El Siglo de Torreón
TORREÓN, COAH.- Fue más de lo que cualquiera hubiera esperado. Una escenografía colorida y perfectamente realizada, vestuarios de primer nivel y unas voces, que aunque no son las mejores del mundo, sí sorprendieron por sus alcances, coordinación, y entonación.
Y no es que el musical Violinista en el Tejado haya sido perfecto, no, tuvo sus detalles pues algunos de los participantes dejaron de manifiesto que todavía les falta más en cuestión de actuación y en algunas ocasiones tuvieron diversas fallas al estar cantando; esto sin contar que más de una vez resultó molesto el ruido que producían los micrófonos; sin embargo el montaje dirigido y producido por Juan José Carrillo fue de excelente nivel y demostró que en La Laguna hay mucho talento y profesionalismo.
Ayer, en funciones de 6:00 y 8:30 de la noche, los integrantes de la Compañía Senior, chicos de 16 a 24 años que pertenecen a la Academia Talentos, dejaron alma y corazón en el escenario del Teatro Isauro Martínez, especialmente Rodolfo Escalera, quien le dio vida a Teyve.
La gente que se dio cita quedó satisfecha con las coreografías, dicho sea de paso bien realizadas, y con el desempeño de los muchachos, quienes cantaron en vivo durante la hora con 45 minutos que duró el montaje.
El violinista en el tejado narra la vida de un pobre lechero y su familia judía que residen en un pequeño pueblo ruso llamado Anatevka. La comunidad judía que allí vive se rige por las tradiciones propias que obliga a cada tipo de persona a dedicarse a unas tareas. Son las tradiciones las que obligan, por ejemplo, a que los matrimonios sean promovidos por una casamentera, aunque decididos por el cabeza de familia. Pero, ¿qué pasa cuando las tradiciones se rompen, y las hijas se oponen a un matrimonio arreglado, y por el contrario, desafían a sus padres para casarse por amor?
Los papeles principales estuvieron a cargo de Rodolfo Escalera como Teyve, y Elizabeth Gómez como la esposa. Carla Castellanos fue Tzeitel, Carla Atilano encarno a Hodel y Érika de la Fuente a Chava, las tres hijas que desafiaron las tradiciones. Ángel Zermeño, Jonathan Ruiz y Salvador Serna personificaron a los novios de éstas.
Al final, además de ver el desempeño de los chicos, los asistentes también hicieron suyo el mensaje de la obra donde se destacan los valores familiares, y sobre todo el amor.
