Es muy común escuchar la frase: ?Como México no hay dos?, la he escuchado varias veces en estos días, por diferentes personas. Generalmente o, más bien, sólo para referirnos a lo mal que estamos. Para hacer alusión a la corrupción que nos afecta, del que todos somos partícipes, al bono de marcha que se auto-regalan los políticos, a la falta de cultura que tenemos ?todos? los mexicanos, en fin a todos y todos los problemas que tenemos.
Esta frase la escuché hace unos días de un amigo cuando me comentaba sobre el burocratismo para hacer un trámite que tuvo qué hacer, después me platicó una aventura que pasó.
Resulta que por cuestiones de su negocio viajó de la ciudad de Saltillo, de esos viajes de ir y regresar el mismo día. Por la premura del viaje lo realizó en su vehículo particular y para evitar gastos se fue, como se dice, por la carretera libre.
Todo iba bien hasta que empezó a fallar el carro, revisó la gasolina y todo bien, volteó a ver el indicador de temperatura y todo bien, se empezó a tironear hasta que dejó de funcionar el carro. Natural, se bajó y levantó el cobre, todo parecía bien, ya la preocupación estaba, se recargó un rato en la polvera pensando qué hacer, sus conocimientos de mecánica son nulos.
Pasó un rato y se animó a dar marcha otra vez, fortuna, el carro arrancó presto siguió conduciendo. No pasó mucha distancia y se repitió la misma falla. Pero esta vez al intentar dar marcha al carro nunca arrancó, primero se acabó la corriente eléctrica.
La preocupación de viajar solo, no saber nada de mecánica y la premura de tener que llegar a realizar el trámite desarrolló muchos sentimientos.
Pasó apenas un rato, para mi amigo era una eternidad, y se detuvo un carro, el conductor bajó el vidrio y después de saludar le pregunta: ¿Se descompuso? Se tomaba ofensiva la pregunta, en medio de la carretera solo, con el cofre levantado y una cara de angustiado, no era para menos. Después de confirmar con un movimiento de cabeza mi amigo el conductor del otro carro le dijo: no se preocupe... allí vienen los ángeles, no tardan.
Mi amigo con una mueca en su boca le dio las gracias por tremenda burla. Era lo que sólo esperaba, que por obra y gracia de Dios apareciera un ángel que lo ayudara a llegar a Saltillo. No tenía ni la remota idea de lo que podría hacer. El carro arrancó y mi amigo quedó donde mismo, bueno, ahora además de preocupado, enojado.
Pasó otra eternidad, tanto así como unos 20 minutos de angustia, pensando sin encontrar qué pudiera hacer, viendo pasar más carros y camiones. Esperando que algún conocido pasara, lo reconociera y que además se detuviera a ayudarlo y sobre todo conociera de mecánica.
Con una mirada perdida pensando qué hacer mi amigo, de repente apareció una camioneta, verde, nunca la vio llegar, se detuvo, cosa más rara, además traía jalado otro carro. Después de orillarse se bajaron dos tipos sonrientes de esa camioneta, en el carro que arrastraban había una familia, ellos se bajaron un rato después. Se dirigieron a mi amigo.
Habían llegado los Ángeles que le anunció el del carro que se detuvo momentos antes, los Ángeles Verdes de la Secretaría de Turismo. Después de una breve inspección del carro de mi amigo sólo le cambiaron la bobina, eso era la falla. Y todo funcionó bien.
Por el servicio a ?domicilio? no tenía costo, sólo le pidieron les cubriera el costo de la refacción. Él les ofreció una propina con mucho agradecimiento. Se sonrieron y no se la aceptaron. Se despidieron, tenían que seguir con su trabajo, llevar el carro que jalaban al próximo poblado donde encontrarían un mecánico para una reparación más detallada y sobre todo buscar si habría otro carro descompuesto.
Me sonreí después que escuché la historia de mi amigo. Sólo le dije: cuánta razón tienes, ?Como México no hay dos?. De estos Ángeles, sólo existen en México, ningún otro país tiene. Mi tío, hoy jubilado, es un Ángel, un ?Ángel Verde? y su nombre es Ángel.
Siempre con una sonrisa, muy amable, dispuesto a ayudar, sabe de mecánica y no aceptó más de lo que era su sueldo, no propinas, no sobornos.
¿Cuántas cosas tenemos y no valoramos? ¿Puede ser esto un propósito de año nuevo, dejar de sobresaltar lo malo que tenemos y valorar lo que somos? Esto no sólo como país, sino también como Ser Humano.
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