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Senadores y diputados/¡Se la tronaron!

Raúl Muñoz León

Quinientos miligramos de cocaína; veinticinco miligramos de heroína; cinco gramos de opio o marihuana; doscientos cincuenta gramos de hongos alucinógenos y cien gramos de anfetaminas, son las dosis que nuestros patrióticos diputados federales y senadores autorizaron para que, de manera individual, cada mexicano o mexicana pueda inyectarse, fumar, oler o tomar, al introducir de manera irresponsable reformas a la Ley General de Salud, al Código Penal Federal y al Código Federal de Procedimientos Penales, reformas que afortunadamente y debido a presiones de sectores nacionales e internacionales, el presidente de la República en ejercicio de su facultad de veto, regresó a la Cámara de origen con sendas observaciones para que se analice nuevamente el asunto.

Cuesta trabajo creer y aceptar que haya sido el Poder Legislativo, que sean nuestros representantes populares, encargados de velar, proteger y salvaguardar la salud física y mental de los mexicanos, sobre todo de los menores y adolescentes que son fáciles víctimas de los negociantes del vicio, quienes aprobaran esas reformas legislativas que, en la práctica, no son otra cosa que la despenalización de figuras delictivas claramente tipificadas en los códigos y en leyes ordinarias, contra las cuales el Gobierno ha dicho reiteradamente que existe una campaña permanente aunque los resultados no acaban por verse. Sí, la despenalización del narcotráfico y drogadicción en todas sus modalidades.

Decimos figuras delictivas porque si se autoriza la posesión y el consumo de estupefacientes, así sea en cantidades mínimas, implícitamente se da “luz verde” también a su producción, distribución y comercialización, todo el proceso económico que se sigue tratándose de cualquier otro producto que exista en el mercado. Se legaliza el consumo de la droga, y fíjese amable lector, un niño, un joven o un adulto, cualquier mexicano pues, es sorprendido por las autoridades policiacas competentes en posesión de los gramos o miligramos que la Ley le autoriza, digamos por la mañana, atenerse al beneficio legal diciendo: “si sólo traigo cinco gramos” y no ser detenido; los consume, y por la tarde o por la noche traer nuevamente las dosis que le son permitidas; y así un día, otro día, y de manera permanente. ¿Cuál es el resultado? Incentivos a la drogadicción.

La sociedad quedó asombrada cuando se enteró por los medios informativos del dislate o broma macabra en que habían incurrido los legisladores. Cabe preguntarnos: ¿no pensaron senadores y diputados, sobre todo senadoras y diputadas, si es que su voto fue afirmativo, quienes por su condición especial de mujeres están más preocupadas por la integridad de la familia que nosotros los hombres, en las consecuencias negativas y destructoras que traería lo que seguramente aprobaron al vapor y sin reflexión alguna? Por buena suerte se levantaron voces de inconformidad y crítica de instituciones y organismos prestigiados; hubo presión del Gobierno norteamericano y al asunto se le dio marcha atrás.

Porque no se crea que el veto presidencial se haya dado por que el Ejecutivo Federal se percatara por sí mismo del carácter nocivo de la reforma; de hecho, según las agencias noticiosas, estuvo a un paso de haberla promulgado y ordenado su publicación, con lo cual se hubiera cerrado el círculo del proceso legislativo y entrado en vigor. La actitud asumida por el presidente de la República obedeció, y que bueno que así haya sido, principalmente al descontento que en todos los sectores de la sociedad mexicana produjo tan desatinada medida.

El proyecto reformatorio ha regresado a las Cámaras y ahí tendrán que hacérsele las enmiendas y correcciones que efectiva y positivamente beneficien a la población, o de plano desecharlo, porque como se elaboró en nada favorece para terminar con el flagelo de la drogadicción que azota a nuestros sectores infantiles y juveniles. Mientras tanto, sólo cabe una expresión que resume el rechazo social al trabajo legislativo en este renglón: en las modificaciones para autorizar la posesión y el consumo de drogas, los legisladores de plano ¡se la tronaron!

Correo electrónico:

r_munozdeleon@yahoo.com.mx

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