REUTERS
TEGUCIGALPA, HONDURAS.- El presidente de Honduras, Ricardo Maduro, dijo ayer que suspendió al director de la principal cárcel del país después de una reyerta en la que murieron 13 reos, y urgió a acelerar la investigación del episodio que puso en evidencia la inseguridad del sistema carcelario.
La Penitenciaría Nacional (PN), la de más alta seguridad en Honduras, fue escenario el jueves de una trifulca por pugnas de poder entre reos con pistolas, cuchillos y machetes.
Además de los muertos, un interno resultó herido.
Después de la matanza en el área conocida como Casa Blanca, donde se alojan a los internos de mayor peligrosidad, el mandatario además anunció la destitución del jefe de Seguridad.
“Procederemos de inmediato a suspender al director de la Penitenciaría Nacional y a destituir al jefe de Seguridad Interna del centro y además solicitaremos a la fiscalía que avance a la mayor brevedad posible a investigar y a formular las acusaciones correspondientes”, dijo el mandatario Ricardo Maduro, en una conferencia de prensa.
Jueces y fiscales iniciaron investigaciones en el presidio, donde ayer viernes había un clima de tranquilidad, tomando declaraciones a funcionarios y oficiales del penal, mientras decenas de familiares de los reos fallecidos esperaban impacientes en la morgue de Tegucigalpa la entrega de cuerpos.
“No hay ninguna duda que esto fue algo preparado. No fue algo al azar que surgió de repente, fue algo planificado y bien meditado”, dijo el subjefe de medicina forense del Ministerio Público, Arturo Álvarez.
De acuerdo al funcionario, varios de los asesinados fueron rematados a puñaladas.
En Casa Blanca fueron descubiertas dos granadas de fragmentación y dos pistolas, una de ellas de uso oficial de la Policía que custodia los penales, que presuntamente fueron utilizadas en la matanza, dijo el portavoz de la Policía de Honduras, Gustavo Fajardo.
La dirigente humanitaria y líder del Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos en Honduras, Berta Oliva, dijo que existe una “actitud tolerante y cómplice” en los crímenes al permitirse el ingreso de armas a los centros penales.