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México, DF.- Para Cielo Bolaños, una mujer de 54 años, bordar vestidos era sólo un pasatiempo mientras atendía su pequeña tienda de abarrotes en Chiapa de Corzo, Chiapas.
Hace varios años una vecina la invitó a integrarse al primer grupo que la entonces organización no gubernamental (ONG) Compartamos formó en dicha localidad. En esa ocasión sacó un préstamo de 800 pesos para ampliar su tienda, misma que a partir de ese momento tuvo un crecimiento importante. El pago puntual de la deuda le permitió acceder en varias ocasiones al financiamiento. Por varios años Cielo destinó dichos recursos a comprar mercancía para su tienda, hasta que un día un colaborador de Compartamos le aconsejó y orientó para comercializar su pasatiempo.
Actualmente tiene una línea de crédito superior a 18 mil pesos, que distribuye en comprar joyería de oro para su venta, hilos, tela y todos los materiales necesarios para los bordados que entrega por pedido a tiendas de regalos y artesanías.
El intenso trabajo coloca a la institución financiera entre los diez programas de micro finanzas más grandes del mundo y prácticamente en la puerta para de la autorización para funcionar como banco, después de operar por cinco años como sociedad financiera de objeto limitado (Sofol). ?Seremos un banco atípico, no esperaremos que los clientes vengan a nosotros, sino iremos a ellos como siempre lo hemos hecho.
Nos mantendremos orientados al sector de la población con que hemos trabajado por año.
Los productos y servicios que tenemos seguirán vigentes y continuaremos impulsando la capacidad de emprendimiento que tiene la población pobre que vive en las zonas rurales y urbanas de México? declara Carlos Labarthe Costas, director general de Compartamos.
?Los pobres no son pobres porque quieren sino porque no han tenido la capacidad de demostrar lo que son capaces de hacer?, precisa.
Carlos Labarthe Costas, es uno de los jóvenes que hace más de tres lustros formaron una ONG para complementar otros programas sociales destinados a llevar ayuda alimentaría a los habitantes de zonas rurales de los tres estados más pobres (Chispas, Oaxaca y Guerrero).
Sin embargo, se dieron cuenta que una forma de ayudarles sería ense;ándoles a sacar provecho de lo que saben hacer, especialmente a las mujeres a quienes la financiera considera un potencial extraordinario, ?...sólo falta organizarlas?, menciona Labarthe.
Su orientación hacía el sector femenino fue acertado, sus estados financieros son saludables, al cierre de 2005 su cartera vencida representaba 1.3 por ciento de los mil 900 millones de pesos colocados a fin de año.
La causa principal fueron las condiciones climatológicas que afectaron al sureste mexicano, donde la micro financiera tiene colocados un porcentaje importante de créditos; sin tomar en cuenta lo anterior, el año pasado la cartera estuvo entre 0.5 y 0.6 por ciento. La evaluación del riesgo en los préstamos se basa en la formación de los grupos solidarios integrados por vecinos de la región quienes al obtener el préstamo por grupos se comprometen a pagar el dinero en caso de que uno de los miembros falle, en caso de no hacerlo ninguno de los integrantes podrá obtener un crédito después.
El sistema funciona mejor que un buró de crédito, comenta Labarthe los vecinos invitarán a personas que conocen y saben que cumplen con los compromisos que contraen, quienes tienen fama de ser malos pagadores de plano no lo invitan, ellos son el mejor filtro.
Sobre su evolución
La evolución de Compartamos es paulatina; en el año 2000 pasó de ONG a sofol para acceder al financiamiento de los mercados y bancos y al mismo tiempo demostrar que se pueden dar productos y servicios financieros de beneficio social rentables.
De esta manera se ubicó como la primera micro financiera del mundo que emite deuda en el mercado bursátil con garantía propia, logrando ser un intermediario financiero entre los grandes inversionistas y los segmentos populares.
?Como banco el espíritu social seguirá igual, simplemente la camisa es otra; continuaremos prestando dinero a través de grupos solidarios e incluiremos otros servicios como cuentas de ahorro, seguros, recepción de remesas.
Es decir, estamos pidiendo una licencia para poder ofrecer productos desconocidos para muchos mexicanos?, expresó Carlos Danel Cedoya, director general adjunto de Compartamos y uno de los fundadores del proyecto.
Actualmente Compartamos atiende a más de 500 mil clientes y al cierre de 2005 operaba una red de 144 sucursales en 28 estados del país, el monto promedio de sus préstamos es de tres mil 400 pesos. Sus acreditados son, en general, más necesitados que la mayoría de las instituciones micro financieras del mundo, incluyendo América Latina.
De acuerdo con Robert Peck Christien, asesor en jefe del Grupo Consultivo de Ayuda a la Población Pobre (GCAP), los programas sustentables de Latinoamérica tienen préstamos sobresalientes, en promedio, de más de 800 dólares, más del doble de los concedidos por la institución financiera mexicana.
La tasa de interés es de cuatro a cinco por ciento mensual, esto es entre 48 y 60 por ciento anual, que si bien es más alta que del crédito bancario destinado al consumo, resulta una salida muy importante para el 75 por ciento de la Población Económicamente Activa, que no tiene acceso a los préstamos operados por la banca.
