en que los alumnos se encuentran descansando, para tomar cursos de capacitación y para implementar mejoras en sus programas con la finalidad de elevar la calidad educativa en el país.
Si las autoridades quieren acabar con la mediocridad educativa, tienen que dedicarse, más que a organizar eventos donde las maestras le puedan agarrar el trasero al cantante del momento, a implementar nuevas condiciones laborales en donde los profesores estén obligados a trabajar más y a capacitarse mejor.
Las facultades que el hombre posee al nacer son susceptibles de extirpación, de cultivo o de mejora. Vergüenza deben sentir nuestros gobernantes y los malos maestros pues no han hecho otra cosa más que extirpar el derecho de los niños de obtener una buena preparación que les garantice un futuro mejor.
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