A través de los años, la ciencia ha ido descubriendo grandes misterios de otros tiempos. Poco a poco nos va limpiando de malezas el pensamiento, pero en algunos casos nos hemos quedado con el campo vacío, tan vacío que nos hemos olvidado de cosas tan simples y obvias como respirar. Muchos dirán que a nadie se nos olvida respirar, porque de lo contrario moriríamos. ?Y bien todos respiramos?, pero no todos respiramos bien, a muchos se les olvida que uno debería de poner conciencia iluminadora en todo lo que hace aun en el simple acto de respirar. Una tarea fácil y sencilla, tan simple y tan obvia que de pronto se convierte en una tarea difícil, pues las preocupaciones diarias vencen la buena voluntad de querer hacer algo simple, es como si la mente dijese ?ocúpate de eso más tarde, porque hay otras cosas más importantes qué hacer. Y así uno va dejando para después lo que deberíamos haber hecho ahora?.
El viento sopla y el sol no se disfruta porque estamos atentos al camino, el lugar que ocupamos a cada paso que damos. Miramos todo, cruzamos por ese lugar y pensamos en la pena que da un lugar así. Bien como ese terreno es nuestra mente y el caminante es nuestra focalización de nuestra conciencia. ¡Cuántas veces nos encontramos intentando aclarar determinada situación en la vida y vemos que no podemos lograr una visión clara de las cosas! Justamente porque nuestra mente está ante un interrogante que antepone todo lo aprendido, sea bueno o sea malo. Queremos dilucidar algo y tropezamos con miles de procesos mentales productos de aprendizaje y experiencias pasadas que actúan a modo vigilante interno a veces y como obstáculo difícil de superar en otras. Es tal el esfuerzo cotidiano para resolver pequeñas situaciones, que lo único que desea es resolver lo antes posible dicha cuestión. Como en el terreno antes mencionado. Así hemos perdido de disfrutar el sol, de respirar el aire que corre libremente. Dicho de otra manera, nos hemos perdido de ver el lado positivo de las cosas, de vivir lo bueno de la vida de los pequeños momentos, de llenar el alma con las ilusiones, porque no sé si sabrás que el hombre vive de las ilusiones, aun cuando otros te digan ?las ilusiones no te conducen a nada?.
¡TODO TERMINA!
Con el paso del tiempo he aprendido que nadie somos eternos pues a medida que pasan los años, se da uno cuenta de cómo las personas poco a poco van abandonando este mundo terrenal. Personas que nunca te imaginaste que existieran, y que pasaron desapercibidas, personas que amaste y quisiste con todo tu corazón y te has preguntado ¿Qué ha pasado con ellas? ?Nada?. Únicamente se nos adelantaron al viaje sin retorno. Personas que conocí en mi niñez y ahora en mi juventud. Todo esto es como si te hicieran magia. ¡Ahora estamos y el día de mañana ya no! Cuando uno duerme parece que la vida terminara ahí, pues quién nos puede asegurar que al otro día puedas despertar plácidamente, por eso es aconsejable darle gracias al creador por haber disfrutado y vivido ese día, y si lo deseamos pedirle autorización para que nos permita disfrutar el siguiente día y así sucesivamente hasta que él lo desee para que nuestra alma el día que nos toque la hora de partir al mas allá, viaje hacia la eternidad acompañados de nuestro Creador.
¡PAPÁ Y MAMÁ!
Ambos son parte inequívoca que conforman el núcleo familiar. El grupo de familia existe hasta en los animales y su contextura social es parte consustancial de la vida humana. Los mejores hijos suelen ser sucesores de padres coherentes ligados entre sí, no sólo por el tradicional vínculo del amor que motivó su unión sino por constituir una ?sociedad? equivalente a un ?contrato social? prevalente, fructífero y reconocido por las leyes. En esta sociedad conyugal, todos los pueblos de las diversas latitudes y tiempos de la historia (salvo casos grupales aislados) han admitido la primacía del padre como representante típico de la relación que tiene el hombre y la mujer. En la actualidad esta valoración puede variar parcialmente debido al creciente concurso de la madre que hoy en día se ha convertido en mayor aportante del hogar. De todos modos el padre seguirá siendo el entre representativo de la familia. Aparte del altísimo sentimiento afectivo que representa la figura paternal, nadie podrá sustraerse a la imagen del tierno progenitor que guió nuestros primeros pasos y nos educara con sus ejemplos. El cual cuidará de nosotros en las horas de preocupante enfermedad y nos llevará de la mano a la escuela inicial; el que siempre estuvo atento a nuestro desarrollo, hasta forjarnos como personas con dignidad y derechura.
?Reflexión?. No tomes a mal lo que te dicen tus padres, mejor escúchalos y analiza sus palabras ya que tarde o temprano te darás cuenta de que ellos siempre han tenido la absoluta y verdadera razón.
?Seguimos presentes?.