Internacional Jeffrey Epstein Chile Israel-Palestina Donald Trump Narcotráfico

Sorprende Pontificado a críticos y aliados

A un año de asumir como Papa, Joseph Ratzinger no ha actuado con la estrictez que muchos anticipaban.

AP

ROMA, ITALIA.- La muerte del Papa Juan Pablo II hace un año -el dos de abril de 2005- dejó a muchos católicos con la impresión de que su Iglesia asumiría una línea aún más estricta y conservadora si el Colegio de Cardenales escogía al favorito, el cardenal Joseph Ratzinger, como el nuevo Pontífice.

Los cardenales efectivamente proclamaron a Ratzinger, que adoptó el nombre de Benedicto XVI.

Pero el nuevo Pontífice alemán, guardián de la ortodoxia doctrinal, no ha actuado con la estrictez que anticipaban muchos fieles.

En cambio, se encontraron con un Papa que dedicó su primera encíclica al amor. No es que Benedicto XVI haya cambiado su posición doctrinal. Por el contrario, ha reafirmado las enseñanzas de la Iglesia en todo, desde la sexualidad hasta la santidad de la vida.

Pero en su primer año como Pontífice, Benedicto XVI ha desconcertado a la izquierda y la derecha con una serie de cambios pequeños pero significativos difíciles de interpretar.

Un ejemplo es su primera encíclica, ?Dios es amor?, una exploración del amor y la caridad enfocado en las distintas manifestaciones del amor -erótico e incondicional- que Benedicto XVI dice se conjugan en el matrimonio entre el hombre y la mujer.

?¿Qué otro Papa en la historia dedicó su principal encíclica al amor erótico??, preguntó el jesuita conservador Joseph Fessio, que conoce al Papa desde la década de los setenta, cuando era estudiante del teólogo alemán.

Por cierto, desde su elección el 19 de abril, Benedicto XVI ha resultado imprevisible. Ha revelado una faceta pastoral y populista que pocos le conocían, como cuando dijo bromeando que se sintió en el patíbulo al caer en cuenta de que sería Pontífice y después al tomar la decisión popular de acelerar el proceso conducente a la eventual santificación de Juan Pablo II.

Tomó algunas decisiones inesperadas al nombrar su primera camada de cardenales con la promoción de un crítico manifiesto de China, el obispo de Hong Kong Joseph Zen, pese a la reciente campaña del Vaticano por restablecer relaciones diplomáticas con Pekín.

Y sorprendió a los católicos de todo el espectro teológico al reunirse con su crítico liberal más duro, Hans Kung, como también con el ex comulgado obispo ultraconservador Bernard Fellay, que dirige un movimiento cismático con sede en Suiza fundado por el arzobispo Marcel Lefebvre, ya fallecido.

?Cuando fue elegido, la izquierda estaba muy preocupada y la derecha estaba encantada y tanto una como la otra pensaba que iba a salir como un espadachín para empezar a limpiar la Iglesia, al modo de un Gran Inquisidor?, comentó el jesuita Thomas Reese, que renunció el año pasado bajo presión de la Iglesia como director de la revista América.

?Por supuesto sorprendió totalmente a la gente debido a su personalidad, que es encantadora; se manifestó como un adorable bávaro en vez de un prusiano autoritario?.

Aparte de su faceta pública, las pocas pero decisivas medidas de Benedicto XVI también sorprendieron a los observadores de la jerarquía eclesiástica.

Una de las medidas del Pontífice dentro del Vaticano que ha suscitado interrogantes, particularmente en la derecha, fue la designación del cardenal William Levada como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe causó ?desconcierto generalizado? entre los conservadores, escribió el mes pasado el religioso Richard John Neuhaus, director de la revista conservadora First Things.

Levada, dijo, no predicó efectivamente la doctrina de la Iglesia sobre la homosexualidad durante su gestión como arzobispo de San Francisco.

Neuhaus dijo que Benedicto XVI enfrenta ahora ?una prueba decisiva? por la manera en que optó por enfrentar las objeciones de los liberales sobre el primer documento importante de su Pontificado, una instrucción que de hecho prohíbe a los homosexuales abrazar el sacerdocio.

¿Poca atención a Latinoamérica?

Un santo, un cardenal y un par de advertencias fueron los únicos signos visibles de la aparente escasa preocupación que ha prestado el Papa Benedicto XVI a Latinoamérica al cumplirse un año de su Pontificado.

El santo es el sacerdote jesuita chileno Alberto Hurtado Cruchaga que dedicó su vida a ayudar a los pobres -canonizado en octubre- y el purpurado es el arzobispo de Caracas, monseñor Jorge Liberato Urosa Savino, elevado a cardenal a finales de marzo.

Las advertencias contra el aborto, formas alternativas del matrimonio, la manipulación de las células embrionarias y las desviaciones de la fidelidad a las autoridades eclesiásticas fueron formuladas a lo largo del año en mensajes papales a reuniones de religiosos y laicos en Latinoamérica, como también en ocasión de celebrarse los 50 años del Consejo del Episcopado Latinoamericano (Celam).

La única manifestación palpable de interés de Benedicto XVI por el continente que alberga a la mitad de los católicos en el mundo fue su decisión personal de efectuar en mayo del año próximo en Brasil la Quinta Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y confirmar que estará presente.

Juan Pablo II, que proclamó Latinoamérica como el ?continente de la esperanza?, visitó todos los países latinoamericanos en 18 viajes e inauguró las dos grandes reuniones continentales que sesionaron durante su Pontificado. El primero de su poco más de centenar de viajes por el mundo fue a la República Dominicana y México.

Leer más de Internacional

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Internacional

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 208454

elsiglo.mx