Colegio de Cirujanos Dentistas de La Laguna A.C
La cosmética se refiere específicamente al cuidado del cuerpo y a las técnicas destinadas a embellecerlo. La relación que existe entre este concepto y nuestra profesión es muy íntima y estrecha.
El hecho de embellecer una parte del cuerpo, concretamente la boca, a través de la modificación, reestructuración o rehabilitación de los dientes resultan ciertamente difícil y complejo. No sólo por el desarrollo de la parte técnica del trabajo, sino por las condicionantes psicológicas de los pacientes, que si no los tenemos en cuenta o no los sabemos interpretar el trabajo estará desde el principio destinado al fracaso.
La responsabilidad de realizar un trabajo orientado hacia la cosmética es tal que está en nuestras manos que el paciente se despoje de sus complejos y recobre la seguridad en sí mismo al sonreír, hablar, en su vida familiar y social, o lo podemos sumir en la más profunda de las depresiones si no cumplimos con sus expectativas, porque una vez acabado el trabajo hay difícil marcha atrás y el paciente tiene que pasar por un largo proceso de autoconvencimiento de que lo que lleva ahora en su boca es lo que siempre ha querido tener, o tener que cambiar de profesionales con todo el perjuicio que esto implica. Y éstos, lamentablemente, no son aislados.
Pretendiendo describirle una situación, imagine sus dientes de un color o forma que visiblemente resulta antiestético y que para mejorar se le recomienda colocar fundas o coronas de porcelana o cerámica. Es fácil pensar que una persona con este problema esté dispuesta y totalmente convencida de querer cambiar su aspecto. Sin embargo, no es así. Es muy difícil que podamos imaginar las dudas, los miedos, la incertidumbre que siente una persona que desconoce o bien, sabe que para cambiar su imagen primero hay que destruir en parte sus piezas dentales, que tengan el aspecto que tengan, son parte integrante de su cuerpo. El tallado o rebajar un diente resulta una mutilación que acabará transformándose en un muñón que rara vez los pacientes quieren ver en el espejo. Es un paso del tratamiento que prefieren ignorar con la esperanza puesta en el final. Un final que puede ser feliz si nos sensibilizamos con su problema y no lo vemos simplemente como un modelo de trabajo que tan importante es, como el estar en todo momento en contacto estrecho con el paciente.
La naturalidad la vamos a lograr poniendo cada cosa en su sitio, trabajando en conjunto con el personal de laboratorio debemos hacer dientes que correspondan a cada caso muchas veces caemos en estereotipos de que las formas de los dientes correspondan con el físico o con la forma de la cara de las personas; más bien corresponde a la personalidad, los labios, la forma de la boca, sus expresiones, sus gestos, etc.
La cosmética dental no la basamos en un tratamiento encasillados a un solo criterio, es necesario valorar los problemas de manera personal lo cual nos representa considerar alternativas para cada quien. Por ello es indispensable establecer una evaluación detallada, considere necesario el tiempo que se tome para obtener información que además de lo aparente debemos evaluar otros problemas. Por ejemplo los de encías o periodontales que suelen pasar inadvertidos o restársele importancia y si no lo resolvemos antes que lo estético ponemos en riesgo lo colocado sobre sus dientes. La salud del hueso y de la encía debe certificarse, la especialidad de periodoncia prevee y determina las condiciones para ofrecer una mejor odontología restauradora o cosmética.
