En realidad la gran mayoría de votantes en México no tiene manera de saber “quién es quién en política” ni siquiera cuando hace cola frente a las urnas, porque son muy pocos los buenos lectores en este país y los perspicaces radioescuchas. Sólo abundan los pasivos televidentes.
La ausencia de participación durante el siglo del PRI marcó a muchos mexicanos no sólo como indiferentes sino como ignorantes en política. La dictadura no formó precisamente a ciudadanos serios, reflexivos, enterados, responsables, equivalentes, o por lo menos más cercanos, a los de países en verdad democráticos que sí tienen elementos para definir su destino (entre éstos desde luego ya no se puede contar a la siniestra masa ciega que en USA votó supuestamente por Bush).
Por ese desconocimiento, las pasiones políticas de los mexicanos se expresan así: “voy a votar por Calderón porque me cayó muy bien en el comercial del futbol” y contra López Obrador “porque vi en la tele que es amigo de Chávez “(y por supuesto no saben qué piensa realmente el presidente de Venezuela) o bien, votaré por Madrazo “porque en el ‘Privilegio de Mandar” lo ponen alto y fuerte, más que los otros dos y que él mismo y por algo será”. (sic).
La percepción de ese tipo de “ciudadano” no va más allá de los spots de TV o radio fabricados con mala leche por los partidos y por las tendenciosas televisoras. Las ideas, las posibilidades que tengan los candidatos de gobernar adecuadamente en los diferentes campos, ni se toman en cuenta.
No son objeto de reflexión. En este principio de abril 2006, es verdad que los tres candidatos se la pasan denostándose entre sí y Andrés Manuel parando los golpes del candidato Fox, que no lo es, pero cree que sí y los ignorantes también lo creen. Demasiado tabasqueño lo de las chachalacas, pero peor la falta de comprensión de lo que es la Presidencia de este señor con una investidura que le dimos y que ha envilecido más y más.
Sí, los candidatos no se ocupan suficientemente de exponer sus ideas, pero en fin a dos de ellos se les conoce bastante pues han gobernado a grandes poblaciones: AMLO en el D.F. a diez millones de personas. Madrazo en Tabasco a dos millones. Felipillo, 0.
AMLO tiene además un libro sucinto, claro y eficaz para la ciudadanía que no ha de haber leído con serenidad el compañero de Editorial Diana, Jaime Sánchez Susarrey, porque le inspiró una respuesta “para tarados”... aunque le gustó a mi querido amigo Germán Dehesa, hoy también en “Diana” con otro libro de viajes : “Viajero que vas...”.
Colijo pues que el Yunque no es buena musa, my friends. López Obrador gobernó la Ciudad de México, un verdadero y difícil país en el que fue constantemente atacado por Marta y anexas, pero en el que fue un buen jefe de Gobierno, producto de elecciones limpias y en el que se lanzó con valor y buen éxito a obras colosales de modernización vial evitando asfixia en la urbe. Funcionaron bien los vapuleados Segundos Pisos y sobre todo los Distribuidores Viales y crearon muchos empleos, mister Moretón. Ayudó a vivir a los más abandonados, los viejos y dio acceso a la vida cultural y artística a una población que la tiene difícil por la complejidad y extensión de una ciudad que el centralista PRI dejó crecer a lo bestia.
Tuvo errores diversos, claro, como esas horribles pirámides de Reforma que le sugirió Julieta Campos. Pero AMLO tiene ideas con las que comulgamos los que deseamos un país fuerte, justo y soberano, el que merecemos: es antineoliberal como los gobernantes sudamericanos hartos del coloniaje, a diferencia de los dos candidatos prianistas con la misma vocación gatuna hacia los gringos que le dio tan buen resultado a Fox.
