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¡Sí se puede!

Adela Celorio

¡Por supuesto que se puede! Podemos y debemos educar a las nuevas generaciones para el triunfo y no para el triunfalismo. Podemos empezar a creer nosotros mismos y a infundir en nuestros niños la seguridad de que hemos nacido en un México que tiene todo lo que se necesita para ser un gran país.

Exuberantes litorales, fecundos subsuelos petroleros, oro, plata y cobre en nuestras minas.

Un legado histórico y cultural inabarcable, colorido folclore y playas tomadas por el sol, que junto a la tradición hospitalaria de los mexicanos, forman parte también de nuestra heredad.

Contamos con el ingenio de verdaderos empresarios –no los que se han improvisado aprovechando el compadrazgo de los gobernantes en turno- sino aquellos que con fe en el país y el trabajo serio y comprometido de varias generaciones, han construido empresas capaces de penetrar los mercados más exigentes.

¿Sabían por ejemplo que penetrar en Alemania, tierra de las grandes cerveceras, hoy día importan y consumen la magnífica cerveza mexicana?

¿Que una sólida empresa mexicana, está magníficamente posicionada en el mercado del pan en la Unión Europea?

¿Qué el próximo viernes allá en su Torreón “Caleras de La Laguna” inaugura un flamante horno de la más avanzada tecnología?

México tiene un gran filón en sus industriales, en sus profesionistas, en los obreros y los campesinos que se levantan cada mañana a dar su batalla desde el consultorio, la oficina o el campo.

Grande es nuestra heredad, aunque nada significa si la comparamos con el futuro que nos garantizan los niños, esos retoños de la patria cuya tarea será refundar el país en los términos de justicia y equidad que todos queremos ¡claro está! El grupo de delincuentes que arropados por el partido que detentó el poder durante setenta y un años, se enriquecieron a lo bestia e insaciables pretenden volver al poder para restablecer el consistente tejido de complicidades y corrupción que tantos beneficios les ha reportado.

Felizmente, esta vez “no pasarán”. Tardamos demasiado pero finalmente hemos comprendido que el único lugar para esta gentuza está tras las rejas, porque mientras eso suceda, será difícil que nuestros jóvenes entiendan que en México la tranza ya no avanza ni goza de impunidad.

Es impostergable que las nuevas generaciones tengan muy claro que el poder es para ponerlo al servicio de la gente que se los confirió y que quienes lucran con él, son delincuentes.

Hay mucho que sembrar en la tierra fértil que son las cabecitas de nuestros niños.

Demostrarles con el ejemplo, que el éxito no viene del “echarle ganas” que está tan de moda.

Que tampoco es un milagro ni siquiera de la Guadalupana con todo y ser tan poderosa, sino que es el resultado del esfuerzo y la persistencia.

No hay que menospreciar el factor suerte, pero tampoco hay que olvidar que ésta favorece con mucha más frecuencia a quienes están preparados para recibirla.

De momento, nuestros chiquillos van a necesitar terapia de apoyo para restaurar la autoestima bárbaramente vapuleada por la derrota del equipo mexicano en el Mundial de Futbol.

Será necesario explicarles que cada cosa tiene su sitio y que el fut como cualquier otro deporte, es sólo una pequeña parte de los que hacemos y lo que somos los mexicanos.

Instalar televisiones en las aulas y suspender las clases para que enfundados en sus camisetas verdes, con las caritas pintadas, ridículos pelucones y la mirada fija en la pantalla, los niños pasen a la euforia a la desesperanza y finalmente a las lágrimas como si de una guerra perdida se tratara; me parece que es sacar las cosas de su debida proporción.

adelace2@prodigy.net

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