A pesar de la situación económica, las familias siguen buscando el ?mono? en el pan
El Siglo de Durango
La rosca y la celebración de Reyes es, sin lugar a dudas, una tradición que los duranguenses no han olvidado ni tampoco han desterrado de sus costumbres más antiquísimas.
Durante los primeros días de enero, panaderías y pastelerías trabajan a su máxima capacidad para satisfacer la demanda de las tradicionales roscas de Reyes, ya que es tal la fuerza de la tradición en México y en Durango, que las familias acostumbradas a comerla en el Día de Reyes difícilmente renuncian a ella.
Y no lo hacen aun cuando el costo es casi siempre elevado. En esos casos, si es necesario, las familias de la entidad buscan opciones más económicas, pero habrá rosca de cualquier forma.
Es por eso que Igor Cavalera Graciano, de 28 años de edad, tiene poco tiempo para bajar del área de panadería al área de exposición y venta para atender la entrevista que le fue solicitada por este matutino.
Y es que Igor, con más de ocho años dedicado al arte de la panadería y la repostería fina, labora en la cadena Samborn?s Durango y requiere de su atención completa para los procesos de amasado y horneado de las tradicionales roscas que oferta la empresa en que trabaja, a precios que oscilan entre cerca de 50 pesos la de menor tamaño, y cerca de 160 pesos la familiar.
Muchas panificadoras que tienen su nicho de mercado entre las clases populares la elaboran con la misma masa empleada en pan de dulce de línea, como las ?conchas? y las ?chilindrinas?. Nada qué ver con el auténtico sabor de las recetas originales en la que los ingredientes y sus proporciones hacen la diferencia.
Igor Calavera explica: ?los ingredientes esenciales de una rosca de Reyes son huevo, agua, mantequilla, azúcar, harina, levadura, sal y mejorantes para la fermentación de las masas. Pero la diferencia en el sabor la hace la calidad de los ingredientes que uses, por un lado, y por el otro la receta que apliques, porque no en todos los lugares se hace la misma receta?.
Precisamente como parte de la tradición, ayer, al caer el sol, la Plaza de Armas fue escenario de la partición de la Monumental Rosca de Reyes que patrocinó el Gobierno Municipal de Durango al encabezar los festejos del Día de Reyes y cerrar, a su vez, las festividades decembrinas y navideñas.
En la plaza estuvieron personificados los tres Reyes Magos de Oriente y se llevó a cabo la premiación del concurso Imagen Navideña, evento en el cual los representantes de la Iglesia Católica enviaron un mensaje a la ciudadanía.
Y mientras la gente se divertía consumiendo la enorme rosca de Reyes que se hizo lucir en la Plaza de Armas, a unos metros de ahí, Igor Calavera daba rienda suelta a su oficio de panadero, para que los clientes de la empresa donde trabaja puedan cumplir un año más con la tradición y el folclor típico de la temporada.
Para conocer
El Imperio Romano celebraba la llegada del año nuevo el 1 de marzo. Los romanos atendían a las leyes del tiempo, porque al llegar la primavera creían que comenzaba un nuevo ciclo anual.
En aquellos tiempos, desde mediados de diciembre a finales de marzo tenían lugar las fiestas de invierno, durante las cuales Roma celebraba la protección de sus dioses. Años más tarde la Iglesia logró cristianizar esas fiestas paganas superponiendo la fecha del nacimiento de Cristo al solsticio de invierno.
Con motivo de aquellas fiestas se elaboraban unas tortas redondas hechas con higos, dátiles y miel que se repartían entre plebeyos y esclavos. En su interior se introducía una haba seca y al afortunado al que tocaba la legumbre era nombrado rey de reyes durante un corto periodo de tiempo.
Hacia el año 1000 la Iglesia había logrado transformar el espíritu primitivo de la fiesta de tal modo que en diversos lugares de Francia la figura del "rey haba" recaía sobre el niño más pobre de la ciudad. Felipe V importó en España esta tradición del rosco como culminación de las fiestas de Navidad, desprovisto de todo simbolismo y cubierto de frutas escarchadas con alguna sorpresa escondida en su interior.
