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Rincón Beisbolero

Claudio Martínez Silva

Aunque hoy en día Vaqueros Laguna prácticamente nada ofrece como noticia, es un hecho que la directiva llega al nuevo año con renovados bríos y en busca de saldar la deuda que ya se tiene con la afición, ese público que contra todo lo que se diga es noble, y a pesar de la carencia de alegrías permanece firme en el Estadio de la Revolución.

Quizá hoy, más que nunca, quienes de pequeños fueron seguidores de los Reyes Magos tengan una carta extensa, aunque en estos momentos el pedido represente algo mucho más difícil de tener que en aquellos tiempos de infancia el juguete más preciado.

Sin estar en contacto directo con el propietario de la franquicia, se sabe que existe el deseo de dejar en el olvido a ese equipo gris que sólo ha servido de comparsa para el lucimiento de los grandes, y transformar a Vaqueros Laguna en un aspirante serio en la Zona Norte y en toda la Liga Mexicana; falta muy poco tiempo para comprobar que todo lo anterior es algo más que buenas intenciones.

Pitcheo abridor mexicano de calidad, un cerrador efectivo y extranjeros que vengan a convertirse en verdaderos refuerzos, algo que sea muy superior al talento mexicano con que se cuenta. Comentarlo en estas líneas parece sencillo, sin embargo, el ejemplo de los actuales Potros de Tijuana es una clara muestra de lo diferente que puede ser un equipo cuando se le inyectan los recursos suficientes para cubrir las necesidades primordiales.

Los desaparecidos Tecolotes de los Dos Laredos eran un equipo opaco, mucho más que Vaqueros Laguna en su primera temporada, no obstante, la sapiencia de Raúl Cano en la oficina, así como el apoyo de sus propietarios, convirtieron al equipo fronterizo en serio aspirante al título prácticamente de la noche a la mañana. La respuesta de los aficionados no se hizo esperar, y el Estadio Calimax se convirtió en un escenario de lleno completo en cada partido del conjunto de Tijuana.

Hoy el plantel mexicano de Vaqueros no es de lo más vasto pero sí cuenta con peloteros importantes que ya son pretendidos por otros equipos; si se logran los refuerzos nacionales que requiere el pitcheo, la ofensiva podría tener dos o hasta tres importados, para poner al equipo en posición de pelearle al más pintado y mantener el entusiasmo de los aficionados a lo largo de la temporada.

Durante la gestión de José Antonio Mansur Beltrán, que duró tres temporadas, en la agenda estuvieron nombres como Julio César Hernández, Heber Gómez, Roberto Saucedo, Alonso Beltrán, Luis Carlos Martínez y algunos más de ese nivel. En el arranque de la nueva administración, a finales de 2002, los recursos se utilizaron en la remodelación del Estadio de la Revolución, con lo que el aspecto deportivo quedó descubierto.

Ahora quizá Ricardo Martín Bringas conozca poco de beisbol, pero sí conoce la necesidad de hacer una fuerte inyección de recursos para cambiarle la cara al equipo; en el aspecto deportivo y para apoyar esa propuesta están dos hombres importantes: Carlos Gómez del Campo y Felipe Rodríguez, elemento que conoce al revés y al derecho los tejes y manejes del plantel en los últimos años.

El tiempo pasa y se va como un suspiro, al llegar el calendario al tres de enero es de suponerse que no falta mucho tiempo para que la directiva por fin dé a conocer alguna información oficial, por ejemplo la contratación de Fernando Elizondo como manager, luego de tener un arreglo previo con este pelotero nacido en Hermosillo, Sonora; dicha noticia es ya un secreto a voces y tal vez no cause tanto revuelo, como lo sería el anuncio de alguna contratación espectacular, como cuando en 1998 se conocieron de pronto nombres como el de Cornelio García, Matt Stark y el dominicano José González; el esfuerzo en ese entonces fue grande, aunque le faltó el toque final.

En este momento, al igual que cuando hay cambios radicales, los aficionados laguneros están expectantes y esperan noticias relevantes; Vaqueros Laguna recibió una herencia de Algodoneros muy pobre en cuanto a talento mexicano propiedad de la organización, ese problema existe desde que en 1985 llegó a la Comarca la franquicia de los Indios de Ciudad Juárez; han pasado ya más de dos décadas y el deseo de los laguneros es tener por fin un equipo importante.

Todo lo anterior es válido y entendible, pero cuando una organización no ha trabajado en la construcción de una sólida base mexicana sólo existen dos opciones: una fuerte inversión de recursos y comprar lo que efectivamente le hace falta al equipo; y ojalá que en este último punto se tome en cuenta al manager Fernando Elizondo, responsable de entregar buenas cuentas en el terreno de juego.

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