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RUMBO AL CENTENARIO| F.A. WISLIZENUS

GILDARDO CONTRERAS PALACIOS

F.A. WISLIZENUS. UN CIENTÍFICO ALEMÁN EN LA LAGUNA

(DEL POZO A PARRAS)

Después del enfrentamiento en el Pozo del ejército norteamericano con los apaches lipanes, la noche de ese trece de mayo allí pernoctó la tropa de Doniphan, para salir otro día muy temprano rumbo a Parras, por el antiguo camino a La Laguna. Resulta increíble comprender que aquel ejército de americanos que habían venido a pelear contra los mexicanos, en el caso del Pozo, se pusieron a las órdenes de Manuel Ybarra, para defender sus propiedades de los ataques y depredación de los apaches a costa aún de arriesgar su propia vida en aquel enfrentamiento. Sin embargo aquella situación es un poco comprensible porque el dueño de San Lorenzo, se había puesto a disposición del general Wool, y le sirvió de correo, desde su paso por Parras y aún después cuando dicho general se encontraba en Buenavista. De igual manera Ybarra, presentó al ejército de Doniphan el derecho a un crédito que los norteamericanos tenían para la adquisición de provisiones y forraje que sus hombres y animales requirieran. Por otra parte Ybarra para congratularse con el grupo del capitán Reid y del teniente Mitchell, les regaló los caballos que les había facilitado para que se trasladasen a aquel sitio en busca de los lipanes.

El camino del Pozo a Parras corría paralela a la sierra de Parras, que hacía una curva hacia el suroeste en un plano ascendente. La primera vista que Wislizenus tuvo de Parras fue algo parecido al que había percibido en El Paso (TX), un pueblo bonito con calles y edificios antiguos, con grandes extensiones de huertos y viñedos en sus alrededores, en donde se producían, uvas, granadas, higos y toda clase de frutas. Tenía una gran plaza y en general el lugar tenía la apariencia de comodidad y riqueza. Los viñedos se localizaban en las laderas y colinas al poniente de la ciudad; ellas proveían las uvas para la fabricación del vino blanco y rojo, ?ambos de sabor muy agradable, muy parecido de algún modo al sabor de los del Paso, pero más concentrado y más fuerte, aunque yo dudo que el vino pueda soportar un largo camino por tierra, porque al menos yo traté de llevar con un amigo una muestra a los Estados Unidos, pero por alguna causa cuando llegamos al Saltillo ya se había evaporado?. Tal vez el vino se evaporó en el estómago del amigo de Wislizenus.

El científico estimó que la población de Parras era de entre ocho mil y diez mil habitantes, y junto con sus contornos esta cantidad pudiese ser duplicada. Cuando el general Wool llegó allí el año pasado de 1846, los ciudadanos de Parras fueron tratados muy cordialmente por los americanos y se formaron una opinión muy favorable de ellos; sin embargo el alcalde de Parras advirtió a los militares de que se cuidaran de la rapiña de algunos individuos, que ya habían hecho lo mismo con las tropas de Wool, pero éste como ?católico? que era, nunca actuó contra dichos actos de pillaje y rara vez recompensó a los soldados por las pertenencias que les habían sido robadas.

La tropa acampó en la Alameda, en el extremo más oriental del pueblo, por el rumbo de la hacienda del Rosario, ?un hermoso lugar sombreado por álamos, provisto de bancas en donde los habitantes reposaban en sus ratos de descanso?. A la mañana siguiente los americanos se despertaron en medio de un concierto de pájaros que habitaban el lugar, y para prevenir algún daño que los caballos pudiesen ocasionar a los árboles y arbustos, los amarraron fuera de la alameda.

Las relaciones amistosas con los parrenses fueron interrumpidas por un fatal accidente, uno de los cocheros del convoy militar, fue asaltado por algunos lugareños, recibió varias heridas, que días después le ocasionaron la muerte. Este hecho Wislizenus lo relata muy escuetamente, sin embargo el detalle de aquel lamentable acontecimiento nos lo cuenta el voluntario Franck S. Edwards, en sus memorias. Y escribió que aquel cochero de los carros de la artillería, era un joven de apellido Lickenlighter que recientemente había estado enfermo de fiebre, y un día después de la llegada a Parras, salió con tres compañeros para hacer un recorrido por la población, sin embargo por causa de su debilidad se rezagó en el camino cuando regresaban al campamento, y además una espina penetró en su bota por lo que tuvo que detenerse para sacársela; el militar se sentó en la calle y al estarse quitando la bota, una piedra le pegó en la frente que lo hizo caer, tras ello, sus atacantes lo siguieron apedreando hasta darlo por muerto. Pasado un buen rato recuperó el conocimiento y como pudo llegó al campamento todo maltrecho, con la cara desfigurada por los golpes y al parecer con la mandíbula rota y un gran golpe debajo de uno de los ojos.

