Campo de batalla| Dan Sifuentes, un lagunero en la guerra contra Irak
En su tiempo libre, gusta de andar en la motocicleta y ver los partidos del Santos por televisión
EL SIGLO DE TORREÓN
GÓMEZ PALACIO, DGO.- El miedo es un sentimiento no permitido en el campo de batalla, dice Dan Sifuentes, lagunero que forma parte de las filas de la armada norteamericana en Irak. La guerra no le ha dejado heridas aún, tampoco pesadillas: ?piensas en pelear por tu país, cumplir tu deber, terminar con los terroristas?.
En su tiempo libre, gusta de andar en la motocicleta, ver los partidos del Santos por televisión y jugar en la computadora, pero en cuanto viste su uniforme de la armada estadounidense, su pensamiento se concentra en terminar con el terrorismo.
Dan Sifuentes Gómez nació en Torreón hace 20 años, su familia radica en Gómez Palacio, en la colonia Sacramento. Tenía ocho años cuando sus padres se mudaron a Estados Unidos, por lo que habla igual inglés que español.
Recuerda que se enlistó desde que cumplió 17 años, no pasó un mes cuando ya había firmado. Apenas cumplió 18 años lo mandaron llamar y comenzó su entrenamiento. Su hermano, Alfonso, había entrado dos años antes y quería seguir sus pasos.
En la Iglesia Bautista Bíblica de la Gracia, ubicada en la colonia Sacramento, de Gómez Palacio, y acompañados de su padre, permanecen sentados los dos hermanos, mientras el joven platica su historia. Visten orgullosos el uniforme de la armada, a donde entraron apenas terminaron la preparatoria.
Alfonso no está de acuerdo con las entrevistas, por lo que decide retirarse de la habitación. Considera que ello representa un riesgo para su familia y prefiere no exponerla, por lo que opta por no hablar y mejor se va.
La base de Dan está en Carolina del Norte, donde recibe el entrenamiento que requieren para las posibles batallas que debe lidiar una vez que llega a suelo iraquí: ?sí... me gusta... está bien feo a veces pero también hay cosas buenas?.
Los hermanos Sifuentes Gómez participaron en la guerra de Irak. Cuando tienen que partir, su familia está al pendiente de cada movimiento de la armada por la televisión. Pese a los comentarios que escuchan sobre las incongruencias de la guerra y la violencia de las armas, Dan y Alfonso están convencidos de que su ingreso al Ejército es un bien.
Dan estuvo siete meses en Irak. Recuerda que llegó a Fallujah, una ciudad que, asegura, era controlada por terroristas: ?antes de que atacaramos, le dijimos a las gentes inocentes que se salieran, todos salieron y cuando entramos, atacamos primero el hospital, donde recibían la atención los terroristas y pasamos toda la noche sin dormir?.
El joven de 20 años reconoce que su labor requiere de un gran desgaste tanto físico como emocional, sobre todo para sus padres. Cuando están lejos, un número 1-800 es la forma de que la familia Sifuentes se informe de cómo están los muchachos.
Dan refiere que en Fallujah recibieron un fuerte ataque de los terroristas iraquíes, pero no podían moverse del hospital, por lo que tuvieron que aguantar por cuatro horas. Al cuestionarle si sentía miedo, el chico deja escapar una sonrisa: ?pos si, ¿quién no tiene miedo cuando te andan tirando??.
Sin embargo, explica que, en el campo de batalla, el miedo es un sentimiento que no está permitido y su mente se concentra en lo que tiene que hacer, como se lo han enseñado a lo largo de meses que ha recibido de entrenamiento en la armada norteamericana.
?Tienes miedo después, cuando tienes tiempo de pensarlo, te sientas y ahí ya te anda, pero ni piensas... cuando está toda la balacera no puedes pensar en el miedo, tienes que concentrarte en lo que tienes que hacer, en dónde tienes que estar?.
El pensamiento de Dan en la batalla se concentra en los Estados Unidos. Confiesa que su primer impulso es su familia, pero enseguida se encuentra su deber de proteger al país que lo alberga desde hace 12 años.
Con su rostro aún infantil, el muchacho relata que su trabajo consiste en destruir tanques con misiles desde un vehículo, pero como ya no quedan tanques, está en control de una ametralladora, encargado de patrullar las calles.
Dentro de dos meses regresa a Irak. El joven lagunero, santista de corazón, no puede revelar a qué ciudad tendrá que trasladarse en esta ocasión, pero se muestra entusiasmado por la oportunidad de ir a cumplir con un deber del cual está totalmente convencido.
?La gente no sabe lo que pasa en la batalla, lo único que la gente entiende es lo que le dicen en la tele, pero lo que muestran las noticias no es todo, son las puras cosas malas que pasan?, manifiesta, ?no hablan de que andamos pasando balones de futbol para los niños y otros días vamos a pueblos a buscar enfermos y a darles de comer, eso no lo dicen?.
Para Dan, su trabajo lleva múltiples satisfacciones, desde el conocimiento de que cumple con lo que considera es su deber como ciudadano, pero sobre todo, ayudar: ?se siente chido cuando le das una botella de agua a un niño, la sonrisa, se siente muy bien?.
Una satisfacción
La mayor satisfacción que Dan Sifuentes ha tenido en su experiencia de la guerra se resume a una ocasión en que su pelotón visitó un pequeño pueblo y encontró a una niña que había recibido un balazo en un pie, cuando su padre limpiaba su metralleta.
?Ayudamos a la niña, la llevamos a la base para que recibiera atención y se puso bien?, comenta el joven, ?no le salvamos la vida pero el doctor dijo que si hubiera durado más tiempo así le hubieran tenido que amputar toda la pierna?.
Sus medallas y condecoraciones hablan de valor, entrega y lucha contra el terrorismo. El joven dice que sólo hacía su trabajo. En su visita al municipio de Gómez Palacio, las autoridades le obsequiaron un Centenario como recuerdo por los 100 años que recién cumplió la ciudad donde radica su familia.
FRASE
La televisión
?La gente no sabe lo que pasa en la batalla, lo único que la gente entiende es lo que le dicen en la tele, pero lo que muestran las noticias no es todo, son las puras cosas malas que pasan, no hablan de que andamos pasando balones de futbol para los niños y otros días vamos a los pueblos a buscar enfermos y a darles de comer, eso no lo dicen?.
Dan Sifuentes,
soldado lagunero