La obesidad es una enfermedad que se distingue por la acumulación excesiva de tejido adiposo.
Los niños obesos sufren tanto un daño físico como psicológico. Y presentan desde problemas en el crecimiento hasta la disminución del autoestima, la discriminación, principalmente para participar en ciertos juegos o actividades, además de ser objeto de burla y de apodos entre chicos de la misma edad.
La obesidad es una enfermedad crónica manejable, que acarrea diferentes problemas y predispone a desarrollar otras enfermedades. La obesidad obstaculiza la actividad física agravando el problema.
Los factores psicológicos pueden tener un papel fundamental en la etiología de esta enfermedad.
Generalmente la obesidad es una enfermedad ocasionada a partir de un desbalance entre la cantidad de energía que se ingiere y la que se utiliza. La alimentación tiende a ser alta en grasa y baja en contenido de fibras (frutas, verduras, cereales integrales).
El factor cultural es muy importante en el desarrollo de la obesidad, ya que los hábitos son parte de la cultura.
Es importante detectar y dar tratamiento a la obesidad lo más tempranamente posible para evitar sus complicaciones a largo plazo. La primera persona que hace el diagnóstico es el propio obeso.
Las causas de la obesidad son múltiples y están asociadas a factores hereditarios, genéticos, psicológicos, ambientales y socioculturales. Se habla de una predisposición genérica familiar a padecer esta enfermedad.
Los factores psicológicos están presentes en la sobreingesta y los atracones.
El problema de la obesidad se puede atribuir a un fallo psicológico en el control del apetito, es decir, verse tentado a comer más de lo que se necesita. Hay una dependencia psicológica en el acto de comer, y esto es tan grave como la dependencia a una droga, al alcohol o a la nicotina.
Es importante tener presente que la bulimia puede formar parte de la obesidad. Y el paciente suele manifestar una distorsión corporal de toda la vida.
Otra de las causas de la obesidad es el gran consumo de alimentos y una escasa actividad física. El tipo de alimentación va a influir en la obesidad y prácticamente a determinarla. Por tal motivo se insiste en la prevención de la enfermedad desde la infancia, que es cuando el niño comienza a incorporar los hábitos alimenticios. Estos hábitos se pueden modificar y adaptar.
La persona obesa puede sentirse sensibilizada por su aspecto, falto de confianza en sí mismo, con baja autoestima, con un concepto pobre de sí mismo, ansiosa, deprimida, etc. Esta sintomatología es la consecuencia de la condición de obesidad, y no la causa. Además pueden sufrir discriminaciones por parte de la cultura (con el ideal de belleza y estética), o discriminación en los puestos de trabajo.
Las personas que padecen obesidad tienen mayor riesgo a presentar: incrementos metabólicos, enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus, hipertensión arterial, accidentes vasculares, arteriosclerosis, intolerancia a la glucosa, hiperinsulinemia, ciertos tipos de cánceres, artritis, enfermedad biliar, apnea del sueño (roncar).
El ambiente familiar determina al individuo. En el seno de su familia el niño aprenderá qué se come, cuánto, cuándo y cómo.
Por tal motivo, desde que el niño nace, los padres deberían procurar que se alimente sanamente (pocas grasas, mucha fruta, verdura, cereales y fibras) y enseñarle hábitos alimentarios adecuados. Pero los hábitos no se aprenden solamente en la familia, sino también en la escuela, en los medios masivos, en la cultura. El niño gordo no es un niño sano; los niños obesos suelen ser adultos obesos.
Para el tratamiento de la obesidad no basta únicamente con hacer una dieta. La solución correcta es cambiar el hábito alimenticio, realizar un tratamiento médico, hacer actividad física y tener apoyo psicoterapéutico. El tratamiento debe ser específico para cada persona.
Una primera medida para el control de la obesidad es, entonces, una dieta que reduzca las calorías que se ingieren, que va a ser especialmente confeccionada para una persona según su peso, talla, edad, sexo, actividad física y características fisiológicas.
El tratamiento fisiológico es importante. Va a permitir a la persona sentirse apoyada emocionalmente y así poder lograr cambios en la conducta.