(SEGUNDA PARTE)
F.A. WISLIZENUS. UN CIENTÍFICO ALEMÁN EN LA LAGUNA
Después de que el ejército de Doniphan entró en Chihuahua, su estancia en dicha villa se prolongó por espacio de casi dos meses en espera de las órdenes del general Wool, a quien se le cambió su ruta previamente establecida que lo llevaría a Chihuahua en donde se reuniría con él. Fue a finales del mes de marzo, cuando el voluntario John Collins, se ofreció para ir hasta el Saltillo a pedir instrucciones de Wool, y hasta allá viajó con una partida de 20 hombres ?con su rifle como único salvoconducto?. El cinco de abril hubo una salida de aproximadamente 600 efectivos, con el rumbo del Parral, pero a las 50 millas y tras tres días de camino tuvieron que regresar a Chihuahua porque recibieron información de que un fuerte contingente mexicano se acercaba por el sur hacia Chihuahua. Noticia que resultó totalmente falsa y allí permaneció Doniphan hasta que Collins y sus hombres -que ya sumaban 40- regresaron del Saltillo después de haber hecho un recorrido de mil millas, en casi un mes y al fin el 23 de abril trajeron instrucciones de Wool para que Doniphan se presentase con su ejército en su cuartel general de Buenavista. Por cierto en ese tiempo el plazo para el que se habían enlistado los voluntarios, había vencido, además no habían recibido su pago correspondiente y sus uniformes eran verdaderos andrajos, por lo que la mayoría de ellos deseaba urgentemente regresar a los Estados Unidos.
Por fin, Doniphan y sus hombres abandonaron Chihuahua entre el 25 y 26 de abril de 1847. Y claro que allí iba Wislizenus formando parte de su cuerpo médico. Durante su recorrido Wislizenus, tenía el cuidado de hacer sus anotaciones respecto a la temperatura ambiente y altura de los diversos lugares en que el ejército acampaba, amén del tipo de terreno que pisaban y de plantas y árboles que se daban a lo largo de su recorrido. En ocasiones y cuando el lugar y la situación le parecían interesantes, se separaba del grueso del contingente para explorar lugares cercanos al camino trazado. Y metió en su carreta todo espécimen vegetal o mineral que pudo llevar. Con base en esos datos y muestras de minerales y vegetales recogidos y en conjunto con sus experiencias personales, al final de su viaje se elaboró un apéndice botánico firmado por el científico y compañero doctor Engelmann; diseñó tres mapas de su recorrido en los que se auxilió con los ingenieros del ejército de Doniphan; y elaboró unas tablas con las temperaturas y las alturas sobre el nivel del mar de los lugares visitados.
Después de pasar varios ranchos y haciendas, que en su gran mayoría estaban deshabitadas y en ocasiones las casas quemadas, por las depredaciones de los bárbaros, Wislizenus llegó a Guajoquilla, (Jiménez, Chih.), el pueblo más grande que había visto desde su salida de la ciudad de Chihuahua y que tenía una población de seis mil a siete mil habitantes, con una región circundante bien cultivada y a su parecer muy apta para cosechar algodón. Después pasaron por Dolores, San Antonio, San Blas, San Bernardo, arroyo del Andabazo y el siete de mayo llegaron a la hacienda de San José de Pelayo en donde existía una pequeña fortaleza con paredes de piedra, que había sido edificada para proteger el lugar del ejército del general Wool. El teniente coronel Mitchell, que iba a la vanguardia del ejército, al llegar aquí tomó tres o cuatro prisioneros, les quitó sus armas, pero al ver que existía la posibilidad de un ataque por parte de los bárbaros, se las regresó con la advertencia de que las utilizaran sólo en contra de los indios.
