El Siglo de Torreón
Matamoros, Coah.- A pesar de las carencias económicas y los padecimientos físicos, Abraham se ha comprometido a organizar una reliquia a la Virgen de Guadalupe, ?sólo por el deseo de hacerlo?, dice Martha, su madre.
Desde su nacimiento, Abraham Prieto de la Cruz, de 12 años de edad, padece de una enfermedad que le impide respirar y hablar con normalidad, además le ha impedido que su quijada se desarrolle. Vive con sus padres, Martha y José Ricardo, y con su hermano mayor de 16 años.
Su casa, ubicada en la colonia Enrique Martínez y Martínez, una amiga de su madre se las facilitó, ?pues no teníamos dónde vivir?, comenta Martha.
El salario que percibe José Ricardo es poco, así como la beca que recibe Abraham por parte del DIF Matamoros, cada dos meses por la cantidad de 700 pesos.
Estas carencias no han desanimado a Abraham, quien desde hace más de cuatro años ha organizado su rosario a la Virgen, en el cual da a cada uno de sus invitados o quienes se dan cita en su humilde hogar, un pedazo de pan con leche o café negro.
?Ahora el desea hacer algo diferente, quiere hacer una reliquia pero todo depende de cuánto juntemos?, dice su madre, con una sonrisa en su rostro.
Martha comenta que en años anteriores, al igual que ahora, han pedido la cooperación de las personas, ?pero el año pasado sólo sacamos 150 pesos?, dice, pero confía en que esta ocasión todo sea diferente.
Abraham, con dificultad al hablar, comenta que desde el primer día de diciembre, sale acompañado de su madre, a las calles solicitando el apoyo de la gente, con la ilusión de juntar lo suficiente para organizar su reliquia a la Virgen Morena.
?Si nos han ayudado... ojalá y hoy sí podamos hacer su reliquia y su rosario a la Virgen?, menciona el joven de escasos 12 años.
De recaudar lo suficiente, la reliquia no se llevará a cabo el día de hoy, según comentó Martha, su madre, pues Abraham desea que mucha gente acuda a la que él organizará, por lo que pretende hacerla mañana por la mañana.
?Esperamos que no sea la primera, ni la última vez que lo haga...?, dice Martha mientras una pequeña lágrima se desliza por su rostro, misma que limpia al tiempo que deja salir un suspiro, mientras Abraham no borra la sonrisa de su rostro y abraza su bote, en el que ha depositado la ayuda que ha recibido.