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Se paraliza la ciudad por el partido del Tri

FABIOLA PÉREZ-CANEDO Y MARÍA ELENA HOLGUÍN

EL SIGLO DE TORREÓN

De las dos a las tres 45 de la tarde, las calles lucen desiertas y la mayoría de los televisores sintonizan el Mundial

El tráfico se detiene, la actividad productiva también. A las dos de la tarde las calles de la ciudad se quedan desiertas, pero en los centros comerciales y restaurantes con televisión no admiten una persona más.

En verde, blanco o rojo, los aficionados de Torreón apoyan a la selección mexicana de futbol, en el juego contra Angola, en Alemania. Brenda Rodríguez, empleada de un negocio ubicado en una plaza comercial sale presurosa para ver el partido con sus compañeras de trabajo, a quienes pinta una pequeña bandera en la mejilla, mientras corre el primer tiempo, pues ?así se siente más el espíritu, se siente más el apoyo a la selección?.

Centros educativos como el Cetis 59 terminan clases temprano y los alumnos acuden en grupo a ver la transmisión del juego, como Evelyn Astrid Morelos, del cuarto semestre de preparatoria, quien aún porta el uniforme: ?sólo vemos los juegos de México, los demás no nos interesan?.

Desde temprano, los vendedores ambulantes ofrecen banderas de todos tamaños, matracas y cornetas, en los principales cruceros de la ciudad. El Auditorio Municipal está a reventar, pues el Ayuntamiento dispuso de cuatro pantallas gigantes para que los torreonenses tuvieran un ?estadio virtual?. Sin embargo, la afluencia baja a cerca de dos mil personas, debido a la escasa nitidez en las pantallas.

Ya sea en el puesto de gorditas del crucero en Cuatro Caminos, en el carrito de dulces que se instaló frente al Auditorio Municipal, o en la fila del Bancomer de la avenida Cuauhtémoc, las miradas fijas de los laguneros se mantienen en el televisor.

Guillermo Carrillo, líder de proyecto en la empresa Conexión Mundial, empata su trabajo con el juego, promoviendo a la compañía en el área de comida de un centro comercial, donde por momentos se converte en árbitro y busca descalificar a todos los angoleños que evitan el gol de la selección mexicana.

Ya en el segundo tiempo, las cornetas suenan cansadas, pero los laguneros giran sus matracas nuevamente con furia cuando el portero de Angola frustra los intentos del equipo mexicano por anotar el ansiado gol.

Armado con una enorme bandera de México se pasea Raúl Estrada, quien labora en un negocio de computadoras. Dice que acudió a diversos bares para observar el juego, pero finalmente termina en el centro comercial, porque los restaurantes y demás sitios con televisión estan llenos: ?es el tipo de eventos que disfrutas más en bola, por eso están todos los lugares a reventar, hay sitios donde no cabe ya ni un alfiler?.

Cuando faltan seis minutos para que termine el segundo tiempo, Eduardo Hernández, quien es empleado en un comercio del bulevar Independencia, recoge sus carpetas de la mesa en el restaurante donde recién terminó de comer y camina hacia la puerta. Parado junto a la salida, el promotor observa los últimos minutos del partido, para después retirarse.

El juego termina y de inmediato, las mesas quedan solas. Las personas se aglutinan a la salida, el tráfico vuelve a las calles, los trabajadores apresurados buscan regresar a los negocios y en los restaurantes sólo quedan los empleados que recogen los platos, vistiendo playeras verdes y con la bandera pintada en la mejilla.

El encuentro entre México y Angola modifica el ritmo de actividad característico de los viernes, pues la afición gomezpalatina se aposta frente a los televisores desde antes de las dos de la tarde para presenciar el desempeño de los seleccionados nacionales.

Durante la considerada ?hora pico?, las calles de esta ciudad prácticamente están desiertas, y por esta ocasión no hay los clásicos embotellamientos de vehículos de quienes van y vienen de Torreón por el bulevar Miguel Alemán a la hora de comer.

El comportamiento del comercio es similar, pues a partir de las dos de la tarde los negocios comienzan a vaciarse de clientela, algunos por irse a sus casas a ver el partido y otros que prefieren concentrarse frente a las pantallas de los televisores en venta de algunas mueblerías, como Gregorio Sánchez, quien ya no alcanza a llegar a tiempo hasta su casa, en el ejido Independencia.

Los que sí incrementan sus ingresos son los restaurantes, cantinas y bares, que son el punto de reunión, en donde ofrecen la tradicional botana a los comensales aficionados.

En la planta baja de la Presidencia Municipal, frente a la Tesorería, se enciende el televisor y sólo algunos ciudadanos que realizan trámites se quedan para presenciar el inicio del partido, pues el grueso de los trabajadores ya se ha retirado.

Salomón Jurado, quien permanece atento al televisión, dice: ?espero el mejor desempeño de los mexicanos, parecido al primer encuentro contra el equipo de Irán?.

La euforia futbolera también se apodera de los alumnos de la escuela primaria Vicente Guerrero del turno vespertino, quienes ni siquiera se presentan a clases porque según la supervisora de la zona escolar 053, Juana Pasillas Rodríguez, prefirieron quedarse en casa para ver el partido. El plantel, que tan sólo tiene 38 alumnos en ese turno, sólo registra la asistencia de dos niñas y de la maestra Rosa Velia López.

El turno matutino de la primaria Antonio Caso anticipó la salida por más de media hora, mientras que las actividades en el vespertino son irregulares, pues asistien pocos alumnos y algunos maestros que mientran ven el juego, asan carne en la parte trasera del edificio.

?YA SON MAYORES DE EDAD?

La euforia por el Mundial de futbol y por el cierre de las campañas políticas estuvo presente en Lerdo.

Los cubículos de la mayoría de los regidores, tanto de oposición como de Acción Nacional, se encontraron vacíos, algunos otros ocupados por sus asistentes personales.

Extrañamente, los escritorios de los regidores del PRI estaban solos cuando a las afueras de la Presidencia Municipal se llevaba a cabo todo lo necesario para recibir al candidato de la Alianza por México, Roberto Madrazo Pintado, quien cerró campaña en Ciudad Jardín.

Decenas de camisas rojas se veían pasear por las estrechas calles de la ciudad, entre ellas a Carlos Rodríguez Fernández, coordinador de la fracción priista, quien lucía emocionado por la visita del candidato.

Por su parte, los regidores de Acción Nacional, quienes acudieron a sus labores, como Juan de Dios Villegas Morales, Antonio Salazar y Raúl Hernández, se observaban inquietos y al igual que el regidor priista, emocionados por la visita de su candidato a la Presidencia de la República, Felipe Calderón Hinojosa, a la Región Lagunera con motivo de su cierre de campaña.

Quien decidió dejar su despacho poco antes de la dos de la tarde es la alcaldesa lerdense, Rosario Castro Lozano, quien aseguró que vería el partido desde la comodidad de su hogar, junto a su hija y no en el evento que su partido organizó para ver el enfrentamiento entre México y Angola en Alemania.

Antes de partir, la presidenta municipal, ante la ausencia de gran parte de los miembros del Cabildo, declaró: ?no les dimos ninguna recomendación, para eso tuvieron su curso impartido por la Fepade, además ya son mayores de edad?, señaló Castro Lozano.

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