Gustavo Ricalde Durán, presidente y propietario de los Leones de Yucatán, no aguantó más las cuantiosas pérdidas que hoy en día suele dejar el beisbol a quienes invierten grandes cantidades para el sostenimiento de sus equipos. Poco a poco el cuadro peninsular vendió peloteros importantes, la última pieza clave que negociaron fue el lanzador derecho Alfredo Aceves, que ya ganó su primer partido de 2006 con los Sultanes de Monterrey.
El magnate yucateco es quizá el único directivo que es propietario de un equipo, sin ser un empresario acaudalado, como Carlos Peralta, dueño de los Tigres de la Angelópolis y los Pericos de Puebla, o bien, Alfredo Harp Helú y Carlos Slim, que tienen como ?juguetitos? a los Diablos Rojos del México y los Guerreros de Oaxaca.
En la actualidad, el equipo que no es apoyado por el Gobierno de su estado o no cuenta con el respaldo de una gran empresa, difícilmente va a ser competitivo, y lo que es peor, las pérdidas se incrementarán hasta verse obligado a vender sus peloteros importantes y en ocasiones ?aventar el arpa?, como ha sucedido ya en varios casos; Tecolotes de los Dos Laredos son de los últimos, y sus propietarios, los hermanos Francisco y Martín Reyes, terminaron por vender la franquicia que hoy ocupan los Potros de Tijuana.
Debido a las millonarias pérdidas, la cervecería que era propietaria de los Algodoneros de Unión Laguna y Broncos de Reynosa decidió vender sus equipos al término de la temporada 2002; la que fuera organización guinda hoy es Vaqueros Laguna, con el respaldo del empresario Ricardo Martín Bringas, mientras que los Tuneros de San Luis tomaron el sitio de los Broncos de Reynosa, para convertirse en hermanos menores de los Sultanes de Monterrey.
Los mismos Tigres, arropados por ese gran emporio de empresas creado por el ingeniero Alejo Peralta, se vieron obligados a dejar el Distrito Federal, ante la escasa respuesta de sus aficionados; hoy los campeones de la Liga Mexicana tienen su nueva casa en el Parque de los Hermanos Serdán, en la Angelópolis.
Actualmente, y a pesar de las pérdidas en sus tres primeros años de vida, Vaqueros Laguna es una organización sana en sus finanzas, pero que ha venido a ser víctima del nulo trabajo que se ha hecho con el desarrollo de peloteros, desde el lejano 1985, cuando llegó a Torreón la franquicia de los Indios de Ciudad Juárez, para convertirla en Algodoneros de Unión Laguna. El poco trabajo que han realizado con los jóvenes se ha combinado con la venta de muchos jugadores importantes, que bien podrían haber integrado lo que hoy tendría que ser una sólida base de elementos mexicanos.
Hoy la afición lagunera al beisbol profesional manifiesta cierta desilusión, primero por las malas actuaciones de los últimos años, y también ante un pésimo arranque de temporada, con cinco derrotas consecutivas, sin considerar lo sucedido anoche en Villahermosa ante los Olmecas de Tabasco. Son muchos años de no hacer nada para desarrollar peloteros, los que carga la actual directiva, que tiene como hombres fuertes a Ricardo Martín Bringas y Carlos Gómez del Campo.
Son muchos miles de pesos los que se requieren invertir, y no sólo para comprar jugadores estelares que ya sean realidades, sino para formar y desarrollar su propia cantera, para lo cual se requiere un grupo de scouts perfectamente capacitados. José Amador Rodríguez y Julio Reyes son jóvenes realidades, pero atrás vienen otros como Marco Antonio Garza, Omar de la Torre, Fernando González, Federico Castañeda, Carlos Gutiérrez, Jesús Manuel López, Jorge Luis Ibarra y Armando Huerta, quienes serán parte fundamental de esa sólida base mexicana que hace tanta falta.
Y mientras se decide la situación de algunos posibles ajustes en el plantel, Fernando Elizondo realizó cambios radicales en busca de darle mayor fuerza al equipo. Anoche Julio Reyes pasó al jardín izquierdo en lugar de Omar de la Torre, Rafael ?Shivigón? Castañeda cubrió la inicial y Marco Antonio Garza se hizo cargo de las paradas cortas. Fernando ?He-Man? Rodríguez subió al quinto puesto en el orden al bat y Eddy Díaz se movió al sexto sitio.
De todo se vale cuando hay una mala racha y quién no recuerda a Benjamín ?Cananea? Reyes cuando sus Diablos Rojos del México vivían un pésimo momento; el famoso manager hizo nueve papelitos con los nombres de quienes integraban el line up y los depositó en su gorra; uno a uno los sacó y fue así como se formó el orden al bat de ese día. El equipo escarlata dejó el mal momento, en otra de las muchas genialidades del llamado ?Supermanager?.