Una preocupación corría ayer entre los hombres más cercanos a Andrés Manuel López Obrador. La posibilidad de que su líder y cabeza del movimiento que mantiene secuestrada a una importante parte de la Ciudad de México, resultara exhibido, balconeado por simular que él está de manera permanente en el plantón, que duerme incluso en su tienda de campaña, cuando en realidad casi todas las noches, o al menos un número importante de veces, López Obrador ha abandonado el plantón subrepticiamente, cuando oscurece y se va a descansar cómodamente a su cama.
La simulación de Andrés Manuel era conocida por los más allegados, pero se mantenía en secreto, al menos hasta ayer, cuando los lopezobradoristas descubrieron algo que los preocupó.
Nadie se había dado cuenta que en la parte más alta del Palacio Nacional, enfocada directamente a la tienda de campaña de AMLO, hay una cámara de video que graba, desde hace días, quizá semanas, todos los movimientos del candidato de la coalición Por el Bien de Todos.
En ese registro pueden estar grabadas todas las ocasiones en que, una vez que caía la noche, Andrés Manuel salía discretamente de su tienda, seguido de su chofer, Nico y abordaba un auto diferente al Tsuru blanco, que se quedaba estacionado en el Zócalo para que los del Cisen y sus propios seguidores creyeran que ahí estaba López Obrador y que ahí pasaba la noche.
Si tienen eso grabado en video, lo más probable es que también hayan seguido a López Obrador y se hayan percatado de que algunas noches se iba a su departamento en Copilco, donde dormía cómodo en su cama y en compañía de sus hijos; pero otras noches, dicen, el líder del plantón, se iba hacia una dirección distinta a la de su casa: una zona de la ciudad en donde, se presume, radica su pareja sentimental, Beatriz Rodríguez Mueller.
Así que contra la imagen de sacrificio, de privaciones que López Obrador vende a sus seguidores y a la opinión pública en el mes que casi cumple su plantón de ? resistencia? , la realidad es que el candidato perredista se da tiempo para dormir calientito y con sábanas limpias.
Mientras los pocos simpatizantes y dirigentes del PRD que de verdad están en el plantón pasan incomodidades, aunque la realidad a últimas fechas los campamentos lucen casi vacíos y hay momentos en los que sólo se ve a tres o cuatro personas hacer guardias.
Ayer en el discurso de su enésima asamblea informativa, Andrés Manuel no sólo sugirió que los magistrados del Tribunal Electoral podían ser sobornados por ?cañonazos? de dinero que, dijo, les ofrece ?la derecha?.
También hubo una parte de su mensaje en la que, en tono retador, exclamó: ?Si nos quieren desalojar, aquí estamos?. La pregunta sería dónde lo van a encontrar si el desalojo fuera de noche, ¿en Copilco en su cama, o en las sábanas calientitas del otro domicilio que visita cuando anochece?
NOTAS INDISCRETAS...
Como si el tiempo volviera atrás, ayer domingo se repitió en Chiapas el dos de julio de la elección presidencial. Las encuestadoras más prestigiadas no se atrevieron a declarar ganador ante lo cerrado de los resultados, y para las ocho de la noche, sin información aún oficial, los dos contendientes principales se habían declarado ganadores. Lo hizo Juan Sabines, candidato de la coalición Por el Bien de Todos, a quien el dirigente perredista Leonel Cota declaró ganador con cinco puntos de ventaja, mientras que del lado del priista José Antonio Aguilar Bodegas decían que había ganado con dos puntos de ventaja. Lo que viene es un conflicto poselectoral en el que, gane el que gane, meterán al estado en una situación de inestabilidad, protestas y plantones. ¿Le suena conocido?...
Son dos ya las ocasiones en que simpatizantes de López Obrador irrumpen en la catedral e increpan al cardenal Norberto Rivera. No se ha oído a ningún dirigente perredista ni al propio Andrés Manuel condenar o llamar a sus simpatizantes a evitar esas irrupciones. Y mezclar la política con la religión, lo sabemos los mexicanos por nuestra historia, sólo provoca furor y sangre. ¿Será una nueva estrategia lopezobradorista?... Los dados mandan Serpiente. Mala señal.