El Universal
MéXICO, DF.- Silvio Rodríguez, diputado del pueblo, productor musical, promotor de cantautores jóvenes y un trovador comprometido.
?¿Comprometido??, se pregunta a sí mismo Silvio, como si de pronto tuviera que revisar su vida entera para aceptar este adjetivo, o por lo menos revisar su carrera desde aquella primera presentación en el Centro de la Canción de Protesta en la Casa de las Américas.
Luego se ríe y contesta: ?¡Mira, tú! Y cuando uno no se compromete dicen que uno no es demasiado comprometido. Unos dicen que aquí, otros dicen que allá, pero yo siempre he hecho lo que me ha dado la gana...?. La declaración fue publicada en la revista digital cubana La Jiribilla, a propósito de su disco Cita con Ángeles, considerado ?demasiado comprometido?.
Lo cierto es que Rodríguez celebra su cumpleaños 60 con un homenaje en el que 40 colegas cantaron el fin de semana sus composiciones en La Habana. Ante la perspectiva de su sexta década de vida, el trovador reflexiona sobre la posibilidad de morir: ?Lo de irme va a tener que ser, nos guste o no. Lo de ser viejo y ya no cantar, es posible. Pero lo de dejar de acariciar la guitarra lo veo más difícil?.
Han sido años duros tonificados, más en los últimos tiempos en los que se ha manifestado firme en su defensa de la Revolución mientras sus detractores lo acusan de incongruente. Su respuesta es entre bíblica y humilde: ?Supongo que he tenido todas las tentaciones, las de Cristo y las de Silvio Rodríguez.
Pero si uno no tuviera tentaciones sería fácil, no existiría el mérito. El mérito es el triunfo del espíritu sobre las tentaciones. Pero el hombre tiene memoria, y habrá que ser un desmemoriado, pero no todos los hombres lo son. Si yo estuviera interesado en convertirme en un beneficiario absoluto de mis conquistas, no viviría en Cuba, y he tenido la posibilidad de ganar mucho dinero, pero tengo otras cosas en las que pienso, por las que siento, con las que estoy comprometido?.
Una ironía está detrás de esta declaración: fue hecha al portal oficial de La Casa de las Américas, en La Habana. Es decir, fue en Cuba donde le preguntaron si no había traicionado a la Revolución por vivir hoy con comodidad y holgura. Rodríguez dice más adelante en esa misma entrevista: En los años 60, una época tan chocante y tan jodida, varias veces me sorprendí dándole vueltas a la idea de irme de Cuba, entre otras cosas, porque me botaron. A mí me botaron del país. Me dijeron que no podía trabajar en nada que tuviera que ver con la Revolución. Y cuando protesté (?Pero si aquí la Revolución lo es todo?), con la mejor de las sonrisas me dijeron que lo interpretara como quisiera. Con esas palabras, a mí me botaron de Cuba?.
Y en medio de la turbulencia política, Rodríguez ha musicalizado la vida amorosa de muchos latinoamericanos. Peor también se ha comprometido con causas sociales y ahí ha cosechado sus detractores más feroces. Julio San Francisco, poeta cubano en el exilio, escribió el artículo La Traición a sus Fans, donde le recrimina haber abandonado a su amigo el poeta Raúl Rivero al ser condenado a prisión por la Revolución.
Pero Silvio se mantiene en su dicho: ?No me cabe la menor duda de que, aun dentro de Cuba, yo podría vivir muchísimo mejor que como vivo. Y si no lo hago es por vergüenza?. O como dice su canción: ?Al que le disguste mi sincero afán / de decir la vida en mi canción, / sólo le diré que cuando pueda / colgaré mi voz de algún lugar común, / que cuando pueda dejaré mi forma de pensar?.