(PARTE 1-2)
LUISA YBARRA GORIBAR
María Luisa Ybarra Goribar, nació en el Saltillo en el año de 1812 en una época en la que la patria mexicana aún no existía como tal, era el tiempo en el que la Nueva España se convulsionaba por el movimiento independentista. Su iniciador don Miguel Hidalgo y Costilla ya había estado allí en el Saltillo, en su camino hacia el norte en busca de armamento para sus tropas, pero sus anhelos de libertad se vieron truncos en la región de Baján, lugar muy cerca de Monclova. Allí fue hecho prisionero y llevado a Chihuahua en donde se le fusiló en el mes de julio de 1811. Curiosamente Hidalgo y sus principales lugartenientes, ya prisioneros y rumbo al cadalso, pasaron por la hacienda de San Lorenzo de Parras, hacienda que años más tarde, pasaría a ser propiedad del padre de Luisa Ybarra.
Fueron los padres de Luisa, Manuel Ybarra e Isabel Goribar Arrieta, matrimonio que además procreó a Candelaria, Juana, Justina, Pablo y Manuel. Dicha familia pronto se trasladó a la hacienda de San Lorenzo que don Manuel compró a los descendientes de Juan Lucas de Lazaga, quien había poseído dicha hacienda desde el último cuarto del siglo XVIII. Allí fue el hogar de los Ybarra Goribar cuando los hijos gozaban de su plena niñez. Don Manuel Ybarra, como persona adinerada y de reconocido poder económico regional, realizó algunas mejoras en la hacienda, mejoró los sistemas de cultivo allí existentes desde tiempo inmemorial, construyó lo que sería su hogar que más tarde se le conocería como la Casa Grande, mejoró las técnicas para la elaboración de los vinos y aguardientes que se producían y se hizo de modernos molinos para la elaboración de harina de trigo.
Luisa y algunos de sus hermanos, en su época de adolescentes fueron enviados a estudiar a Bordstown, Kentucky, Estados Unidos. Al regresar Luisa a su hogar conoció al inmigrante español Leonardo Zuloaga, quien era originario de la villa de Zeánuri de la provincia de la Vizcaya en donde nació el año de 1806, para posteriormente trasladarse a la Nueva España en el año aproximado de 1816. En octubre de 1834, se casaron en Parras, Leonardo y Luisa ante el presbítero Francisco de Arias. El matrimonio Zuloaga Ybarra estableció su domicilio en Parras y Leonardo se dedicó a colaborar en la administración y operación de la hacienda de sus parientes políticos, en conjunto con su cuñado Manuel ya que su suegro para esa fecha había fallecido.
En el año de 1841, Leonardo adquirió de los descendientes de José María Herrera, la hacienda de los Hornos en donde estableció su hogar por los 22 años siguientes. Mientras que Luisa se dedicaba a las tareas del hogar, y a proveer con esmero la estancia, de muebles y comodidades, Leonardo los dedicó al cultivo de trigo, maíz, frijol y algodón y a la cría de ganado vacuno, caballar, mular, caprino y ovejuno. Los viajes de Luisa a Parras eran más o menos frecuentes ya que allá tenía a sus parientes; y en especial se preocupaba por sus sobrinos Rojo Ybarra, quienes quedaron huérfanos muy chicos después de la muerte de su padre Remigio Rojo Guerrero que fue casado con doña María Candelaría Ybarra.
En 1848 Leonardo Zuloaga compró la hacienda de San Lorenzo de La Laguna, y por último, en el año de 1859 Leonardo adquirió la hacienda de San Lorenzo de Parras, para con ello convertirse en el dueño casi absoluto del suroeste de Coahuila.
Después de un tiempo más o menos de aparente calma del matrimonio Zuloga Ybarra, en su hogar en Hornos, vinieron los aciagos días de 1863, en la que el problema con los colonos del rancho de San José de Matamoros hizo crisis, y en el mes de octubre de ese año, vino el asalto a la hacienda de Hornos; suceso que lamentarían los Zuloaga Ybarra en los restantes años de vida. Todo el esmero y la dedicación que Luisa había puesto en el acondicionamiento de su hogar, fue hecho trisas en un instante, sus muebles se destruyeron, los medicamentos que había logrado reunir fueron deshechos y los baúles con su ropa, le fueron robados y en general todo aquello fue una verdadero desastre.
Con aquella acción de octubre de 1863, el matrimonio Zuloaga Ybarra, propiamente se despidió de su hogar en Hornos y se fue a radicar a Parras ante el lamento y la impotencia de Leonardo y de Luisa por poder resolver el problema de sus ranchos en la Laguna. Después de año y meses de aquellos violentos acontecimientos, Leonardo enfermó de un mal en el estómago y de ello murió en febrero de 1865 en Parras.
A la muerte de Leonardo Zuloaga, doña Luisa no tuvo más remedio que dirigirse a su hacienda de San Lorenzo de Parras, mientras que su hogar en Hornos quedó en el completo abandono por las difíciles condiciones sociales que se vivían en La Laguna. En San Lorenzo pasó la época de la guerra que se estaba librando entre imperialistas y republicanos. El antiguo coronel liberal Máximo Campos, que en octubre de 1864, ?se había retirado a la vida privada en Parras?, en unión de los laguneros Doroteo Rosales y Toribio Regalado, encabezaron la guerrilla imperialista en la región de Parras y La Laguna y de alguna manera recibieron el apoyo económico de doña Luisa en su lucha contra los republicanos y en especial contra los de Matamoros. En alguna ocasión, a principios del año de 1866, Máximo Campos representó a doña Luisa en La Laguna en una disputa con otros posesionarios de los derechos de las aguas del río Nasas.
Esa ayuda y cooperación para con los imperialistas, ocasionó que al triunfo de la república en mayo de 1867, se le confiscaran a doña Luisa la totalidad de sus bienes por parte del gobierno del presidente Juárez. Por lo que tuvo que trasladarse a México a defender sus propiedades y se relacionó con el ilustre jurisconsulto José María Lafragua, en ese tiempo magistrado de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, a quien le encargó su defensa. Lafragua, un liberal moderado, hombre bien intencionado muy cercano colaborador del presidente Juárez, logró hacer una brillante defensa del caso y en uno de sus oficios girados al presidente le expuso lo siguiente: ?Varias ocasiones he hablado a usted del negocio de la señora Ibarra de Zuloaga... En mi concepto hay dos partes: la de justicia y la de conveniencia... con los que está probado que si la señora levantó la guerrilla, fue cediendo a una fuerza superior que no podía resistir, llegando al extremo de ser multada por la autoridad imperial... Esto sólo basta para que la señora no deba ser comprendida en la pena de confiscación... pido a usted que resuelva dignamente la cuestión de la justicia, declarando que la señora Ibarra sea puesta en plena posesión de sus bienes y los que han sido depositarios de ellos, rindan la correspondiente cuenta?. (Continúa?)
Fuentes:
-Contreras Palacios Gildardo. Parras y La Laguna. 1990
Leonardo Zuloaga. Fundador del Torreón. 2003.
Matamoros. Notas sobre su Origen y Fundación. 2004.
-Ramos Lira Adrián. Fotografías exhumación restos de Zuloaga.