(Parte 2-3)
En el mes de octubre de 1860, el jefe político de la villa de Viesca por órdenes del gobernador Vidaurri y a petición de Zuloaga, envió a Torreón, una fuerza de casi cuatrocientos hombres, con el fin de tumbar la presa que estaba construyendo Jiménez en la Boca de Calabazas, en el lado derecho del río para evitar el paso del agua hacia sus propiedades. Por otra parte Zuloaga trataba de persuadir a Vidaurri de correr el límite del Estado de Coahuila y Nuevo León con el de Durango hasta el punto denominado Raymundo, y de esa forma se evitarían muchas discusiones al respecto.
En abril de 1863 se suscitaron los primeros enfrentamientos entre la gente de Zuloaga y los matamorenses y en octubre siguiente se dio el ataque al hogar de Zuloaga en la Hacienda de Hornos. La revolución que había alcanzado el clímax en ese año de 1863, afectó casi la totalidad de los ranchos de Zuloaga en donde hubo destrozos y saqueó por parte de los alzados y Torreón no fue la excepción Las palabras que Zuloaga dirigió a Vidaurri sobre los lamentables acontecimientos incluyeron lo siguiente: ?Por lo demás me han robado las ventanas de las casas que tenía sobre el río de Nazas y han pasado con todo el robo para el Estado de Durango, a la hacienda de Santa Rosa? voy a ocuparme de formar la cuenta de las pérdidas que he sufrido en ocho de mis mejores haciendas? las haciendas robadas a las que me refiero son las siguientes: Los Hornos, La Barbada, El Torreón, La Concepción, San Antonio del Coyote, El Alamito, San Lorenzo y San José de los Álamos o el Burro?. El monto de los destrozos ascendió a la suma de 698,718.00 pesos, de los cuales 103,917 pesos correspondieron a Torreón.
Los anteriores acontecimientos marcaron el inicio del desplome del latifundio de Zuloaga, puesto que su autoridad en sus ranchos de La Laguna ya no pudo ejercerla nunca más. Todo aquello fue un caos, no había cosechas, el ganado había sido robado y en fin todo el aparato productivo de La Laguna de Coahuila se vino abajo. A fines de febrero de 1864, vino el pleito entre Zuloaga y Vidaurri y en septiembre siguiente el presidente Juárez a su paso por La Laguna y por Torreón y durante su estancia en Mapimí, decretó la creación de la villa de Matamoros de La Laguna con lo que la propiedad de Zuloaga se vio seriamente afectada. Todos esos contratiempos tenidos por Zuloaga provocaron que su salud se deteriorara considerablemente y en febrero de 1865, murió en Parras, de ?inflamación en los intestinos?.
Entre los años de 1865-1866 se presentaron en la región algunos acontecimientos inherentes a la guerra de Intervención y del Segundo Imperio. El campo lagunero fue escenario de varios enfrentamientos entre la guerrilla imperialista y la republicana. Fue desde el rancho del Torreón en julio de 1865, de donde el general Agustín Enrique Brincourt envió al general Bazaine su dimisión y renuncia al cuerpo expedicionario de México y pidió retirarse a París por no estar de acuerdo en la forma de actuar del ejército francés a su paso por la campiña mexicana. Durante este conflicto doña Luisa Ibarra, viuda de Zuloaga apoyó económicamente a la guerrilla imperialista, lo que ocasionó que al triunfo de los republicanos en 1867, el gabinete del presidente Juárez, le expropiara sus propiedades pertenecientes a las haciendas de: Hornos, San Lorenzo de La Laguna y San Lorenzo de Parras.
Para defender sus intereses doña Luisa se trasladó a la Ciudad de México y empleó los servicios del ilustre jurisconsulto José María Lafragua, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación con el gobierno del presidente Juárez, y dada la cercanía de dicho señor con el presidente, logró hacer una brillante defensa de la señora de Zuloaga y pudo hacer que se le devolvieran las tierras incautadas a cambio de que donara las tierras de Matamoros y las del valle del Sobaco. La devolución se realizó en diciembre de ese mismo año de 1867, sin embargo las finanzas de doña Luisa no andaban nada bien, dado el estado improductivo en que se encontraban sus propiedades desde hacía ya algunos años, y el mismo licenciado Lafragua, en sus alegatos a favor de doña Luisa, dejó entrever que la citada señora se había endeudado considerablemente con algunas casas comerciales de la capital mexicana.
