Incendian autobuses y oficinas bancarias, al parecer sin víctimas.
Sao Paulo,(EFE).- Al menos 65 autobuses y diez oficinas bancarias fueron incendiados anoche en el estado brasileño de Sao Paulo, escenario desde hace tres días de la más cruenta ofensiva del crimen organizado que ha dejado unos 61 muertos, incluidos algunos presos, según las autoridades.
El número de muertos podría pasar de 70 debido a las decenas de rebeliones con centenas de rehenes que se registran en diversos municipios del estado, informan hoy noticieros de televisión.
La ola de violencia, que comenzó el viernes por la noche con ataques a puestos y patrullas de policía, continuó en la madrugada del domingo con más atentados y unas 78 rebeliones, que se han extendido a prisiones de los estados vecinos de Paraná y Mato Grosso do Sul.
Durante la noche del domingo y la madrugada de hoy los criminales intensificaron sus acciones con la quema de autobuses y sedes bancarias, al parecer sin víctimas.
El panorama hoy en las calles de la principal metrópoli brasileña era similar al de un paro de transportes, con aglomeración de personas en estaciones debido a que seis de las siete empresas de transporte público que operan desde la zona sur mantuvieron sus vehículos en los estacionamientos, por temor a nuevos ataques.
Según el cuerpo de bomberos, desconocidos incendiaron veinte autobuses del servicio público en distintos barrios de Sao Paulo y 45 más en los municipios de Sao Bernardo, Diadema, y Osasco, sin víctimas en ninguno de los casos.
Al mismo tiempo, desconocidos atacaron a tiros y posteriormente incendiaron varias sedes bancarias, añadió la misma fuente.
El último informe emitido el domingo por la Secretaría de Seguridad Pública de Sao Paulo, señala que entre el viernes y el domingo las fuerzas de seguridad sufrieron 115 atentados.
A los 52 muertos que dejaron los ataques de las primeras dos noches de violencia en el estado más rico y poblado del país, se sumaron el domingo al menos nueve presos que murieron en rebeliones en las cárceles de las ciudades Ribeirao Preto y Sao Sebastián.
Del total de víctimas mortales, 36 eran miembros de las policías Militar y Civil, agentes de la Guardia Civil Metropolitana y guardianes carcelarios, así como dos civiles, y 14 supuestos atacantes que fueron abatidos en la reacción policial, según la Secretaría de Seguridad Pública.
Las autoridades aseguran que la ola de violencia ha sido llevada a cabo por una mafia de presos llamada Primer Comando de la Capital (PCC), como represalia por el cambio de prisión de los cabecillas de esa banda.
El pasado jueves, 765 reclusos fueron trasladados de presidios del interior del estado a dos cárceles de máxima seguridad, una en Presidente Venceslau, a 620 kilómetros al oeste de Sao Paulo, y la otra en la zona norte de la ciudad homónima.
El PCC, promotor de las principales insurrecciones en cárceles paulistas, coordinó 29 simultáneas el 18 de febrero de 2001, que dejaron treinta muertos, la mayoría miembros de bandas rivales.
Pese a la continuación de los atentados, el director del Departamento de Investigaciones sobre el Crimen Organizado de la Policía Civil de Sao Paulo, Godofredo Bittencourt, afirmó el domingo que la reacción de los organismos de seguridad está surtiendo efecto y que "es cuestión de tiempo" el control de la situación.
Unas 220 personas permanecen como rehenes en cárceles de distintas ciudades del estado de Sao Paulo. En una de ellas los reclusos lanzaron un colchón en llamas sobre el director, que sufrió quemaduras en el 80 por ciento de su cuerpo.
En las últimas horas ocurrieron rebeliones en cuatro prisiones de los estados de Paraná, Mato Grosso do Sul, y en una cárcel de Foz do Iguazú, en la triple frontera con Argentina y Paraguay.
El domingo la policía detuvo a 82 sospechosos y decomisó 97 armas.
El comandante general de la Policía Militar, coronel Elizeu Eclair Teixeira Borges, admitió hoy que entre los delincuentes que han perpetrado los ataques hay presos que recibieron permiso de la justicia para salir de la cárcel durante este fin de semana con motivo del Día de la Madre.
Más de 10.000 presos recibieron ese beneficio de la justicia paulista y Teixeira Borges dijo que entre los delincuentes muertos o heridos en la respuesta policial figuran algunos de los que salieron de la cárcel para pasar el día con sus familias.