En la colaboración del anterior domingo comentaba sobre una discusión de una organización que se autodenomina Luz de Vida, un centro de atención a drogadictos.
Esta discusión resulta de una denuncia a través de un noticiero de televisión local de la mamá de una muchacha que fue internada en dicho lugar.
Es interesante saber que no sólo basta la buena voluntad para ayudar a otra persona, una de las recomendaciones que da la Cruz Roja cuando hay un accidente es no mover a los lesionados de ser posible, para no crear algún daño mayor, más si no se sabe de medicina. Lo mismo pasa en salud mental. No es suficiente tener buena voluntad o grandes deseos de ayudar a otra persona, es importante tener una preparación especializada en la materia, en salud mental.
Pero no todo es negativo a este centro, habría que considerar lo siguiente: ¿qué podemos pensar de una chica que a los 18 años, no sólo está metida en las drogas, sino que ya está tratando de salir de ellas, es decir ha tocado fondo? ¿Cómo es su familia, toda integrada? ¿Una persona que a los 18 años tiene problemas de drogas es una persona problemática al igual que su familia? ¿Generalmente una persona que anda en drogas es una persona agresiva o pasa por momentos agresivos o de falta de control?
Atender el problema de drogadicción implica una atención integral, esto, no es sólo la persona que directamente consume la droga, en términos de psicoterapia se habla de que hay una familia drogadicta, aunque sólo uno de los miembros consuman droga directamente.
¿Por qué este término? Porque existe una situación familiar que lleva a que uno de los miembros consuma la droga, cayendo en ella la función de chivo expiatorio. Es decir: si un miembro de la familia consume droga, es el malo de la familia y el resto de los integrantes ¿qué pasa con ellos? Claro, son los buenos, no puede haber buenos si no hay malos.
En casi todos los casos de drogadicción, la familia, en forma inconsciente e indirecta promueven los elementos necesarios para que la persona no salga del consumo de droga.
Se presentan situaciones como ésta: ?Con el afán de ayudar a mi hijo en que ya no consuma droga, le di dinero para que se fuera a divertir sanamente, pero no entiende, nomás le di el dinero y se fue a la calle con sus amigotes?. (Sólo quiso demostrar afecto con entregar dinero).
Dice mi esposo que tiene un mes de no tomar y que ya no quiere tomar y para ver lo fuerte que es puse una botella en la mesa del comedor para que la viera y no la tomara. Ya ve, ni es como él mismo decía, nomás me salí y la abrió, cuando regresé ya se la había acabado, todo borracho me volvió a golpear como antes, ya no lo aguanto, por más cosas buenas que hago yo?.
Una persona que ha llegado al consumo de drogas enfrenta dos situaciones para salir de ellas: la fuga que representa la droga y las condiciones familiares que le llevan a ser el que carga la culpa de ser tan malo.
Ante estos comentarios nos podremos preguntar si la mamá que buscaba a su hija en el Centro Luz de Vida, estaba viendo que su hija se estaba dejando el consumo de drogas y quería un motivo para sacarla de allí, pues ¿si su hija se volvía ?buena? ahora quién sería la mala?
Cuando veamos una problemática social o una denuncia de este tipo es importante considerar los diferentes puntos de vista.
Conocer y entender situaciones así, nos invita a reflexionar sobre nuestra forma de ser, de Ser Humano.
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