EDITORIAL Caricatura editorial columnas editorial

Sindicatos/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“Lo que los líderes sindicales no entienden es que cuando una compañía quiebra no crea más empleos”.

Richard Berman

Nueva York.- Hoy, 28 de junio, debería haberse efectuado en México una huelga nacional promovida por los sindicatos que apoyan al líder minero Napoleón Gómez Urrutia. Al final los dirigentes, entre los que se cuentan Francisco Hernández Juárez de los telefonistas e Isaías González de la Confederación Revolucionario de Obreros y Campesinos (CROC), decidieron suspender la acción. “Tenemos como prioridad la elección”, dijo el dirigente de la CROC al explicar la decisión.

Efectivamente ha sido la inminente elección presidencial lo que ha llevado a los líderes sindicales a echarse para atrás. Hay que recordar que la mayoría de los líderes de este movimiento apoyan al candidato de la alianza Por el Bien de Todos, Andrés Manuel López Obrador, o se oponen cuando menos al aspirante del PAN, Felipe Calderón. El movimiento, sin embargo, podía tener consecuencias negativas para esta apuesta electoral.

De hecho, cuesta trabajo pensar que estos líderes, que no son ningunos novatos en la política, se tardaron tanto tiempo en cancelar su huelga. La verdad es que con esta estrategia tenían todo por perder y nada por ganar.

Dos cosas podían ocurrir con la huelga nacional. Una posibilidad era que el movimiento resultara un fracaso y que no lograra paralizar el país como se pretendía. En ese caso habría quedado en evidencia la falta de convocatoria real de estos líderes sobre los trabajadores del país.

Pero el problema real habría tenido lugar si efectivamente el movimiento hubiera tenido éxito hasta paralizar una parte importante de la economía nacional. Esto seguramente habría mandado un mensaje adicional de temor a millones de mexicanos aún indecisos ante la elección, los cuales podrían haber reaccionado votando en contra de Andrés Manuel López Obrador.

Los líderes, así, han preferido aguardar. Y seguramente el futuro de su movimiento dependerá del resultado de la elección.

Si Andrés Manuel López Obrador es electo presidente de la República, los dirigentes de los sindicatos tratarán de negociar con él no sólo el reconocimiento de Gómez Urrutia como líder minero sino un retorno al trato de privilegio que recibían en los viejos tiempos del PRI. La estrategia ya no será tratar de montar paros ilegales sino llegar a acuerdos con López Obrador, quien tendrá que determinar hasta dónde quiere llegar con ellos. El perredista, cabe recordar, no ha sido necesariamente un títere de los sindicatos. Recordemos simplemente los conflictos que tuvo con el Sindicato del Metro cuando fue jefe de Gobierno del Distrito Federal.

En caso que el vencedor de la elección sea Felipe Calderón, sin embargo, veremos sin duda un endurecimiento de la política de los sindicatos. Lo que éstos tratarán de hacer, antes incluso de que el panista preste juramento, es demostrarle quién manda realmente en el país. Ya entonces podrán organizar marchas, bloqueos y paros sin temor de afectar la votación de López Obrador.

Si es Madrazo quien gana el dos de julio, sin duda habría también un intento de acuerdo con el nuevo presidente. Los líderes de los sindicatos, después de todo, han negociado siempre con los dirigentes del PRI, y muchos de ellos, como la CROC, siguen siendo nominalmente miembros de este partido a pesar de su apoyo a López Obrador. Lo lógico es que Madrazo busque un acomodo con los sindicatos que han apoyado al PRD porque serían sus aliados naturales en el esfuerzo por construir un Gobierno fuerte tras seis años de Administración panista.

En los tres escenarios, infortunadamente, quienes llevamos las de perder somos los ciudadanos comunes y corrientes. La enorme mayoría de los mexicanos no pertenecemos a ningún sindicato y más bien nos vemos excluidos de fuentes de trabajo por las prácticas monopólicas de estas organizaciones. Los sindicatos obtienen su valor agregado al conseguir para sus agremiados tratos preferenciales en materia fiscal, horarios de trabajo, aguinaldos y otras condiciones de contratación. Si estas condiciones se generalizan a todos, los sindicatos perderían su característica distintiva. Se trata de las organizaciones corporativistas por excelencia.

No deja de ser curioso que en este sexenio tan repudiado por los sindicatos se registró el primer avance de los salarios reales de los trabajadores sindicalizados desde principios de la década de 1980. Hubo también, por lo menos hasta estos últimos meses de campaña electoral, la menor conflictividad laboral en décadas. Pero los líderes sindicales no podían dejar pasar la oportunidad de retomar la iniciativa frente al Gobierno. Y qué mejor momento de hacerlo que en la campaña electoral más reñida de la historia del país.

FUNDACIÓN GATES

¿Podrá una fundación privada lograr lo que no han podido los gobiernos? El inversionista Warren Buffet entregará 31 mil millones de dólares a la Fundación Bill & Melinda Gates que ya contaba con 30 mil millones de dólares donados en buena medida por el fundador de Microsoft. Con estos 61 mil millones de dólares, una cantidad inmensa, la Fundación Gates tratará de vencer la miseria en los países más pobres y de combatir el Sida.

Correo electrónico:

sarmiento.jaquemate@gmail.com

Leer más de EDITORIAL / Siglo plus

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 221984

elsiglo.mx