Narra el joven cómo sucedieron los hechos cuando apenas salían de la PGR y un convoy armado ?levantó? a sus amigos.
EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Las cintas de sus zapatos le salvaron la vida. Eduardo Rocha López, de 35 años, es el único sobreviviente de la matanza de cinco torreonenses que aparecieron ejecutados la mañana del 30 de abril, en un poblado del municipio de Petatlán en el estado de Guerrero.
Los laguneros eran comerciantes de bocinas y fueron detenidos por la Policía Municipal durante 24 horas. Al salir de prisión fueron ?levantados? por un convoy fuertemente armado. ?Íbamos caminando por la calle, salimos de la PGR, yo me detuve para abrocharme las cintas de los zapatos y luego llegaron dos camionetas Cheroke como con diez sujetos armados?, dice Eduardo.
El instinto de supervivencia obligó a Eduardo a seguir agachado e incorporarse lentamente junto a un puesto de comida. Los sicarios arribaron en dos camionetas color gris, llevaban rifles R-15 y AK-47, usaron cinchos de plástico para atar las manos de sus víctimas, todos eran jóvenes, de aproximadamente 30 años y andaban vestidos de civiles. Los estaban cazando.
A Eduardo todavía se le quiebra la voz al hablar de sus compañeros, dice que después del ?levantón? lo primero que hizo fue cruzar la calle para llegar a la central camionera y tomó el primer autobús para poner tierra de por medio; el destino era Guadalajara, ahí transbordó y llegó a Torreón la noche del domingo 30 de abril.
?Yo apenas les iba a decir que habían secuestrado a todos y aquí me dijeron que los encontraron muertos?. Eduardo sigue asustado, su piel tiene un tono entre amarillo y cenizo, pide que no le tomen fotografías de frente ni video, teme por su vida. ?Quiero protección para mí y para mi familia?, agrega.
La suerte permitió que Eduardo no acabara con un tiro de gracia, enredado en una cobija, atado con hilaza, luego de ser torturado. José Guadalupe Salazar, de 37 años; Miguel Ángel Huerta Castrellón, de 34 años; Salvador Medina Olivares, de 32 años; José Luis Valenzuela Barrón, de 34 años, Jorge Salas Rodríguez, de 41 años; no corrieron con la misma fortuna.
LA TRAVESÍA
Sobre la travesía que los llevó a encontrarse con la muerte, Eduardo comenta que se dedica a la venta de bocinas para autos y era la primera vez que decidían buscar nuevo mercado en el sur del país, por lo cual trazaron una ruta donde iban ofreciendo su mercancía y un día antes de su detención arbitraria estuvieron en Zihuatanejo, que está a media hora de carretera de Petatlán.
Fue a las 11de la mañana del viernes 28 de abril cuando agentes de la Policía Preventiva Municipal de Petatlán les marcaron el alto a los fuereños que se movilizaban en un vehículo tipo vagoneta con placas de Coahuila. ?Nos dijeron que iban a revisar que la mercancía que vendíamos no fuera robada?, dice Eduardo.
Los comerciantes mostraron sus documentos y un policía los hizo trisas. Les dijeron que iban a estar detenidos mientras los investigaban y también iban a verificar que su vehículo no fuera robado. Sin poder defenderse ante la autoridad municipal fueron remitidos a la cárcel y posteriormente, cerca de la medianoche, turnados a las oficinas de la Procuraduría General de la República (PGR), con sede en Zihuatanejo.
Otra vez apresados, los torreonenses fueron objeto de intimidación y cuestionamientos por hacer valer su derecho a la libertad de tránsito. Un comandante identificado como ?Julio? estableció contacto con la familia de los detenidos: Querían diez mil pesos por cada uno para dejarlos libres.
El sábado pasó y después del mediodía nos dijeron que nos iban a dejar ir a las siete de la noche, pero la verdad fue que salimos hasta las once y media?, asegura Eduardo.
EL HALLAZGO
La mayoría de los familiares de las víctimas se enteraron de la muerte sus seres queridos por medio de la televisión y luego de boca en boca. Eduardo dice que Salvador llamó por teléfono celular a su casa cuando salieron de la cárcel de la PGR e iban caminando por la calle del ?levantón?. El interlocutor escuchó la acción hasta que le fue arrebatado el móvil al lagunero.
Coyuquilla Norte, poblado del municipio de Petatlán, Guerrero, lugar apartado de Dios, se convirtió en el infierno de los laguneros. Hasta con dos tiros de gracia en el cráneo, amordazados, atados de pies y manos, envueltos en cobertores, algunos con evidentes muestras de tortura, así fueron encontrados los cuerpos a las 6:00 horas del domingo 30 de abril.
Para el procurador de Justicia de Guerrero, Eduardo Murueta Urrutia, declaró que la ejecución de los coahuilenses denota la forma de operar del crimen organizado. El secretario de Gobierno de Guerrero reconoció la hipótesis del crimen tipo ?ajuste de cuentas?. Ambos funcionarios afirmaron a medios locales que tenían interés en localizar a la sexta persona.
