Algunos investigadores auguran que para 2010, el 40 por ciento de las personas que laboran podrían estar bajo un esquema de trabajo a distancia, lo que quizá hoy se antoja casi imposible. Sin embargo, el teletrabajo cada día toma fuerza como una opción en el manejo del tiempo y el espacio de las ocupaciones organizacionales.
Hace unos dos o tres años, un ex alumno llegó a visitarme a mi cubículo. Había llegado recientemente de Montreal, Canadá. Consiguió un permiso de trabajo en la embajada para explorar en ese país la posibilidad de un empleo dentro de su profesión: la comunicación. Comenzó su búsqueda y después de algún tiempo, lo llamaron de una de las empresas más importantes a nivel mundial –Subtitler— que se dedica a la traducción y subtitulaje de películas y series norteamericanas que se transmiten por televisión y cine; además, sus títulos se venden en DVD. Después de un periodo de capacitación, le dijeron que podría hacer el trabajo desde su casa. Así fue como regresó a Torreón. Desde entonces, Rodrigo Medina, productor de video, dedica unas horas de trabajo a este empleo. El esquema a distancia permite que un mismo material sea enviado, revisado y cotejado en un solo día de Montreal a Torreón y de Torreón a la India, por poner un ejemplo. Este formato, como se imaginarán, tiene ventajas, pero también puede generar situaciones conflictivas.
Algunas de las ventajas están vinculadas a las mejoras en la competitividad y productividad, dado que el trabajo no se mide en horas sino por proyectos; aunque para lograrlo, las empresas tengan que invertir en la formación de sus trabajadores para el uso de las tecnologías de información y comunicación, así como en la adaptación de los equipos. Se han reportado estudios en que los teletrabajadores incluso dedican más tiempo al trabajo, por el que se ahorran en transporte (¿cuántas horas pierden los trabajadores de la Ciudad de México en trasladarse de su casa al trabajo? De hecho, aquí mismo ya comienza a ser un problema). Por otro lado, como ya apuntamos, se reducen los gastos y necesidades de espacio en las oficinas. Habrá empleados que se aparezcan de vez en cuando para recibir instrucciones o tener alguna reunión en un espacio, pero en otros casos, sólo medie la relación por correos, chats y foros. También se presentan beneficios para los trabajadores: las madres de familia con niños pequeños, pueden combinar su trabajo con la vida cotidiana; se ofrecen posibilidades para las personas de edad avanzada que cuentan con una vasta experiencia, pero que ya nadie contrata; los discapacitados, que no cuentan con la movilidad adecuada para salir a trabajar, pueden encontrar formas creativas de laborar por Internet. En este sentido, hace un año la Confederación Española de Economía Social (CEPES) realizó un congreso en el que determinaron la urgencia en España para insertar en el mercado laboral a sectores que la economía no absorbe y que pudieran hacerlo mediante el teletrabajo, especialmente los discapacitados y los desempleados que desarrollaron habilidades de informática o cultura del trabajo a distancia.
El teletrabajo también puede mejorar la calidad de vida de las personas al dar la posibilidad de retirarse a vivir en espacios más tranquilos, lejos de la vida urbana, así como arraigar a quienes provienen de lugares que aparentemente no ofrecen muchas posibilidades y de quedarse en su zona de pertenencia.
Quizá uno de los aspectos más provechosos del teletrabajo, es la posibilidad de mejorar el entorno ecológico por la disminución de los desplazamientos diarios hacia los centros laborales y la no-utilización del papel.
¿Cuáles serían las desventajas? Una primera cuestión que se apunta, es la dificultad de trabajar de manera aislada, lo cual puede generar una cierta tensión; otro es el conflicto de separar los espacios y tiempos de trabajo, de la vida cotidiana y de reposo; esto puede provocar distracciones del trabajador frente a sus obligaciones, aunque también algunos estudios reportan el problema de adicción al trabajo, cuando no existen tiempos establecidos para realizarlo. El aspecto de la legislación laboral del trabajo a distancia se está debatiendo apenas: al parecer ha sido un mecanismo de las empresas para deshacerse de trabajadores de planta y convertirlos en personal pagado por honorarios con las mínimas prestaciones.
A pesar de los posibles inconvenientes, hoy en día, según se cita en la investigación de Lorena Salinas, 2.8 millones de japoneses trabajan desde casa; también lo hacen 28 millones de teletrabajadores en Estados Unidos y 17.4 millones en América Latina.
Los analistas piensan que en México el teletrabajo avanzará a paso lento. En gran medida por la dificultad que existe en nuestro país de trabajar por resultados y por la desconfianza que genera esta dinámica laboral. Otro elemento es la necesidad cultural de trabajar en grupo y no bajo condiciones de aislamiento. Sin embargo, algunas empresas grandes han comenzado su implementación: por ejemplo, en IBM México, el 20 por ciento de su planta laboral (1,800) ya trabaja desde su casa y además el 40 por ciento tiene horarios flexibles con un impacto positivo. Según un estudio realizado por esta empresa, el 80 por ciento de las razones de bienestar laboral está ligado a la flexibilidad en el trabajo. Otras empresas que reportan teletrabajadores en nuestro país son: General Motors, Chrysler, HP, Oracle y Nortel.
El teletrabajo tendrá que ponerse a discusión en México en los próximos años: apenas hemos revisado algunas ventajas y desventajas de este nuevo esquema laboral. Mientras tanto, disfrutemos de alguna de las nuevas series norteamericanas que han sido traducidas y subtituladas a distancia por un coterráneo nuestro.
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