AMLO ve primero hacia adentro. Fortalecerá el mercado interno. No es entreguista. No es inútilmente agachado como para permitir un muro de Berlín a su querido brother, el terrorista Bush. Pero no absurdo como para pelearse con los ricotes. Es enemigo de la política exterior del foxismo que desacreditó a México. Se niega a que prevalezcan por los siglos de los siglos amén la impunidad y los PRIvilegios, ya que el 50 por ciento de la población, no ya el 40 por ciento, es pobre.
Ya lo vimos gobernar y lo hizo bastante bien. Por eso lo quieren en el D.F, en las plazas públicas y la gran mayoría de los escritores. Madrazo, producto de elecciones sucias, gobernó Tabasco, un estado con dos millones de habitantes y sin grandes dificultades.
Sus ideas no le interesan a nadie. Es un priista a la vieja usanza, tramposo, cómplice, enriquecido en el poder, amigo de “los mismos”, etc. La corrupción en su estado causa terribles problemas internos, peores que los que tiene con Elba Esther. Su vida privada es muy fea y muy falsa. Si Madrazo llegara a Los Pinos, obedecería a su padrino Salinas y llamaría a su lado a lo peor del PRI, por ejemplo, al agente de bolsa número uno: Emilio Gamboa Patrón, que acaba de vender a México una vez más, nunca tan gravemente.
Por algo su amiga María Emilia decía que éste es capaz de vender hasta a su madre y a su padre. Estábamos preocupados por todo lo que Fox privatiza medio a escondidas: el petróleo, el agua, la energía, la industria ¡ya no sabe qué más darle a W! y de repente el golpazo: El PRIAN privatiza el espacio radioeléctrico “cabildeado” por el reconocido canalla, su compinche Jackson y por supuesto, abogángster Diego Fernández de Cevallos.
El espectro radioeléctrico del país vale miles de millones de dólares y el Estado Mexicano –El Estado Somos Todos- (los que no somos Luis XIV), no recibió un centavo de esa megaconcesión a la Telecracia, que como debe saber el señor Gil, desde Díaz Ordaz paga el 25 por ciento de los impuestos que le tocan en realidad.
Total que “La Caja Idiota” se convierte hoy en el Poder Superior de la Federación, a cambio de unos espejitos llamados spots, que le encantan al otro candidato, “El (no tan) Niño Azul”, que con ello demuestra su total incomprensión, ergo ineptitud de la Presidencia. Él no ha gobernado nada. No tiene ninguna experiencia. Y las chambas de altura que le dio Fox, se las quitó volando: Banobras (quizá por el autopréstamo que se otorgó, creyendo llamarse Bribiesca) y la Secretaría de Energía, en la que no supo cómo hacerlo. Pero si no siendo nadie, ha logrado que se mutile al Estado Mexicano ¿Se imaginan en serio qué sería de México con Felipillo en el poder? El IFE, si quisiera en verdad demostrar su autonomía, debería analizar si la mutilación de los poderes del Estado Mexicano (el Ejecutivo y el Legislativo) no es motivo suficiente para retirar el registro a los partidos políticos que la perpetraron y hasta al frívolo candidato que solicitó la aprobación de la Ley instrumento de la dicha mutilación.
El fast track de la Ley Televisa en el Senado, violó el derecho de la Opinión Pública, la única autoridad que reconocía Juárez, a tener el tiempo necesario para entender lo que pasaba. Aquí el IFAI debería intervenir... antes que Fawzi Handam lo destruya.
Qué horror este “Fecal”, me he opuesto a ese mote de Felipe Calderón por soez, pero ahora entiendo que lo merece. Qué miedo. No es más que incompetencia y vanidad. Primero mete la pata al mendigar spots y luego exige al cabeza hueca de Manuel Espino que se los compre pagando con el espacio radioeléctrico del país. ¿Y Fox? Felicita en vez de vetar. Llegó para imponer la Teocracia. No pudo y nos deja a cambio la Telecracia.
P.S. Ya está a la venta en la página www.manudornbierer.com y en librosdemanu@aol.com la nueva edición de “La Otra Guerra De Las Drogas”. Y en línea, la primera parte de “El PRIAN”.