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Serpientes y escaleras/La última travesía de Ulises

Salvador García Soto

Entre el extremo de Carlos Salinas de Gortari, que removió en su sexenio a 16 gobernadores y el de Vicente Fox que, parte por respeto al federalismo y parte por vacío de poder, no ha tocado a ningún gobernador y dejó -no siempre para bien- que los mandatarios locales se volvieran casi “virreyes” plenipotenciarios en sus estados, un punto de acercamiento podría darse con el gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz Beltrán.

La crisis política, social y económica que vive el estado del sur, tras dos meses de paros y plantones magisteriales, ya rebasó los límites de un simple conflicto político y se acerca cada vez más al escenario de ingobernabilidad.

La demanda de renuncia del gobernador Ruiz, que exigen desde hace semanas los maestros y que en principio rechazaban la mayoría de los oaxaqueños, ahora empieza a ser vista por las cúpulas del poder local y los sectores productivos del estado, como un asunto “negociable” para acabar con los graves daños que esta crisis está ocasionando al estado.

Y aunque desde el Gobierno foxista tratan de evitar que se manche el récord limpio de Fox con los gobiernos locales y buscan evitar la caída del mandatario, a nivel local aumenta la presión de grupos de poder, que van desde la fortalecida oposición perredista o algunos sectores del PRI hasta los influyentes hoteleros y comerciantes, los más afectados con esta crisis y crecen versiones sobre un relevo pactado incluso con el propio gobernante.

En el Congreso local de Oaxaca, entre la mayoritaria fracción del PRI, hace días se maneja el nombre de Heliodoro Díaz Ezcárraga, recién nombrado secretario general de Gobierno, como el del posible gobernador sustituto. Heliodoro llegó al cargo hace dos semanas y su nombramiento fue de las concesiones que Ulises Ruiz había hecho a los dirigentes de la Sección 22 del SNTE para que levantaran su plantón y retiraran su exigencia de renuncia.

Pero al radical dirigente magisterial Enrique Rueda lo rebasaron otros líderes aún más radicales. Las bases se le revelaron y, azuzados por enemigos locales y nacionales de Ulises, decidieron que ante lo débil que había quedado el gobernador, tras la debacle del PRI y de su amigo Roberto Madrazo el dos de julio, “era el momento de terminarlo”. El jueves por la noche, fuera de agenda, Ulises llegó a la ciudad de México.

En su casa de San Angel Inn, el mandatario tuvo una peculiar cena: reunió a su esposa, a sus hijos y a sus hermanos en un encuentro íntimo en el que Ulises le comunicó algo “muy importante” a su familia. Tal vez eso tan “importante” que debía comunicar el gobernador a los suyos era que, como el personaje griego del que lleva el nombre, se perdió en las tormentas y tempestades, y no podrá llegar al final de su mandato. ¿Será?

Notas Indiscretas

La distancia entre Andrés Manuel López Obrador y Cuauhtémoc Cárdenas, que tan dañina fue para el dos de julio, comenzó, como casi todas las distancias, por el olvido.

Aquel domingo 25 de abril de 2005, cuando López Obrador salió a la calle a marchar junto a miles de ciudadanos que, por encima del PRD, se manifestaron contra la injusticia del desafuero, Cuauhtémoc llegó a expresar su apoyo al que fue su hijo político.

En el Museo de Antropología, Cárdenas se encontró con Jesús Ortega, René Arce, Armando Quintero, Martí Batres y otros dirigentes del PRD que iban a marchar.

Apenas avanzaban sobre reforma, una llamada les avisó a los líderes que los planes cambiaron y que AMLO no iría hasta Antropología porque ya se había incorporado en avenida Juárez al contigente.

Los dirigentes de las tribus salieron como alma que lleva el diablo y en su prisa por alcanzar al “líder”, se olvidaron de su otro “líder”, el moral. Cuentan que la escena de Cárdenas caminando solo por Paseo de la Reforma era casi dramática.

Al viejo líder lo dejaron solo las cabezas del perredismo por alcanzar al nuevo líder. Y ahí, según le contó Marco Rascón al periodista Enrique Hernández el sábado en su noticiero en W Radio, la distancia entre Cuauhtémoc y Andrés Manuel empezó a ser olvido.

Lanzamos los dados y tocó Escalera. Se rompió la mala racha.

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