El Siglo Durango
NOMBRE DE DIOS, DGO.- Sin conocer técnicas de dibujo ni pintura María Joaquina Pérez, viuda de Guzmán, en su humilde vivienda plasma con lápices de madera y acuarelas su arte, producto de su admiración por la naturaleza y el ser humano.
La artista empírica, quien cuenta con 70 años de edad, platica con orgullo que sus obras han sido compradas por gente de California y Kansas, Estados Unidos, además de Torreón, Coahuila, a pesar de que nunca han promocionado su talento.
Nació y ha vivido toda su vida en Nombre de Dios, tierra donde también nacieron sus padres y donde dice pasará sus últimos días, pues se siente dichosa de haber nacido en esta tierra favorecida por la naturaleza y bendita por Dios.
Hay muy poca gente en Nombre de Dios que sabe de la habilidad de Joaquina, son pocas las personas que pueden dar información sobre como encontrar a ?la mujer que pinta?, sin embargo, quienes buscan el arte han logrado llegar hasta su pequeña residencia.
A pesar de las siete décadas que lleva a cuestas, doña Joaquina, como se le conoce en el vecindario no aparenta ser una anciana. Su porte es de una mujer de experiencia, observadora y analítica; tal parece que al platicar con ella, buscara el perfil para dibujar un retrato.
Un poco desconfiada ante la llegada de desconocidos a su hogar, aún así Joaquina Pérez, no duda en ofrecer el paso a su sencilla vivienda en donde se encuentra acompañada por la única hija que tiene viviendo con ella y una vecina.
Madre de diez hijos de los cuales nueves se encuentran trabajando en Estados Unidos y viuda desde hace seis años, manifiesta que se sostiene de los que sus herederos le envían, aunque en ocasiones se ayuda con la venta de sus cuadros.
Por 17 años sirvió en la sacristanía en el Templo de San Pedro apóstol, en donde además hacia la comida del padre y algunas labores de limpieza, no obstante desde hace ocho años ya no pudo ejercer este servicio que hacía con devoción, según comentó.
Dijo ser una fiel devota de San Francisco de Asís y admiradora del servicio eclesiástico, motivo por el cual ha pintado a algunos padres que han estado al frente de dicha iglesia, incluso, aunque maltratado, tenía un cuadro del actual párroco Apolinar Ordaz Arredondo.
?Me gusta dibujar o pintar a la gente porque disfruto percibir su esencia y sentimientos, aunque disfruto mucho pintando las flores y paisajes de la naturaleza, siempre y cuando haya tiempo para hacerlo?.
Desde los años más tempranos de su infancia, recuerda que le gusta dibujar, pues hasta en la arena que se encuentra a la orilla del río de Nombre de Dios se ponía a dibujar lo que tenía al frente, hasta que con el paso del tiempo le dio por hacerlo a lápiz y hasta con pinturas.
SIN CAMBIOS RELEVANTES
Nombre de Dios no ha cambiado mucho en los 70 años que tiene de vida María Joaquina Pérez, según comentó al parecer sólo se hace más viejo, pues las nuevas generaciones se van a los Estados Unidos a trabajar, apenas tienen la edad para hacerlo.
?Desafortunadamente, muy poca gente tiene interés en el desarrollo de este hermoso pueblo, hay tantas cosas que se pueden aprovechar y sin embargo todo sigue igual, como el fomento al turismo, pues aunque se ha tenido promoción ha sido poca?.
?Todos mis hijos han ido a trabajar al extranjero ante la falta de oportunidades que encuentran aquí, solamente una hija regresó y por cuestiones de salud, pero lamentablemente todos tienen por entendido que aquí no pueden sostener a sus familias?.
?Gobiernos van y gobiernos vienen y de los presidentes municipales siempre se va hablar, pero lo que falta aquí es que todos pongamos un poco o mucho más de nuestra parte para hacer que Nombre de Dios progrese aunque sea a paso lento? comentó doña Joaquina.
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Difunde su talento
María Joaquina Pérez, viuda de Guzmán, residente de la casa marcada con el número 603 de la calle Francisco Zarco, de la cabecera de Nombre de Dios, es una mujer llena de inquietudes y motivos para vivir según lo manifestó.
Hace poco tiempo, el museo de la localidad le ofreció montar una exposición de su arte, para homenajear y destacar su incursión en una actividad a la que poca gente se atreve a participar, sobre todo de forma empírica.
No obstante, dijo tener dudas de aceptar la propuesta, pues aunque le gustaría mucho exhibir sus dibujos y pinturas, dice que no tiene los recursos para comprar cuadros y demás material que requiere una exposición.
Y es que según indicó, vende cada una de sus cuadros en 100 pesos, pues ante la necesidad no se puede dar el lujo de pedir más dinero, además ella se da por bien pagada sabiendo que su arte rebasa las fronteras.
Dijo que la obra de la cual se siente más orgullosa es una pintura de la Virgen de Guadalupe que se encuentra en un templo católico de Los Ángeles, California en Estados Unidos, pues además de darle emoción el hecho de que su arte se exhiba fuera del país, siente que es una bendición y privilegio hacer este tipo de arte.
La entrevistada confesó que aunque toda su vida a tenido una gran pasión por el dibujo y la pintura, más que otra cosa le hubiera gustado estudiar medicina, pues siente una gran necesidad de ayudar a la gente enferma.
?Me gustaría haber podido ejercer la profesión de médico, para ayudar a tanta gente enferma que he conocido en mi vida, no obstante, agradezco a Dios por la oportunidad que me ha dado de ser útil en esta vida de muchas otras manera?, concluyó.