La historia de la caries discurre paralelamente a muchos cambios ocurridos con el tiempo en la práctica de la odontología. Así estudios antropológicos han confirmado la escasez relativa de casos de caries antes del inicio de este milenio, cuando aún no se disponía de azúcares simples y la odontología era prácticamente inexistente.
Durante los 500 años siguientes, la incidencia de la caries fue aumentando a medida que se introdujeron los azúcares en la dieta. Con el establecimiento de las plantaciones de azúcar en el nuevo mundo a principios del siglo XVIII, y con la posterior proliferación en Europa del azúcar de remolacha durante el siglo XIX, apareció una pandemia de caries que aún persiste en la actualidad y que se caracteriza porque la población continúa consumiendo ciertos monosacáridos y disacáridos (sobre todo sacarosa) aunque antiguamente la presencia de caries en un diente se consideraba un signo de gangrena y el único tratamiento disponible era la extracción de la pieza enferma, durante el siglo XIX se introdujeron ya las técnicas de desbridamiento de la caries y la restauración.
El papel protector del flúor frente a la caries dental fue descubierto hasta mediados de los años treinta, cuando se demostró que los niños que bebían aguas fluoradas presentaban muchas menos cavidades que los que bebían agua procedente de suministros con bajo contenido en flúor.
Las pastas desnitrificas fluoradas se introdujeron en 1955 y ofrecen una importante protección adicional.
Sin embargo, a pesar de la reducción espectacular de las tasas de caries dental durante la última mitad del siglo XX y el aumento simultáneo de la importancia de la odontología preventiva, LA CARIES sigue afectando aún a un porcentaje muy importante de la población.
Algunos estudios nos manifiestan que el 45.3 por ciento de los niños y adolescentes del grupo de 5-17 años presentaban dientes con caries. 93.8 por ciento de los adultos presentaban signos de caries coronal tanto antigua como presente. En las personas de 55-64 años, un 38.2 por ciento presentaba dientes cariados y superficies radiculares con obturaciones, esta incidencia aumentó a un 47 por ciento en los adultos de 65-74 años por lo tanto el control de la caries tiene una importancia capital en odontología y que sin duda continuará teniéndola en un futuro inmediato.
El papel de la odontología en el control de la caries dental en el siglo XXI para eliminar la enfermedad en la población general ?Existe mucho camino por recorrer?. Se considera que dispondremos de las herramientas necesarias para mejorar el diagnóstico y tratamiento de las lesiones de caries en fase precoz, junto a grandes progresos en productos como pastas dentífricas, colutorios y los chicles terapéuticos, los odontólogos también dispondrán de productos remineralizadores que podrán aplicar en la consulta o bien prescribirlos para que el paciente los utilice en su domicilio.
A pesar de todo; el diagnóstico, las intervenciones preventivas, los tratamientos de remineralización conservadores y de todos los avances tecnológicos que hoy podamos tener a nuestro alcance para brindar una mejor odontología en la prevención de las enfermedades de la boca y ya no sólo de la caries, sigue siendo necesario que el paciente acuda de forma regular a la consulta del odontólogo.
Independiente de los avances tecnológicos y/o la modernidad a la que estamos sujetos los dentistas o de si hay la cultura de salud en la población. Debemos considerar además la economía, como un factor importante que pone al alcance de todos la odontología acorde a la ?modernidad del siglo XXI?. Esto, hace necesario una reflexión de donde estamos ante el porcentaje real de la población general que recibe atención dental, de si está al alcance de todos y/o del cómo se observa este panorama de salud en otros países. Estamos dependientes a la economía de este país, a la riqueza del mismo, a la aplicación de los programas y a la distribución de los recursos para que eleve el ingreso económico familiar. Dependemos de si contamos con aseguransas o del nivel de servicio dental que brindan las instituciones de tipo social, etc.
Es de llamar la atención el contraste que hay en la población y los diversos niveles de atención odontológica, aunque profesionalmente muchos tengamos un consultorio donde podamos brindar un servicio a la vanguardia y acorde al siglo XXI. Es sin embargo que hoy como en el siglo XVIII y XIX, podamos observar a una población que presenta tanta enfermedad como entonces y el tratamiento al igual sigue siendo la mutilación.
Independiente al factor económico. La cultura de prevención desde la niñez es el camino recomendable, además de disminuir la ingesta de azúcares, realizar una higiene escrupulosa y frecuente para evitar que éstos sean factor para activar la caries o un mayor desarrollo de bacterias lo que genera las enfermedades. Visite de manera regular a su dentista y no espere a que pasen los años o que los problemas le ganen y/o el dolor lo motive.