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Sean Paul es la joya de Kingston

El País

MADRID, ESPAÑA.- Sean Paul exportó a todo el mundo el dancehall jamaicano. Seis millones de discos después, aún vive en la isla, componiendo su mezcla de hip-hop y reggae.

Los seis millones de copias vendidas de Dutty Rock propulsaron al jamaicano Sean Paul al club de los cantantes con más exito del planeta.

Y además, sacaron del underground al dancehall, un sonido de esa isla, mezcla de reggae y hip-hop. Tres años después estrena tercer álbum, producido en el Tercer Mundo (Jamaica), y por eso lo llama Trinity (Trinidad).

Antiguo nadador profesional, nacido hace casi 33 años en Kingston, hijo de una famosa pintora jamaicana y de un atleta de orisica. Gen portugués (se apellida Henriques), Sean Paul lleva unas gafas negras que le cubren la mitad de la cara, deportivas doradas y mucha joyería?

ENTREVISTA

-Tres años es mucho tiempo, ¿no?

Dutty Rock tenía cinco singles, y había que promocionarlos. Eso me ocupó dos años. En enero me quedé en casa para escribir este nuevo álbum.

-A la crítica no le ha gustado nada.

-¡Que me dejen en paz! Yo hago dancehall, lo he exportado al mundo entero, y nadie puede hacerlo tan bien como yo.

-¿No te daba más satisfacciones la natación?

-Lo que más me importa es hacer música. La primera vez que escribí una canción grité ¡sí! Estaba alegre, había encontrado por fin un objetivo en mi vida.

-¿Qué destacarías de este disco?

-Tiene un tono más oscuro. Dos amigos muy íntimos murieron de manera violenta a principios de año, cuando estaba empezando Trinity. Tenía que escribir una canción sobre esto, y fue Never Gonna be the Same. Es como una oración, en la que les digo que sé que volveré a verlos. Es mi último mensaje para ellos.

-Al dancehall se le ha acusado de fomentar la violencia.

-Siempre pienso, sobre todo, en los fans del dancehall en Jamaica, que ven toda la violencia que hay en el país. Les digo que continúen oyendo este sonido. Porque es una música para escaparse. En Jamaica no hay nada para los jóvenes. Entonces, ¿qué hacen? Escuchan discos. Y ésta es una música para el placer, para ir de clubes, estar con amigos, ligar, beber copas, fumar porros?

-¿Te consideras un modelo para tu público?

-Sí, pero no es presión, es una responsabilidad. Hablo con el mundo entero, y eso es una responsabilidad.

-¿Por qué has cambiado el título y las letras de tu canción Legaliz it (ahora We be burnin?), que militaba por la legalización de la marihuana?

-Mi compañía me dijo que había que quitar las palabras legaliz it porque las televisiones en Estados Unidos no pasarían el vídeo. He preferido cambiar toda la letra y conservar sólo la música.

-¿Así que a pesar de tu éxito, no puedes cantar lo que quieres?

-He conseguido hacer una canción muy política, que se dirige a los líderes politicos, religiosos, o a las bandas urbanas. Esos que dicen ?ven conmigo, soy el mejor, te enseñaré el buen camino?, pero que en realidad te llevan a combatir a los otros y provocan guerras. Esta canción dice que todos podemos vivir juntos.

-¿Cuál es el futuro del dancehall?

-Creo que es un movimiento que se está volviendo uno de los más importantes del mundo. Cuando nació el hip-hop, la gente decía: eso no durará. Pues sí que duró, e influyó muchas vidas.

-¿Por qué sigues en Jamaica?

-Porque nadie más lo hace. Quiero decir a los jóvenes productores jamaicanos que yo todavía estoy allí para trabajar con ellos. Si nadie lo hace, ¿qué va a pasar con nuestro arte? Ahora soy grande. Tengo que hacerlo.

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