A su regreso a tierras laguneras trató de hacerse de algunos recursos para restablecer la administración y producción de sus propiedades. Y se hicieron nuevas diligencias para deslindar y fijar los nuevos límites de sus tierras, tomado en cuenta la incautación de sus bienes que le había hecho el gobierno del presidente Juárez.
Fue precisamente en septiembre de 1868, cuando una fuerte corriente del río de las Nazas, arrasó con el caserío del Torreón e inundó buena parte de los sembradíos que en esa fecha existían. A los pocos meses se decidió levantar una nueva construcción que sirviera como casco de la hacienda y se escogió un lugar situado a una distancia de aproximadamente quinientos metros con rumbo suroeste en relación al primer torreón, en las faldas del sureste del cerrito de la Cruz; para ello y porque el lugar así lo exigía por nombre propio, en la esquina suroeste del cuadro de la construcción se erigió un torreón; un torreón más estilizado que el primero que no sería utilizado para lo que fue construido el primero, sino que se hizo porque el sitio así lo ameritaba y cuyo nombre ya era muy común, no sólo entre los lugareños, sino en las regiones circunvecinas del centro y sureste del México norteño. Ese nuevo torreón no dio nombre al sitio, sino que el sitio le dio el nombre a la construcción. Existen datos que ya para el año de 1870, estaba allí el nuevo torreón.
En los años anteriores a 1870, y por las necesidades monetarias que ya hemos mencionado de la señora de Zuloaga, había logrado obtener un crédito en la ciudad de Saltillo con los señores Guillermo Purcell y Juan E. O? Sullivan, y al no poder pagarlo a su vencimiento, tuvo que garantizar el pago por medio de la hipoteca del rancho del Torreón por la cantidad de 27,015.72 pesos. Pero sus compromisos pecuniarios no cesaron allí sino que muy pronto solicitó y obtuvo un préstamo de la casa Agustín Gutheil y Cía., de la Ciudad de México y por consecuencia tuvo que dar en garantía la posesión y producción de la hacienda de San Antonio del Coyote. Sin embargo estos nuevos acreedores durante la administración de dicho predio tuvieron algunos problemas por la utilización de las aguas del río de las Nazas, con los administradores de la hacienda del Torreón (Sullivan y Purcell), y lograron que estos últimos señores les vendieran el crédito que tenían dado al señor Zuloaga en la cantidad de 22,000.00 pesos; operación llevada a cabo en mayo de 1882.
Posterior a la fecha anterior y adelantándonos un poco a los acontecimientos, doña Luisa Ibarra de Zuloaga logró realizar los siguientes contratos, referentes a sus propiedades en La Laguna:
+.-18 de febrero de 1883. Nueva hipoteca sobre el rancho de Solima en favor de los señores Gutheil y Co. de México, con su representante Walterio Herman.
+.-24 de agosto de 1883. Cesión de los terrenos por parte de doña Luisa Ybarra para derechos de vía y el establecimiento de una estación del ferrocarril.
+.-21 de noviembre de 1884. Promesa de Venta entre doña Luisa Ybarra y Franck Cockburn de Alburquerque, Nuevo México. Sobre la hacienda de San Antonio del Coyote y sus ranchos anexos, así como el Torreón y también sus anexos.
+.-Cinco de enero de 1885. Poder amplio de doña Luisa Ybarra para el señor L.H. Scott de Chihuahua para que ofreciera en venta el rancho de San Antonio del Coyote, en Estados Unidos y Europa.
+.-13 de abril de 1886. Venta de una porción de terreno llama Salsipuedes, pertenecientes al Torreón, al señor don Andrés Eppen. (Continuamos con el cierre del tema?).
Fuentes:
*.-Contreras Palacios Gildardo.
-Leonardo Zuloaga. Fundador del Torreón. 2003.
-Matamoros de La Laguna. Notas sobre su origen y fundación. 2004.
.-Parras y La Laguna. 1989.
*.-Guerra Eduardo.
-Historia de Torreón su origen y sus fundadores. 1932.