EL PAÍS
PARÍS, FRANCIA.- Cuando está a punto de cumplirse un año del incidente que desencadenó la ola de violencia que durante casi un mes incendió, literalmente, los conflictivos suburbios de las grandes ciudades de Francia, las autoridades temen que la conmemoración reavive las brasas.
?La mayoría de las condiciones que llevaron, hace un año, al estallido de violencia colectiva en una gran parte del territorio metropolitano siguen estando presentes?, asegura una nota de los servicios de información de la Policía redactada el pasado 11 de octubre y publicada ayer por Le Figaro.
La noche del 27 de octubre de 2005, en el barrio de la Chêne Pointu, en la localidad de Clichy-sous-Bois, situada en el departamento de Seine-Saint-Denis, al norte de París, morían electrocutados dos adolescentes que se habían escondido en un transformador para huir de la Policía.
Durante las siguientes semanas, los jóvenes de las barriadas salieron cada noche a la calle y prendieron fuego a miles de coches. Las imágenes del fuego dieron la vuelta al mundo. Hubo siete mil detenidos y los daños materiales se contaron por cientos de millones de euros.
Un año después, la situación no ha cambiado demasiado. De hecho, ni siquiera puede hablarse de que se haya producido una tregua. Si a lo largo de 2005 ardieron en Francia 45 mil 588 coches, durante los seis primeros meses de 2006 han sido 21 mil 013 los vehículos calcinados; básicamente se ha mantenido el promedio. Y según el Observatorio Nacional de la Delincuencia -OND-, entre octubre de 2005 y septiembre de 2006 los actos de violencia contra las personas aumentaron en Francia un 6.23 por ciento.
Pero si el año pasado los actos de vandalismo eran espontáneos, y sus autores actuaban entre las sombras, desapareciendo cuando llegaban la Policía o los Bomberos, ahora las agresiones son ?estructuradas, destinadas a atentar contra una de las últimas representantes institucionales presentes en esos sectores: la Policía?, explica el citado informe.
El hecho de que Francia se encuentre ya, prácticamente, en precampaña electoral, complica aún más las cosas. El candidato socialista a la presidencia Dominique Strauss-Khan, cuya circunscripción es precisamente Seine-Saint-Denis, reconoció ayer que hay una ?gran tensión? en las barriadas y pidió ?que no se envenene el problema en nombre de la campaña electoral?. El ex ministro del Interior socialista, Jean Pierre Chevenement, fue más directo y acusó al ministro del Interior, Nicolás Sarkozy de ?hacer subir la presión? en busca de un beneficio electoral.