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Sindicalismo nocivo

Javier Fuentes de la Peña

Cuando era estudiante, creía que ser maestro era algo sencillísimo. Cada vez que sufría el tormento de tener un examen, miraba encorajinado a mis profesores, y los envidiaba por no tener que estar contestando en un papel un sinfín de complejas preguntas. Ahora, cuando yo mismo me he convertido en maestro, comprendo lo equivocado que estaba. Si bien el alumno debe estudiar un día antes de cada examen, un buen profesor debe estudiar arduamente todos los días para preparar una clase provechosa para sus estudiantes.

En la actualidad ser maestro representa múltiples sacrificios. En primer lugar, está el sacrificio económico, pues la docencia es una de las actividades laborales peor remuneradas pese a ser una de las más importantes. Por desgracia, muchos profesores sólo conocen la riqueza del conocimiento, mas no de los bienes materiales. Una vida llena de limitaciones, los obliga en algunos casos a buscar una fuente alterna de ingresos, descuidando sus funciones primordiales.

Otro sacrificio al que deben enfrentarse los maestros es a las condiciones paupérrimas en las que muchas veces deben ejercer su profesión. La falta de apoyos económicos y tecnológicos, los orilla a ofrecer una formación incompleta.

Sin embargo, no hay sacrificio mayor para ellos que el de verse obligados a pertenecer a un sindicato.

La historia mexicana nos ha enseñado lo nocivos que son los sindicatos. Gran parte de los rezagos en nuestro país se deben a un sindicalismo que hace todo menos proteger los intereses de sus agremiados.

Entre las asociaciones que más daño han causado a los mexicanos está el Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación. Durante décadas, los dirigentes de esta agrupación se han ocupado de lograr el más cruel de los rezagos educativos en el país.Por culpa de quienes dirigen este sindicato, la figura del maestro ha dejado de ser tan respetada como antes. La falta de ética y la voracidad de los llamados líderes sindicales, los ha llevado a apoderarse de un presupuesto que debía tener como beneficiarios últimos a miles de estudiantes. Sin embargo, a ellos no les importa si el país necesita una mejor educación para alcanzar así un verdadero desarrollo social. Para ellos lo más importante es su posición de poder, y así seguir teniendo un acceso ilimitado a recursos ajenos.

Si realmente se quiere lograr un cambio en México, lo primero que debe hacerse es eliminar el sindicato magisterial. ¿A quién se dañaría con esta medida? Única y exclusivamente a una horda de pillos ignorantes de la Ley y de sus obligaciones, pero duchos en las más variadas triquiñuelas. Por lo demás, los maestros serían los principales beneficiados, pues ahora podrían tener un sueldo mejor y tendrían la satisfacción de que por fin se tome en cuenta su preparación para obtener posiciones superiores. Aparte de los maestros, los estudiantes conocerían los efectos positivos de tal acción, pues además de tener acceso a una educación de mayor calidad, tendrían la certeza que no habría interrupciones en el ciclo escolar por las frecuentes pugnas del sindicato.

En las secundarias del estado, la mayoría de las veces la delegación sindical asigna a los profesores las horas que van a trabajar. Entre los criterios comúnmente tomados en cuenta para esta asignación está la cercanía con los dirigentes sindicales, dejando a un lado la preparación del maestro. Cuando alguna dependencia como la SEP asigna a un profesor para una determinada plaza, el sindicato tiene el poder de bloquear la llegada de ese educador y evitar así que gente contraria a sus posiciones ocupe una plaza docente.

El nivel de aprovechamiento en Coahuila es para dar vergüenza y esto en gran parte por la tremenda libertad de acción del gremio educativo. Por desgracia, el presupuesto para elevar la calidad docente se encuentra secuestrado por un grupo de pillos. Mientras no exijamos como sociedad la desaparición de la figura sindical en este campo, seguiremos sufriendo todas las consecuencias de una paupérrima formación educativa y, por lo tanto, seguiremos expuestos a las continuas limitaciones que interpone el subdesarrollo.

javier_fuentes@hotmail.com

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