Pero por supuesto. El candidato presidencial del PAN, Felipe Calderón, se beneficia de la acción de Gobierno de su interlocutor frecuente, Vicente Fox Quesada, quien no debe, no puede dejar de ser jefe de Estado ni un minuto. Ni cuando carga a su nieto.
Claro que el proceso electoral de 2006 tiene una deformación que lo marca ya como inequitativo, favorable al candidato del partido en el poder. Se han mudado a la casa de campaña y la conducen, operadores clave del Gobierno Federal que tienen el contacto con los pobres y con los empresarios. Eso está a la vista de todos.
Véase, pues, que sólo cambiaron del escritorio oficial a la operación en campaña, quienes tienen la relación con la población que forma la masa crítica de votos, y con el núcleo de la estructura real del poder privado.
Naturalmente no se viola la ley. Se aprovecha la sinergia de las acciones del Gobierno Federal. Sin Josefina Vázquez Mota, sería casi inútil todo esfuerzo por saber quién es quién en las zonas marginadas, donde lo único que hay es una masa de votantes. Con la ex secretaria de Sedesol, todo se simplifica. Igual pasaría sin Eduardo Sojo, quien tiene fácil comunicación con los poderosos en el mundo de los negocios. Suman ellos una eficiencia de la que carecen PRI y PRD.
Se ha generado una sinergia electoral, que aligera la carga de trabajo y otorga más velocidad a la casa de campaña felipista. Eso es ir en caballo de hacienda. Es, por sus elementos en juego una verdadera elección de Estado. Es el resultado de que la secretaria de Desarrollo Social vaya a tomar café con la esposa del candidato.
Es el efecto de visitar de cuando en cuando al presidente Vicente Fox, aunque sólo sea en plan de cuates y de manera discreta, sin registro público. Y esa posición de ventaja deriva de que un candidato se prestigie de la tarea social, no del Gobierno, sino del Estado mexicano.
Nada es ilegal, pero todo construye un proceso inequitativo que causa anemia al año 2006 electoral.
Cuestión de horas y de tamaños. Roberto Madrazo se ha puesto en una línea de colisión con el puntero de la contienda, Felipe Calderón, y está obligado a dar un golpe, el primer gran desplante de su campaña, a la medida de su amenaza de retirarse de la competencia.
Es su hora o su tumba. Cuidado, mucho cuidado, es el mensaje que debe leer la priista Beatriz Paredes, candidata al Gobierno del Distrito Federal. Que un dirigente de la talla, resistencia y gran capacidad de entrega de Jesús Salazar Toledano se haya salido de la coordinación de su campaña, por la nula transparencia en el manejo de los dineros, es muy peligroso: huele a traición de terceros en los que ella confía.
Lástima que así la ex gobernadora frustre su brillante trayectoria.
La monstruosa violación de derechos humanos ocurrida en Atenco, Estado de México, seguida de la indolencia federal y estatal, es una vergüenza nacional. Del gobernador Enrique Peña Nieto, ni hablar, mostró el cobre, como uno más en la feria de las ambiciones personales de poder, esas que pasan sobre lo que sea, como ya se vio en este asunto.
Sale varios días Vicente Fox a Estados Unidos, con el tema migratorio, pero por más que esté atento a lo que decidan esta semana los congresistas estadounidenses, no va a influir en el sentido de la votación de una probable amnistía para indocumentados que se espera esta semana.
El viaje sólo le sumará millas a su registro sexenal, amén del riesgo de que coseche protestas y reproches de la colonia mexicana.
Santiago Creel Miranda tiene una intensa actividad como candidato a senador, a pesar que tiene en la bolsa el escaño plurinominal. Se levantó de la derrota en el proceso interno panista, y se ha puesto a reconstruir su capital político.
Es evidente su meta de dirigir al PAN en la casona de Xicoténcatl.
Esa Selección Nacional de Futbol, la de Ricardo La Volpe; la de Francisco Kikín Fonseca y de Jared Borguetti se fue al Mundial de Alemania 2006, “felipizada”: dejaron saludos en video para aparecer en spots de la campaña de Felipe Calderón.
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