VERSIÓN NORTEAMERICANA DE LA VIOLENTA JORNADA DE MAYO DE 1911 EN TORREÓN.
El martes 16 de mayo, Carothers se comunicó con Madero y le pidió que protegiera y mantuviera la estabilidad de los miembros de la colonia China, quienes estaban repartidos en muchos domicilios en grupos que iban desde tres hasta setenta y cinco individuos. Afortunadamente el doctor Lim se había salvado y había sido llevado a Gómez Palacio por el señor Castro (J. Agustín). Lim pidió a Madero se le proporcionaran cien hombres con órdenes de ir a los domicilios para auxiliar al los ciudadanos chinos que allí se encontrasen asilados. Pronto se concentraron aproximadamente doscientos cincuenta sobrevivientes en el edificio del Banco Chino y cerca de ochenta en un restaurante en las proximidades del consulado americano. Ese día Madero se comprometió hacer una cuidadosa investigación de los acontecimientos con la promesa de darle al cónsul americano un detalle completo de los resultados de la investigación, inmediatamente después de concluida ésta.
Los americanos empezaron a hacer aportaciones para la compra de alimentos para los chinos sobrevivientes y el cónsul Carothers fue el encargado de administrar los fondos recabados y los distribuía a través del doctor Lim. Al principio sólo se reunieron $45.00 pesos, sin embargo el cónsul tenía la firme promesa de alguna gente pudiente de la localidad de que le proporcionaría el dinero cuando se necesitase. Por otra parte Carothers pudo enterarse de que el monto de los daños reales que se causaron a los ciudadanos americanos. Y que más o menos fueron los siguientes: Enrique Wulff $12,000.00; Alex Sartor $6,500.00; Broadstreet Company $1,300.00; S.W. Razor $1,000.00; Dr. Vicenzo Vacca $1,400.00. En dichas cantidades no se incluía lo referente a los caballos, armas y municiones que habían sido robados. Y no había duda de que muchos pequeños adeudos por tales motivos se irían conociendo poco a poco y que fluctuarían entre $100.00 y $500.00, por cada uno, debidos principalmente por el robo de caballos.
Dijo Carothers que ese día 16 fue emitida una orden por el comandante de los maderistas de que todas las mercancías robadas durante el saqueo del día 15, fuesen regresadas al cuartel general en un plazo no mayor de 48 (24) horas; y que las mercancías encontradas en posesión de alguna persona después de trascurridas las 48 (24) horas, el individuo o grupo de ellos en cuya posesión estuvieran dichos bienes, serían fusilados. La orden trajo por consecuencia el retorno de muchos miles de dólares en mercancías, las cuales fueron recogidas por sus dueños en las afueras del cuartel.
Realmente el manifiesto fue expedido el día 15 y se expresó en la forma siguiente:
?¡Mexicanos! En nombre de nuestra sacrosanta libertad, por la que tanta sangre de nuestros hermanos estamos derramando, nos dirigimos al estoico pueblo de Torreón, recomendándole dos cosas esenciales: ?Honradez y orden?. Para que nuestra noble causa no tenga manchas que nos afrenten, delante de las naciones amigas y vuelva a las familias honradas, la tranquilidad que tanto necesitan en estos momentos. En tal virtud decretamos las órdenes siguientes:
Primera: todo varón mayor de edad, que cometa atentados brutales contra las familias, contra las personas y contra la propiedad será pasado por las armas.
Segunda: se abre un plazo de veinticuatro horas, para que entreguen todos los objetos, que indebidamente se hayan adquirido, so pena de hacerse acreedores a un riguroso castigo, señalando como lugar para que se entreguen los objetos, el cuartel que está junto a la planta eléctrica de esta ciudad; y en desgraciado caso que algún infractor diere lugar que fuere cateada su casa y se le encuentren los objetos reclamados, será pasado por las armas. En caso que la persona en cuestión sea menor de edad o mujer sufrirá un duro cargo por su repugnante proceder.
Tercera: toda persona que posea armas y parque los entregará en el mismo cuartel so pena de sufrir severos castigos y aún la pena capital, si ha justificado motivos para ello.
Cuarta: toda persona que posea animales, monturas y cualquiera otra clase de pertrechos de guerra, dará cuenta al jefe de armas en el mismo cuartel a fin de evitar que los malhechores cometan actos reprobados, tomando el nombre de nuestra causa.
Quinta: queda estrictamente prohibida la venta de toda clase de bebidas embriagantes, haciéndose extensiva esta medida de riguroso orden hasta en los restaurantes y centros de reunión y castigando muy severamente a toda persona que desobedezca este mandato.
EJÉRCITO REPUBLICANO. SUFRAGIO EFECTIVO NO REELECCIÓN.