Eduardo ya no quiere hablar, considera que ya dijo lo suficiente. El joven comerciante verdaderamente teme por su vida, y todavía recuerda la forma en que trataban de explicar a los policías municipales que su negocio era derecho; ahora su deseo es uno: Justicia.
Responde Procuraduría
El testigo de la matanza de cinco comerciantes torreonenses es claro en su dicho: Los ?levantaron? a unos metros de la PGR, los estaban cazando?. Mediante el comunicado 567/06 la dependencia federal asegura que las víctimas abandonaron la prisión 12 hora antes de ser encontrados sin vida.
En relación a la averiguación previa PGR/GRO/Z/52/2006, la Procuraduría General de la República (PGR), precisa que las cinco personas ejecutadas en el poblado de Coyuquilla Norte, municipio de Petatlán, Guerrero, fueron presentadas por elementos de la Policía Municipal de la entidad en la Agencia Única Investigadora en Zihuatanejo, Guerrero, donde permanecieron del 28 de abril a las 23:50 horas hasta el 29 del mismo mes a las 19:00 horas.
Los seis coahuilenses fueron detenidos y como parte de la indagatoria, se ratificó la declaración de Jesús Méndez Méndez, Crisanto Hernández Hernández y Anacleto Flores Valle, policías municipales de Petatlán, adscritos a San Jeronimito, que realizaron la consignación de los comerciantes.
También se dio fe ministerial del vehículo marca Chevrolet tipo vagoneta modelo 1990, color café, placas EZY-1693, del estado de Coahuila; así como de 44 pares de bocinas marca Pionner, dictándose el acuerdo de aseguramiento de estas últimas.
El Ministerio Público de la Federación solicitó la querella correspondiente al administrador de Auditoría de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público con residencia en Lázaro Cárdenas, Michoacán, quien se declaró incompetente. Al respecto se levantó la constancia de que no se logró comunicación con el administrador local Jurídico del puerto para solicitarle la querella. Esto con motivo de que se trató de horas y días inhábiles.
La PGR solicitó a la Procuraduría General de Justicia de Guerrero (PGJG), un informe en relación a los antecedentes de orden de aprehensión o reaprehensión en contra de los presentados, sin que se encontrara ningún registro. Además se solicitaron los antecedentes del vehículo antes señalado, sin que existiera algún reporte de robo.
En la declaración ministerial los presentados -asistidos por el defensor público federal? señalaron que se dedicaban al comercio de bocinas y que el día de los hechos fueron detenidos por elementos de la Policía Preventiva Municipal adscritos a San Jeronimito, perteneciente al municipio de Petatlán; donde se encontraban vendiendo sus bocinas.
Una vez obtenida la clasificación arancelaria, cotización y avalúo de las bocinas aseguradas, se determinó un perjuicio fiscal causado de 462 pesos y al no obtenerse la querella correspondiente se acordó permitir que los presentados se retiraran de las instalaciones de la PGR.
El 30 de abril, a las 8:30 horas, el agente del Ministerio Público de la Federación adscrito a la ciudad de Zihuatanejo, Guerrero, fue notificado que en el poblado de Coyuquilla Norte, municipio de Petatlán, aproximadamente a las 6:00 horas de ese día, habían sido encontradas cinco personas privadas de la vida por arma de fuego, las cuales correspondían a cinco de las seis personas que estuvieron detenidas.
El dos de mayo, a las 02:00 horas se presentaron ante el Ministerio Público del fuero común familiares de los occisos quienes los identificaron. Además, en el caso de Miguel Ángel Huerta Soto, de 21 años, hijo de Miguel Ángel Huerta Castrellón, señaló que por dicho del hijo de Eduardo Rocha López ?sobreviviente- su papá le comentó que observó cuando gente armada los detuvo y se los llevó a bordo de una camioneta blanca.
Por su parte, Marta Angélica Pérez Salazar, de 40 años, hermana de José Guadalupe Salazar, afirmó que habló por teléfono con Salvador Medina Olivares en donde le comentó que habían salido de la cárcel, ya que los habían detenido elementos de la Policía Preventiva Municipal de Petatlán, Guerrero y que volvió a decir ?ahí vienen otra vez?, posiblemente refiriéndose a los que los habían detenido anteriormente, desconociendo quiénes fueron los probables responsables de su muerte.
En tanto que Blanca Patricia Salas Rodríguez, de 36 años de edad, hermana de Jorge Salas Rodríguez, dijo tener conocimiento, por comentarios de José Luis González Puentes, hijastro del único sobreviviente, que habían salido de la cárcel, ya que los habían detenido por vender supuestamente ?fayuca?, o sea, las bocinas.
Asimismo, señaló, antes de que se cortara la llamada dijo que iban saliendo de la cárcel al mismo tiempo que decía ?ahí vienen otra vez y nos vienen siguiendo? y posiblemente se trataba de los mismos elementos quienes anteriormente lo habían detenido.