Los políticos suelen prometer mucho cuando están en campaña para hacerse del poder, y una vez instalados en éste, comienzan a actuar de acuerdo a sus prioridades y particulares puntos de vista e intereses, que con mucha frecuencia también lo son de los grupos de presión (poseedores de poderes fácticos), que los apuntalaron para lograr su objetivo. No estamos diciendo nada nuevo, menos aún en el caso de nuestro país, donde padecemos el ?capitalismo de compadres?.
Solamente que dadas las particularidades, ampliamente conocidas, del proceso que llevó a la Presidencia a Felipe Calderón, y con la clara llamada de atención, expresada en el cerradísimo resultado electoral, sobre el malestar social acumulado por la actuación de los últimos gobiernos, Calderón se entregó a una notable prolijidad declarativa y de promesas, ante la cual muchos analistas y sectores de la sociedad le han brindado ?el beneficio de la duda?.
En esta tesitura, hemos comentado sobre los indicios que el reciente Gobierno está dando en materia de energía, y planteamos que los próximos meses serán suficientes para ver si dichos indicios comienzan a tomar forma real.
Pero ahora, en materia de educación y ciencia está mostrando algo más que indicios, y no muy alentadores por cierto. Y es que en la 37 asamblea ordinaria de la ANUIES, a la que Calderón asistió como candidato, se comprometió a que dichos rubros serían prioridad para su Gobierno.
Y bueno, ya como presidente en los primeros pasos que da al respecto está mostrando la solidez de sus compromisos. La propuesta presupuestaria de Calderón para la educación superior significa un 0.51% del PIB, inferior a los 0.57% que se estima cerrará en este año.
Al respecto, los expertos señalan que el Programa Nacional de Educación (Pronae) 2001-2006 planteaba la meta de incrementar anualmente el financiamiento de la educación superior hasta alcanzar el 1% del PIB, lo cual se estipula en la Ley General de Educación; pero ni los compromisos del Pronae, ni lo dispuesto por la Ley, fueron cumplidos durante el mandato de Fox, y al parecer esta propuesta para 2007 va en el mismo tenor. Felipe Calderón prometió llevar dicha cifra a 1.5% para 2012, pero no se ve cómo.
En lo que respecta a ciencia y tecnología, el proyecto de presupuesto 2007 también implica una disminución al pasar de 0.35 a 0.33% del PIB de un año a otro, situación que viola disposiciones de la Ley de Ciencia y Tecnología, en la cual se determina que el gasto deberá llegar, de manera progresiva, a 1% del PIB. Igual que en el caso de educación, no se ve mucho ánimo para cumplir las metas comprometida en leyes.
Ante ello es inevitable preguntarse ¿por qué los tecnócratas de Hacienda son tan escrupulosos para cumplir los compromisos con el IPAB y otros compromisos de dudosa legitimidad social y en los rubros comentados, de gran importancia para el país, andan regateando? Los dos son compromisos adquiridos, ¿qué no?
Ante la reacción, llegando incluso a tonos airados, de la oposición política en el Congreso y de personalidades del sector educativo, Calderón parece estar echando marcha atrás instruyendo a la Secretaría de Hacienda para que busque incrementar el presupuesto ?hasta donde sea posible?. Vamos a ver.
Josefina Vázquez Mota se comprometió a que el Ejecutivo respetará la propuesta presupuestal que surja de una comisión tripartita (instituciones educativas, legisladores, Gobierno) recién creada para ese fin, la cual prevé en uno de sus puntos que someterá a consideración de sus integrantes la meta 1.5 % de inversión del PIB en educación superior este sexenio.
Pero no solamente en el aspecto presupuestario se refleja el desdén que tiene el Gobierno entrante por la educación, la ciencia y la tecnología. El nombramiento de Romero Hicks como director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, un político que aspiraba a otra cosa con el Gobierno de Calderón, y pues le dan eso como premio de consolación. Se trata de un personaje del cual, sin necesidad de ponernos estrictos, no le encontramos una mínima producción científica, ni tampoco planteamientos sobre el tema, que reflejen que tiene una cercanía con el sector.
En esta misma tesitura está el nombramiento del yerno de Elba Esther Gordillo, lideresa del SNTE, Fernando González Sánchez, como subsecretario de Educación Básica de la SEP. Lo menos que se ha dicho de esta situación es el claro conflicto de intereses que se va a dar. Pero los señalamientos de corrupción del señor González Sánchez, como miembro del sindicato, no se han hecho esperar.
Ya lo habíamos comentado hace algunas semanas, pobre educación en México, tan lejos de la calidad y la eficiencia, y tan cerca de los intereses de los políticos y líderes sindicales corruptos. El naciente Gobierno de Calderón confirma esto, y las previsiones que se habían hecho a este respecto sobre el tema. Al mismo tiempo, parece querer dilapidar rápidamente el cúmulo de beneficios de la duda que un sector de la sociedad le dio. Hay tareas.
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