En este lugar se dio un hecho muy peculiar que no menciona Wislizenus en su relato, y que sí lo hace uno de los milicianos en sus memorias -Frank S. Edwards-: sucedió que esa noche los soldados norteamericanos se dieron a la tarea de acabar con todas las aves de corral, los cerdos y terneras jóvenes de los que existían en el lugar, para darse un verdadero festín esa noche. Pensando que habían acabado con todas las aves de corral, a la mañana siguiente y ante la sorpresa de los militares fueron despertados por el canto tempranero de un gallo que había escapado a la matanza del día anterior. De acuerdo a la versión de Edwards, este comportamiento de los soldados era de extrañarse porque por lo general todo lo que los militares tomaban de los particulares, era pagado de inmediato.
Al día siguiente ocho de mayo llegaron a la hacienda de la Cadena y más adelante tocaron otra hacienda desierta llamada Oruilla; lugar en donde acamparon y otro día como a 21 millas de La Cadena llegaron a Mapimí. ?Un pueblo que yace en la esquina del este del valle rodeado por altas montañas en donde se trabajan las minas de plata. Hay en el lugar dos manantiales llamados Espíritu Santo y Agua de León. Una o dos millas al este del pueblo, muy cerca de Mapimí se localiza una factoría muy grande en donde se trabaja la plata, la cual es procesada con plomo. El metal más pobre contiene tres onzas y el más rico tiene un marco de plata?. El pueblo estaba casi desierto y en la noche a las nueve de la misma, el ejército hizo una descarga de fusilería en honor al aniversario de la victoria de los norteamericanos en Palo Alto. Sin embargo en otro dato que no menciona Wislizenus y que relata Edwards, es que la descarga se había realizado en honor al triunfo de Winfield Scott en Veracruz y agrega el mismo Edwards que los habitantes de Mapimí se habían ?trepado? al cerro de la Bufa en donde se apreciaban sus fogatas como lucecillas que se presentaban en la montaña una tras otra. El relator se imaginó el temor que deben haber sentido las personas apostadas en el cerro al escuchar los disparos del saludo y tal vez esperaban recibir algún balazo de los norteamericanos cuando realizaban el saludo y al final, cuando se realizó el último disparo no había ninguna luz que se pudiese apreciar en la montaña.
El día diez de mayo los militares salieron de Mapimí, atravesaron un cañón para después apreciar el famoso Bolsón de Mapimí. Allí el científico gozó de una amplia vista del bolsón, y a una distancia de 15 a 20 millas apareció el río Nazas. El cual corría hacia el norte, al interior del bolsón en donde formaba la gran Laguna de Tlahualilo, conocida como del Caimán. Consideró Wislizenus que el bolsón carecía de límites y que sus extremos de acuerdo a su apreciación eran Mapimí y El Pozo -entre Viesca y Parras- o bien el punto medio entre El Pozo y Parras. Además consideró que el río Nazas, pudiese ser llamado ?la vena central del bolsón?. Posteriormente llegaron a San Sebastián, una hacienda situada a la izquierda del río Nazas. Allí se les presentó la disyuntiva de seguir cualquiera de dos caminos. Uno hacia el noreste que llevaba al Alamito, San Lorenzo, San Juan y de allí al Pozo; o la de sureste que pasaba por el Gatuño, Matamoros, Santa María, Álamo de Parras, Santo Domingo y la Peña. Sin embargo decidieron seguir por la primera porque en la segunda no había agua en ese tiempo, ya que la laguna de Parras por la que tendrían que pasar también, estaba seca y sin agua. (Continuará.)
Fuentes:
-Wislizenus Frederick, Adolphus.- M.D. A tour to Northern Mexico. Connected with Col. Doniphan Expedition in 1846 and 1847.
-De Voto.- 1846. The Year of Decision.
-Mark L Gardner. From American National Biography, published by Oxford University. Fotografía de F.A.Wislizenus. http://www.wislicenus.info/friedrich_adolph_wislizenus.htm
-Edwards. Frank S. A campaign in New Mexico with colonel Doniphan. With a map of the rute, and a table of the distances traversed. Philadelphia. Care and Hart. 1847. www.webroots.org/library/usamilit/cinmwcd3.
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