Aquella agresión provocó que algunos militares salieran al pueblo y cerraron algunas tiendas en represalia, queriendo vengar aquella afrenta que no se les había presentado en ninguno de los lugares de su recorrido; amén de que en los pueblos en donde acampaban, a los cinco o diez minutos de haber llegado acudían a donde estaban las tropas, algunos niños y mujeres, que les ofrecían en venta algunos alimentos y artesanías, sin que éstos hayan sido agredidos de alguna forma por los militares. Parras se había convertido en un lugar en donde se había aprehendido a temer y a odiar a los americanos. Y más les sorprendía el suceso, porque cuando Wool estuvo en Parras, un grupo de entre cincuenta y sesenta damas de Parras se le ofrecieron como voluntarias para cuidar a sus militares enfermos de sarampión.

Wislizenus al respecto concluyó: ??como el encargado de la seguridad de Parras no fue capaz de dar con el culpable, los amigos del cochero tomaron venganza con algunos mexicanos y las cosas hubieran empeorado si nos hubiéramos quedado más tiempo. Descansamos en Parras dos días y continuamos nuestro camino hacia el Saltillo el 17 de mayo. De Parras marchamos como cinco millas al este a San Lorenzo o comúnmente llamada la hacienda de Abajo, una espléndida hacienda perteneciente a don Manuel de Ibarra. La hacienda tenía la apariencia de ser una rica villa y don Manuel quien vivía allí sin duda lo hacía con comodidades. De aquí el camino se extendía sobre la montaña rocosa hasta llegar a Ciénaga Grande (Ciénaga del Carmen), una hacienda de don Rey de Guerrero, 25 millas distante de Parras??.

La tropa de Doniphan siguió con su ruta hacia el Saltillo para su encuentro con el general Wool; en tanto que el joven herido fue trasladado al Saltillo y después a Monterrey, en donde se le hospitalizó y allí murió de las heridas recibidas.

Aquel caso no concluyó allí sino que antes de la partida del ejército de Wool de Monterrey, hacia los Estados Unidos, dicho jefe envió un grupo de oficiales y soldados hacia Parras con el fin de ajusticiar a los culpables de la agresión de Lickenlighter; y siguiendo con su anterior disposición de llevar a la horca a todos los guerrilleros que atentasen contra los convoyes norteamericanos, lograron capturar a los agresores, y los días 24 y 27 de marzo de 1848, ahorcaron en la plaza pública de Parras a las tres de la tarde a Eduardo Perales y a José Antonio Hernández, respectivamente, este último de 38 años, originario del Río de las Nasas.

Para concluir nuestro relato agregaremos que Wislizenus y compañía cruzaron el río Bravo el cinco de junio de 1847, por el rumbo de Matamoros, Tamaulipas y el día diez se embarcaron rumbo a Nueva Orleáns, a donde llegaron el 17 de ese mes. He aquí alguna de sus apreciaciones respecto a México en ese año de 1847: ?el destino de México se cierra. Al resultar incapaz para gobernarse por sí mismo, dentro de poco será gobernado por otro gobierno; y si no cae en manos más malas que las de los Estados Unidos, puede alegrarse porque al menos, éstos respetarían su nacionalidad y pueden garantizarle al menos y como nunca lo han tenido un gobierno republicano?.

Fuentes:

-Wislizenus Frederick, Adolphus.- M.D. A tour to Northern México. Connected with Col. Doniphan Expedition in 1846 and 1847.

-De Voto.- 1846. The Year of Decision.

-Edwards. Frank S. A Campaign in New México with colonel Doniphan. With a map of the rute, and a table of the distances traversed. Philadelphia. Care and Hart. 1847.

-Villarreal Lozano Javier. 150 años de la Intervención. Batalla de la Angostura. Noticias.

http://www.coahuila.gob.mx/cgi-bin/webapp/cgi-bin/palm.cgi?actionpalm&id50

gilparras@yahoo.com.mx

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