Fernando Martínez. Secretario de Armas. J. A. Castro. Jefe de armas. Pedro Ruiz. Secretario.
Como nota aparte diremos que la mayoría de los jefes maderistas se inconformaron porque J. A. Castro firmó el anterior comunicado como jefe de armas, en el entendido de que Emilio Madero, era el titular.
La ciudad estaba ese día 16, bien vigilada y prevalecía el absoluto orden. Se comentó que el señor Manuel Oviedo que había fungido como secretario del grupo anti-reeleccionista en la campaña de elección de Francisco I. Madero y quien estaba en la cárcel desde el día 20 de noviembre, había sido liberado en la mañana del día 15 y se le nombró jefe político de la ciudad, puesto que asumiría el día 17. Por otra parte se comentó que se habían enviado cerca de mil hombres para que tomaran Saltillo y que el total de las fuerzas que operaban en la región de La Laguna eran cerca de siete mil elementos, incluyendo las fuerzas de Claridena (sic) (Velardeña), Mapimí y San Pedro.
Se informó por otra parte que Emilio Madero, había enviado compañías de 25 individuos para patrullar la propiedad de los ranchos y con ello permitir que los hombres comenzaran la siembra para aprovechar las copiosas lluvias que habían caído últimamente.
El gerente de la oficina federal de telégrafos, recibió órdenes de seguir en el cargo que desempañaba, hasta nuevo aviso y se le autorizó a que procediera a reparar las líneas dañadas por lo que dicho señor consideró que para la mañana siguiente la línea hacia Monterrey estaría debidamente reparada.
En la mañana del día 17 Emilio Madero envió a dos de sus ayudantes al consulado americano para que les entregaran al capitán Allen, quien los acompañó al Hotel Salvador en donde Madero había establecido su cuartel general. Allí Madero le propuso una rendición a la que Allen de momento no estuvo de acuerdo y pidió unas horas para reconsiderar la propuesta y regresó con la misma escolta al consulado; Allen informó al cónsul que Madero le había ofrecido su libertad en las ciudades de Lerdo, Gómez Palacio y Torreón, si él le daba su palabra de honor de que no abandonaría cualquiera de esas tres ciudades y le pidió al cónsul su consejo. Para ello, explicó Allen que Madero lo tendría como rehén y que en el caso de que cualquiera de los federales capturaran alguno de los líderes maderistas y lo fusilaran, él mismo sería fusilado.
Carother aconsejó a Allen que aceptara las condiciones ofrecidas por Madero, porque de lo contrario él se vería obligado a entregarlo cuando lo requirieran los revolucionarios, porque bajo las reglas consulares no le permitían sostener refugiados por medio de la fuerza. Además el cónsul consideró que él estaría debidamente protegido bajo las órdenes de Madero. Allen escribió un comunicado a Madero en donde aceptaba las condiciones y le daba su palabra de honor sobre la propuesta que le hizo y dicho señor le expidió a cambio un salvoconducto para ser utilizado en las tres ciudades. Con ello el único refugiado que quedó en el consulado americano fue el jefe de la policía, con el pleno conocimiento de ello, Madero, le aconsejó que permaneciera en dicho lugar por varios días, hasta en tanto el populacho hubiese sido controlado debidamente. En la mañana de ese día 17, el señor J. Mc. Carthy, quien había sido nombrado por Madero para que se hiciese cargo de los ferrocarriles como superintendente, apareció muerto en su cama víctima al parecer de apoplejía.
Se tuvieron noticias en el consulado americano del número de muertos que hubo durante el motín y fueron: 15 federales, 26 maderistas, 34 civiles y 224 chinos. Y se conoció que el único americano herido en el asalto a la ciudad, fue E. Boehringer, ciudadano de Gómez Palacio, quien fue herido el día 13 cuando se encontraba ?de mirón? observando el fuego en el tejado del Hotel San Carlos, sin embargo se supo que estaba bien y que seguramente pronto se recuperaría.
Fuentes:
López Elizondo Luis. Archivo personal. Documento del Archivo Nacional de Washington D.C. acerca de la matanza de los chinos en Torreón.
*Excerpt from Carothers Torreón. May.19.1911.Microfil RG 59 M274. ROLL 13, 812.00/1968.
*Excerpt from C.E. Eberalin letter Monterrey 23 de mayo de 1911. RG59 M274 roll 13. 812.00/2026.
*Excerpts from 812.00/2026. Mayo 12. 1911. Nacional Archives, Washington M274 Dept Srtate. RG59 M274 Roll 13. 812.00/1974. American Consular Service.
Esparza Santibáñez Xavier. La Revolución en La Laguna. (Primera Parte, 1910-1913). Universidad Autónoma de Coahuila. 1992.
Puig Juan. Entre el Río Perla y el Nazas. CONACULTA.
gilparras@yahoo.com.mx