NO SE HA PODIDO ESTABLECER CONTACTO CON LOS MINEROS.
Los familiares se mantuvieron en vela toda la noche en el lugar, acurrucándose cerca de fogatas y envueltos en frazadas para protegerse del intenso frío.
SAN JUAN DE SABINAS, México (AP) .- Los trabajadores de rescate excavaban el lunes con picos, palas e incluso con las manos, en un intento desesperado por llegar la zona donde 65 mineros quedaron atrapados por una explosión de gas, a 180 metros de profundidad.
Sergio Robles, director de servicios de emergencia del estado norteño de Coahuila, dijo que, aunque hay pocas probabilidades de que los trabajadores estén vivos, se mantiene la esperanza.
Varios sacerdotes en la superficie se unieron a cientos de amigos y familiares de los mineros para orar por los trabajadores, quienes quedaron atrapados a consecuencia de una explosión ocurrida la mañana del domingo en la mina Pasta de Conchos, cerca de la población de San Juan de Sabinas, ubicada 135 kilómetros al suroeste de Eagle Pass, Texas.
Las mujeres lloraron y alzaron sus brazos para orar mientras los líderes religiosos católicos y protestantes hablaban, y varios hombres se enjugaron las lágrimas.
"Esperamos un milagro de Dios", dijo Norma Vitela, cuyo marido José Angel Guzmán, quedó atrapado en la mina. Antes del accidente, Guzmán había dicho a su esposa que había problemas por acumulación de gas en la mina.
Vitela dijo que Guzmán, con quien tiene cuatro hijos, no podía darse el lujo de renunciar a su empleo en la mina, por el que ganaba 800 pesos (76 dólares) semanales.
Los mineros sólo contaban con reservas de oxígeno para seis horas cuando ocurrió la explosión, pero las autoridades creen que seguía funcionando un sistema que utiliza ventiladores gigantes para llevar aire fresco a la mina y para retirar los gases tóxicos.
Aun así, los funcionarios no tenían la certeza de que el oxígeno estuviera llegando a la zona donde quedaron atrapados los mineros.
Juan Rebolledo, vicepresidente de asuntos internacionales del Grupo México, propietario de la mina, dijo que había tanques de oxígeno en diversas partes del lugar, pero se desconocía si los mineros podían alcanzarlos.
Esfuerzo desesperado
El lunes, los rescatadores habían avanzado hasta 400 metros hacia el interior de la mina después de trabajar más de 35 horas para atravesar montones de escombros, piedras, metal y madera acumulados cerca de la entrada. Los cuerpos de rescate estarían a unos 100 metros del lugar donde dos operadores de una banda sin fin estarían atrapados, dijo Robles.
Sin embargo, otros trabajadores se encontrarían a entre dos y cinco kilómetros de la entrada de la mina.
Robles dijo que las cuadrillas de socorro evitaron el uso de maquinaria impulsada por electricidad o petróleo, por temor a detonar los gases explosivos. Varios médicos se encontraban en la zona, para examinar a los rescatadores, cuando salían de sus turnos de ocho horas de trabajo en los túneles.
Una decena de trabajadores que se encontraban cerca de la entrada de la mina al momento de la explosión recibieron atención por fracturas y quemaduras, pero pudieron escapar con vida.
Robles dijo que el techo de la mina estaba mejor reforzado después de los 400 metros, lo cual les da esperanzas de que al superar esa distancia podrán agilizar el ritmo del rescate. Consideró que si había sobrevivientes, podrían haber comenzado a cavar ellos mismos, en busca de una salida.
Los familiares se mantuvieron en vela toda la noche en el lugar, acurrucándose cerca de fogatas y envueltos en frazadas para protegerse del intenso frío. Algunos levantaron tiendas de campaña, mientras que otros durmieron en pequeños catres o sentados en sillas de plástico. Al salir el sol del lunes, bebieron café caliente y tomaron galletas que les ofreció un grupo católico local.
Las autoridades no permitían el acceso de ninguna persona a la zona de seguridad.
>No saben"
Yadira Gallegos, cuyo cuñado Jesús Martínez, de 28 años, estaba apenas en su primera semana de trabajo en la mina, dijo llorando: "Lo único que queremos es información, y todo lo que nos dicen es que no saben".
"Lo que queremos es que nos digan qué está pasando y si han avanzado o no", dijo Francisco Ordóñez, de 41 años, cuyo hermano de 23, José Alfredo, y un primo aún están atrapados. "La gente se está desesperando".
La explosión ocurrió alrededor de las 2:30 de la madrugada del domingo a la mitad del turno nocturno, que comienza a las 11 de la noche.
Rubén Aguilar, principal portavoz del presidente Vicente Fox, dijo que el gobierno se solidariza con las familias de los atrapados bajo los escombros, y confía en que todos saldrán con vida.