En la batalla universal contra el VIH, la ciencia ha logrado algunas victorias importantes, como son nuevas y mejores medicinas.
La existencia de medicamentos más efectivos que proporcionan mejor calidad y expectativa de vida a las personas con VIH/Sida son una muestra de que los científicos trabajan arduamente en la búsqueda de vencer definitivamente este mal. Incluso, afirman que desde la descripción de los primeros casos de infección, los avances han sido espectaculares.
El doctor José Luis Blanco Arévalo, responsable del área de resistencias antirretrovirales del Hospital Universitario Clinic, de Barcelona, dice que "el virus del VIH que se logró aislar en la década de 1980, significó un gran avance para controlar el Sida".
Y, agrega: "Cuando comenzaron a experimentarse las terapias, representaba una auténtica tortura para los pacientes, ya que debían ingerir más de 10 pastillas en un día, mientras que en un futuro cercano la tendencia es contar con un tratamiento de una sola pastilla al día".
Después de unos años, los principales logros se produjeron en los campos del diagnóstico y conocimiento de los mecanismos patogénicos del VIH, más tarde y especialmente a partir de mediados de los 90, se han caracterizado por logros
espectaculares en el tratamiento.
Entre éstos, destaca la entrada en escena de los inhibidores de la proteasa a mediados de la década pasada y el aprendizaje de que el tratamiento del VIH requería de la combinación de varias drogas - en lo que se actualmente se conoce como tratamiento antirretroviral de alta eficacia o HAART, por sus siglas en inglés, todo ello motivó una mejora en la morbi-mortalidad por este mal.
Pero no resultó del todo bueno, pues no todo método HAART era positivo, la complejidad de los tratamientos en cuanto a su número de comprimidos y posología, la exigente y por lo tanto compleja adherencia a éstos, sus efectos secundarios y, la aparición de resistencias a los fármacos obligaron al desarrollo
de nuevas moléculas que mejorasen todos estos aspectos.
Guerra en serio
La medicina aportaba nuevas armas, pero desde el punto de vista del desarrollo de resistencias a los antirretrovirales, se considera que entre 30 y 40% de los pacientes en tratamiento antirretroviral son portadores de un virus resistente a al menos un fármaco del cóctel, y que hasta 10% ha desarrollado resistencias a medicamentos de las cuatro familias comercializadas.
Los estudios de resistencias constituyen un instrumento fundamental y de gran ayuda a la hora de diseñar un cóctel de rescate para un paciente que registra un fracaso virológico. De distintos estudios de resistencias disponibles, las pruebas genotípicas son las más utilizadas por razones de eficacia, disponibilidad y economía.
Desde el punto de vista terapéutico la aparición de una última línea de fármacos con una mayor barrera genética, como el abacavir y tenofovir entre los inhibidores de la retratranscriptasa y de la co-formulación de lopinavir/ritonavir -que une a la alta barrera genética, un excelente perfil farmacocinético-, junto a la aparición del enfuvirtide, de una nueva familia como son los inhibidores de la fusión, han supuesto una buena alternativa de rescate en pacientes con un alto nivel de resistencia.
"La eficacia de los nuevos fármacos ha permitido a miles de pacientes mantener su calidad de vida, controlando su carga viral", según el doctor Blanco.
