En estos días se ha presentado una situación de orden social que de alguna manera a todos afecta.
En negocios locales, que conocemos como centros de diversión se han presentado situaciones que van más allá de la diversión. Se realiza un consumo excesivo de bebidas alcohólicas, el personal de seguridad (entiéndase saca borrachos) posee droga y cuando el parroquiano se pone necio se le golpea por venganza al grado de enviarlo a la Cruz Roja (esta información es de dominio público por las noticias de este periódico).
Anteriormente a este tipo de negocios se le conocía como disco, discoteque o bar, y hoy los jóvenes les llaman ?antro?. En mis tiempos el antro era conocido como un lugar de mala suerte, generalmente sucio, con focos rojos y en donde las personas se alcoholizaban y, en no pocos casos, se ejercía la prostitución y sólo eran exclusivos para ser visitados como clientes los hombres.
Actualmente, en voz popular, el antro es un lugar de caché, en donde no sólo ingresan hombres, sino también mujeres (y en algunos casos en mayor número), está diseñado para que sea un centro de diversión para jóvenes donde se escucha la música de moda y se ?puede? consumir alguna bebida alcohólica.
Pero la realidad es que a este tipo de lugares los parroquianos (así les conocía yo a los que frecuentaban una cantina) van a probar los límites altos del consumo de bebidas embriagantes. Lo cual se presta a que la gente pierda el control y lleguen a los pleitos, en unos casos y en otros al salir su capacidad de conducir no es apta y provoquen accidentes viales.
Aunado a estos problemas en una visita que realizaron las autoridades municipales a los mismos trabajadores se les encontró droga. ¿Era para venta o para consumo? No lo sé. Pero si era para venta, ¿qué lugar es ése? Aunado a esto, se ha visto que a aquel ?cliente? que se le pasan las copas se pone necio, los saca borrachos se convierten en golpea borrachos.
Un grupo de padres de familia, preocupados por sus hijos, lo cual veo muy bien, han creado una organización denominada NACE, por sus siglas de No a Conducir Ebrio. Ya que sabemos que la mejor combinación para producir accidentes es el alcohol y volante.
Esta organización, NACE, en estos días ha emprendido acciones contra estos CENTROS DE DIVERSIÓN, que el personal de seguridad carga droga y golpea a los jóvenes para que no se les venda ?mucha? bebida.
Es una labor que considero de mucho valor, pensando en los dos sentidos, de las agallas que se tiene para hacer eso y por el fin que se busca.
Pero me quedé pensando. ¿Qué pasa si acudo a algún comercio y obtengo una mala cara de uno de los dependientes o me percato que es un lugar sucio y maloliente? Pues muy sencillo: no regreso y me voy al otro que llene mis expectativas.
¿Por qué no hacer conciencia entre los jóvenes del lugar donde se meten? ¿Qué si hay un lugar donde se corre el riesgo de verse inmiscuido en actos violentos por qué tiene que ir allí?
¿No es acaso esto la mejor forma de hacer cambiar un negocio, el castigo de que el cliente no regrese?
¿O es acaso que lo que se busca no es sólo la diversión, sino el que se le vea en un lugar exclusivo, de ?caché? o de moda?
Tal vez sea más fácil luchar por la regularización de estos lugares que fincar valores y crear conciencia a nuestros hijos o educarlos sobre su comportamiento y consumo de bebidas. O simplemente despertarles la dignidad de no acudir a un lugar donde se les trate mal o corren riesgo (de drogas o ser golpeados).
Si existe problema con los hijos ¿por qué no pensar en una ayuda profesional?
A mi me tocó ir con mi esposa a uno de esos lugares y uno de los empleados se enojó porque no me dio servicio, debió abrirme la puerta y cuando lo hice yo me dijo con mala cara que ése era su trabajo. Nunca regresé, yo soy el cliente.
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