Agencias
PARIS, Francia.- Los universitarios franceses, respaldados por los sindicatos, volvieron a manifestarse ayer -y en algunos casos a enfrentarse con la Policía- en protesta contra una reforma laboral que según dicen amenaza el concepto del estado de bienestar social.
El primer ministro Dominique de Villepin, reunido con los legisladores gubernamentales, dijo estar dispuesto a enmendar dos disposiciones de la Ley, llamada ?primer contrato laboral? -pero se negó a considerar su derogación-.
Mientras hablaba, los estudiantes iniciaron en la capital su cuarta jornada de protestas en ocho días. Miles de universitarios desfilaron por la margen izquierda del Sena al grito de: ?¡La calle es la que manda!?, en desafío a Villepin.
Las tensiones aumentaron al concluir la manifestación, cuando centenares de manifestantes arrojaron botellas y piedras a la policía en los pintorescos Jardines de Luxemburgo de la capital francesa. Algunos rezagados utilizaron la caótica situación para robar teléfonos celulares y romper las ventanillas de varios vehículos a lo largo del recorrido de la marcha.
Las protestas -y la violencia que dejó a un manifestante en coma desde el fin de semana- han puesto de relieve en dilema que encaran muchos gobiernos europeos que intentan reformar sus mercados laborales ante la competencia de la globalización.
Villepin, que parece haber emparejado su carrera política a este tema, intentó arengar a sus seguidores en medio de las protestas de sus detractores, tanto de izquierda como de derecha, que han exigido la modificación o derogación de la Ley.
?La Ley está bien hecha?, dijo durante una reunión con jóvenes desempleados en Poissy, al oeste de París. Sin embargo, indicó estar dispuesto a mejorarla e invitó a sus detractores a ?sentarse a una mesa? para analizarla.
Las manifestaciones -en ocasiones violentas- han sido una prueba para las intenciones reformadoras de Villepin, especialmente en el terreno laboral ante la caída de la competitividad francesa y el desafío de la globalización de las potencias emergencia asiáticas como China y la India.
La controversia podría perfilar el debate de las elecciones presidenciales y legislativas del próximo año. La popularidad de Villepin ha caído en picada y los socialistas han prometido derogar la Ley si recuperan el poder.
La Ley, aprobada este mes por el Parlamento, intenta flexibilizar el mercado laboral galo y animar a las empresas a despedir a los empleados menores de 26 años sin darles razón alguna durante los dos primeros años en el trabajo. El desempleo juvenil alcanza el 20 por ciento -el doble del promedio nacional. Los detractores temen que acabe con la codiciada seguridad laboral-.