Generalmente cuando alguien escribe algo sobre otra persona es porque tuvo una relación cercana con esa persona. Éste no es el caso mío, aunque también podré decir que esta persona, físicamente no estuvo conmigo pero muchas veces presente, como con muchas otras personas.
Emilio Herrera Muñoz, físicamente no está con nosotros, pero su ser permanecerá por mucho tiempo, estoy seguro.
Cuando inicié mi actividad profesional, tuve la fortuna de ser vecino de las oficinas del PAPRO, organismo que inició con sorteos para hacerse llegar recursos económicos para ayudar en causas sociales, una de ellas fue los bomberos, entre otros.
Esta organización que para muchos creímos desaparecida hace tiempo, que a la fecha sigue funcionando sin sorteos, fue iniciada, junto con otras personas, por don Emilio Herrera Muñoz.
Estando de vecinos, vi cómo el PAPRO fue llevado por don Emilio Herrera, bien podría decir que él era la parte directiva y operativa. En su entrar y salir de la oficina siempre encontré una sonrisa en él, en ocasiones tuvimos alguna charla breve, más allá del saludo, su actividad, responsabilidad y metas que se proponía le hacían estar de prisa. Pero siempre con una sonrisa y la cordialidad que tienen los que tienen el don de gente.
Cuando el destino nos hizo ya no estar de vecinos, nos llegamos a encontrar y siempre su saludo fue el mismo.
Él hizo muchas cosas por mí y por todos nosotros, en forma directa o indirecta. Nunca se conformó por estar, él hizo, él fue, él creó y transformó y aun cuando no está físicamente con nosotros él sigue estando y haciendo.
No sólo se conformó con su trabajo, también nos compartió su forma de ser, durante casi siete décadas colaboró con este periódico, El Siglo de Torreón, con diferentes tipos de artículos, lo que representa que tenía mucho qué dar y estoy seguro, faltó mucho de lo que podría dar, siento era necesario vivir cerca de él.
Mucha de su trayectoria la conocemos, en estos días se han publicado reseñas de su vida, cuantos le conocieron en esta tienda hoy desaparecida, El Puerto de Liverpool, en los club sociales y en los organismos empresariales.
Yo puedo decir que tuve la fortuna de conocerlo no por lo que hizo, sino porque él era, una gran persona. Porque él dejó huella en mí y creo que yo algo en su memoria, siempre me saludó por mi nombre.
Puedo también tener el orgullo de compartir con él la colaboración en este periódico, él ahora deja un vacío, nadie lo puede llenar.
Don Emilio Herrera Muñoz nos ha dejado, pero nos ha dejado un legado de trabajo, integridad y de desarrollo personal.
A todos sus familiares espero encuentren el reconfortamiento de su partida.
Que en paz descanse don Emilio Herrera Muñoz.
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